sábado, 14 de enero de 2012

De todo un poco...


“Dejó de teclear en su vieja máquina de escribir. Apoyó las dos manos en el escritorio y tiró para atrás de un envión con sus piernas el sillón…” (Juárez – Federico A. Matteucci)

Ha sido tan agobiante la noche de verano sin electricidad, que esta mañana decidí levantarme temprano y emigrar hacia la plaza de mi barrio a leer el diario a la sombra.
Es muy temprano y me refugio en la sombra fresca a leer un diario “prohibido” por el régimen. Pero la plaza coqueta enclavada en un “barrio gorila” me da la suficiente confianza de que hoy no seré perseguido por ninguna ley antiterrorista.
Entre este rato de verano que, con abrazo fulminante de calor, ha hecho que la gente se recluyera en las sombras… y entre la señora, que tras el postoperatorio anda con la voz ausente por prescripción médica, pareciera que en el aire hay más tiempo para otras cosas.
Es lógico, los militontos… perdón perdón, los militAntes pasaron de la Cadena Nacional a tiempo completo, a la Cadena de Oración detrás de una reja del Hospital del Opus.
Por suerte las oraciones de militancia profunda surtieron efecto, y parece que lo de la señora pasó de un carcinoma… a un simple nódulo de poca monta. Mejor así.
Juez Oyarbide corriendo por la Costanera Sur

Por eso es que las noticias de este ratito del verano son colaterales si se quiere. Periféricas… como de la orilla. El régimen está haciendo la plancha hasta que ella pueda volver a calzarse el trajecito negro de la emoción eterna.
Las noticas apenas si cumplen con lo pactado. Los que defendían a Zaffaroni, el juez de la Corte Suprema de Argentina, por tener ocho de sus departamentos alquilados para prostíbulos, ahora critican a Macri porque parece que ha tenido contactos con un polémico empresario que, dicen, regentea casas de “mala fama”, como decaía mi abuelita que murió abrazada a la estampita de santa Evita, la mujer del cáncer que sí fue.
Eso y poca cosa más dicen las noticas en el diario prohibido. El juez Oyarbide, que parece haber comprado todos los números para los sorteos de las causas que comprometen al régimen nacional y popular, se mostró con un anillo de un cuarto de millón de dólares empotrado en su dedo más kirchnerista… pero no importa, pues sabemos que el señor en cuestión, tiene el traste blindado para este tipo de opulencias fastuosas.

Presidente interino Boudou, en su Harley nacional y popular

Sí, es verdad que también apareció un poco rutilante don Mariotto, el vice de Scioli, el mismo que vendió su departamento en Marbella cuando le avisaron que sería candidato a vice y debería dar la cara en los cordones pobres del conurbano bonaerense. Mariotto ganó los titulares que el régimen había perdido debido al reposo de la señora, anunciando que: como parte de su “batalla cultural contra los medios hegemónicos, prohibía la compra de los diarios Clarín y La Nación en algunos despachos oficiales de la gobernación, incluyendo la Dirección de Prensa.
Y como si como si eso fuera poco, también ordenó desconectar todos los servicios  de televisión por cable e Internet de Cablevisión y Fibertel en los despachos de los diputados y senadores de la provincia que vicepreside. Así, en un sencillo pero emotivo acto de la comedia titulada: “la democracia soy yo”, muchos funcionarios de la provincia de Buenos Aires no recibieron los diarios, y además, la síntesis informativa de prensa que elabora la Dirección de Prensa del Senado bonaerense, se distribuyó internamente sin los artículos periodísticos de los dos diarios más importantes del país.
Esta medida se suma a la distribución de medios solo “oficialistas” en Aerolíneas Argentinas, y a la prohibición de vender Clarín en los kioscos del Mercado Central que hace unas semanas decidiera el secretario de Comercio Guillermo Moreno.
Bueno bueno… no solo hay malas noticias en esta semana, claro que también hay noticias dignas de elogio. Pues esta semana el Indec dio a conocer la inflación de diciembre del año pasado, que fue apenas del 0,8%. ¡Aplausos y ovación!. El modelo nacional y popular cerró así el año 2011 con una inflación bien de país serio, prolijo y pujante: 9,5%.
Obviamente estas cifras son datos redundantes, pues son cifras que corroboran lo que cada uno de nosotros vivimos en nuestros bolsillos, todos sabemos que las cosas subieron menos del diez por ciento el año pasado. No se ría… vamos no se ría… ¿quiere comparar estos datos con los datos de las consultoras privadas?, pues va a tener que buscar otro camino mi amigo, pues las consultoras privadas ya no difunden sus cálculos sobre las variaciones de precios para evitar sanciones del secretario de Comercio, don Guillermo Moreno.
Hago un alto en las noticias de por aquí, pues necesito abrevar en otras aguas. Necesito levantar la vista y otear el horizonte como para tener una referencia distante. En Corea del Norte, donde hace algunos días falleció el líder Kim Jong-il, se dictaminó una normativa digna de Mariotto y Moreno: Los ciudadanos que no hayan participado de los funerales por el fallecimiento de Kim Jong-il, se enfrentarán a penas de hasta seis meses de arduo trabajo en el campo. Allí, los tribunales populares condenarán a los que no hayan mostrado "suficiente emoción" en los funerales.
Ay no, mejor la Argentina… después de todo, aunque con algunos problemas de sintonía fina, tenemos una democracia digna y un régimen paternalista que nos cuida de los malos.
Pasa el tren justo a mis espaldas. Levanto la vista y la brisa fresca de la mañana me hace olvidar la noche agobiante de sábanas pegajosas. Todavía el barrio está sin luz. El semáforo que titila en amarillo me lo avisa desde lejos. La plaza se ha poblado de gentes en sus mundos. Cada plaza es una reunión absurda. Es una reunión absurda y ecléctica de corazones distantes. Cada plaza es cómplice de miles de historias y de miles de almas que, tal vez sin sospecharse, conforman el mundo.
En la esquina hay un señor vendiendo diarios. En los juegos hay chicos jugando y madres conversando y padres sonrientes. Hay parejas apasionadas que se besan y se abrazan sin reparos. Hay personas haciendo ejercicio, y hay un borracho sentado en el piso tomando vino de una botella envuelta en bolsa de nylon… es curioso, el borracho tiene más reparos con su botella que los novios que se besan hasta la garganta. En el fondo de la plaza hay una familia apiñada entre cuatro colchones y unos cuantos kilos de cartones, son desamparados que viven en la plaza con la misma sonrisa que todos, pero con esperanzas más ajadas. Son sobrevivientes de una sociedad autista, de un barrio con vecinos que todos los días les acercan un poco de caridad compasiva y de un gobierno sin complejos para exhibir sus lujos entre la miseria. El tren atestado de gente hace sonar su bocina de estruendo. Frente a mí, un cartel muy prolijo avisa: “A esta plaza la cuidan el gobierno y usted”. Sonrío, la plaza está salvada. Cierro el diario prohibido, me sacudo el entumecimiento, ese primer atisbo de otoño en mis huesos, que ha comenzado a ponerme “peros” ante ciertos desarreglos de vida. Vuelvo a casa con renovada esperanza.
Punto y aparte. Dejé estos renglones finales para un breve adiós a don Federico Matteucci, el decano de los columnistas gualeyos que falleciera hace unos días. Despido entonces aquí a don Binóculo y no a don Matteucci, pues a Binóculo fue a quien conocí.
Se fue don Binóculo…pero… “siempre hay un pero” decía siempre Binóculo, nos queda el ejemplo de sus convicciones férreas, compartidas o no, y de su vocación de escribir hasta que el cuerpo aguante. ¡Vaya esta columna de domingo, en homenaje al vecino de página de tantos domingos insolentes! Una oración en silencio por su alma, y este abrazo escrito y sincero a toda su familia y a todos sus lectores.


Horacio R. Palma
El Dia de Gualeguay
Gualeguay
Entre Rios

3 comentarios:

Anónimo dijo...

En este 2012, seguí sangrando por la herida del orto.

Barbeta dijo...

Hablando del "orteño" y el "juez de los anillos"... que lindo culitos que tienen él y sus custodios. Esos ya no sangran más, están menopáusicos. jajajajajajaja!

Anónimo dijo...

Deprimente la foto del Juez. En una época un juez no podía ni siquiera ser visto en salones de apuestas. Era la época en que nuestro país estaba ubicado sexto en el mundo. Claro, estos tipos, incluyendo los mediocres que nos gobiernan, ni siquiera eran tomados para barrer el piso.