Desde hace
varios años, el régimen que nos gobierna, con el 54% como pretexto todoterreno,
está en dura campaña contra toda voz que ose contradecir al discurso único.
Claro
que no son tiempos, aún, de métodos de pelea dictatoriales al estilo castrista,
ni siquiera de prepotentes modos avasallantes como los chavistas, pero sí el
gobierno de los Kirchner decidió desde hace tiempo como método de persuasión
para aunar o acallar voces disidentes, manejar aviesamente la pauta
publicitaria estatal, y endulzar así con billetes de publicidad a las voces
amigas: Yo te pago y tú te callas.
También
eligió la cadena nacional como método para descalificar a la prensa que los critica,
y endiosar a los que presentan al modelo kirchnerista como la refundación
nacional definitiva de la Argentina.
Uno
nunca se acostumbra, a pesar de vivirlo semanalmente, a que una presidenta
utilice la cadena nacional para encarnizar su discurso contra un periodista, contra
un medio, o contra un “jubilado amarrete” que quiso regalarle 5 dólares a su
nieto, y no pudo debido a las órdenes de una política económica y monetaria que
cambia de rumbo cada 5 días.
Que
el ojo mediocre se haya acostumbrado a que un canciller o un secretario de
estado viajen por el mundo con un cotillón especialmente provocador que dice:
“Clarín miente”, no quiere decir que en el fondo, no nos demos cuenta de que el
gobierno acosa desde su lugar privilegiado de poder, a un medio y sus empleados,
con el fin de amedrantar voluntades. O de conseguir algo más de fondo… que
evidentemente la mayoría de nosotros desconocemos.
Tal
vez algún día nos enteremos a ciencia cierta qué tan de fondo es la pelea entre
el gobierno kirchnerista y grupo Clarín, y a qué se debe un encarnizamiento
semejante.
Sí
sabemos que durante varios años, estando en el gobierno Néstor Kichner, los K y
Clarín acudían a diario al mismo altar. Asistían a la misma misa, y comulgaban
bajo el mismo credo. Hasta que un día la relación hizo un click… y entonces se
acordó el gobierno del monopolio, y de los hijos adoptados de Ernestina Herrera
de Noble, y de las acciones de Papel Prensa que pasaron de manos Montoneras a
manos iguales de inescrupulosas.
Y
entonces Clarín se acordó de los modos prepotentes del matrimonio Kirchner, y se
acordó de los fondos desaparecidos de Santa Cruz, y de la corrupción
enquistada… y de la manipulación de los datos genéticos que descaradamente
utilizan los organismos de derechos humanos en Argentina, y hasta se acordó de
que el General Videla vivía, y le publicó unas declaraciones después de
esconder durante años esta parte de la historia.
Clarín
y el régimen kirchnerista fueron como esos dos perros que comen desesperados en
el mismo plato durante un largo rato… hasta que comienzan a morderse y a pelearse entre ellos sin
razón aparente.
¿Dese
cuándo los medios estuvieron tan preocupados por el currículum de un abogado
aspirante a Procurador de la Nación, cuando jamás siquiera intentaron buscar el
título de abogada de la presidenta Cristina?
El
último currículum que cuestionó Clarín antes que el del Dr. Reposo, fue el del “Ingeniero”
Blumberg, un hombre al que la política de inseguridad de los Kicrhner le mató a
su hijo Axel. Tras semejante crimen que destruyó su familia, Blumberg alzó la
voz, se hizo a las calles, convocó multitudes y su reclamo se volvió el reclamo de muchos. Sus
marchas pidiendo seguridad y justicia fueron marchas masivas que comenzaron a
molestar al incipiente régimen que daba sus primeros pasos hacia la eternización.
Entonces
Blumberg pasó de víctima a victimario. ¿La razón?: Haberse dejado decir
ingeniero en público sin corregir a su interlocutor.
Así
de descarados fueron los medios que en aquél entonces bebían de la mano de un
Néstor Kirchner “bonachón”.
Ahora
le tocó a Daniel Reposo. Es que obviamente la pelea entre el gobierno y los
medios por el Procurador de la Nación, y especialmente Clarín, no es otra que
la pelea por la causa de Papel Prensa. El gobierno está convencido que ése es
el camino para encarcelar a Magnetto y asestarle un duro golpe al multimedio
con el que antes compartían negocios… pero que ahora les molesta.
En éstas circunstancias se recordó esta
semana el día del periodista en Argentina. Con peleas entre multimedios millonarios y oficialistas aparecidos de la noche a la mañana con fondos estatales, y multimedios criticones que
ahora levantan la voz, ahora que han ido por ellos.
Así,
entre tironeos. En medio de aprietes verbales (y de los otros) en cadena
nacional. De actos militantes con carteles ofensivos. De grupos de choque que
arrean chicos para que escupan carteles con imágenes de periodistas… en medio
de sobreactuaciones y de gritos. De insultos innecesarios y de reacciones
desmedidas, el día del periodista pasó con más penas que glorias.
Un
7 de junio falleció el periodista que siempre admiré: Bernardo Neustadt. Sí, el
gran periodista argentino tuvo el honor de morir el día del periodista. El día
anterior escribió su última editorial que tituló “A mis amigos y amigas”. Les
transcribo un párrafo de lo que Bernardo escribió un 6 de junio de 2008: “… -Señor
Neustadt, ¿el Matrimonio se quiere quedar con el país? BN - No. Se quieren
fugar. De esto también estoy seguro. Argumentarán que la oligarquía no los deja
gobernar, que querían trabajar por los pobres y se van con plata de los
argentinos que les alcanzará para vivir diez vidas. En Munich o en Madrid. La
tierra Argentina ya no es para ellos…”
Lo
transcribo porque esta semana también se inauguraron los cacerolazos anti K. Y
las críticas de los sectores afines al gobierno criticado, estuvieron
destinadas exactamente a descalificar la posición económica de los que protestaron.
Es
que en Argentina está mal visto que un ciudadano de clase media salga a
protestar. Por alguna razón cultural, que yo creo se debe y mucho a cierta
estética peronista, en Argentina pareciera que solo los pobres tienen el
derecho a protestar y salir a las calles.
Sale
una señora rubia con campera de cuero, y entonces el prejuicio clasista brota
apurado.
Pero
cuidado, no solo las sociedades protestan por dinero o por comida o por
trabajo. También protestan por seguridad, por las libertades perdidas, por los
derechos avasallados… y por la indignación de no sentirse escuchado.
Y
se lo digo a los gobernantes.
Pero
sobre todo se lo digo a la prensa.
Horacio R. Palma
El Dia de Gualeguay
Gualeguay
Entre Rios
1 comentario:
El problemita que tuvieron Kirchner y Clarín fue que Kirchner quiso el 30% de las acciones de Clarín y Magnetto parece que le dijo que no.
Es cierto lo de los periodistas, Horacio, son peores que el gobierno, si no hubiera sido por Internet, el cacerolazo nunca hubiera existido. Por ejemplo, la televisión estatal no dijo nada excepto por una agresión a un periodista de 6,7,chorro. Una agresión mínima, verbal. Lo demás no lo cubrió. No son periodistas, son apologistas del gobierno con micrófono.
Alicia
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