Ya estoy bastante grandecito para que me digan lo que tengo que pensar.
O lo que tengo que decir.
O lo que tengo que hacer.
O lo tengo que defender.
O lo que tengo que cuestionar.
Y como no le temo a la libertad ni al disenso, así como no acepto que me digan lo que tengo que hacer, tampoco ando por la vida pidiéndoselo a los demás.
Jamás me ofenden las opiniones que no comparto.
Solo un imbécil puede andar por la vida intentando hacerle decir lo que uno piensa, al que piensa distinto.
¡La pucha que hay que ser fascista para embarcarse en semejante tarea!
Pero ya ve uno, a poco andar la vista o el oído, que hay muchos imbéciles por el estilo militando en esa absurda decadencia de exigir mordazas, y de proponer cepos para todos aquellos que piensan distinto.
Todos los días, miles de energúmenos de todos los colores, se abocan a la militancia inútil de exigir cosas como: Usted no puede pensar eso. Usted no puede decir lo que dice. Usted no puede defender lo que defiende.
¿A no?.... ¿y por qué carajo no puedo?
Desde una retorcida torre de marfil, todos los días, miles de eunucos salen por la vida a militar, levantando banderas paleolíticas: ¡Hey, ustedes, cierren la boca!
Entiendo perfectamente a la gente que aborrece lo que digo. O lo que hago. O lo que defiendo. O lo que cuestiono. Claro que lo entiendo, si hasta yo mismo ando en esas cuestiones de aborrecer, cuando me las voy de lector y salgo a leer lo que piensan otros. Pero jamás se me cruzaría por la cabeza pedirles que cierren la boca.
Al contrario de lo que piensa cierto “progresismo” argentino, que se disfraza de democrático y nos miente tolerancia… para mí, el silencio NO es salud.
Y lo digo, pues parece que cada vez hay más enfermos de intolerancia en nuestro país, pugnando por un médico que recete silencio a los que piensan distinto. El extraño caso del “progresismo” que atrasa.
¡Mire usted a los “superados”!, como que se les cayó la careta.
O lo que tengo que decir.
O lo que tengo que hacer.
O lo tengo que defender.
O lo que tengo que cuestionar.
Y como no le temo a la libertad ni al disenso, así como no acepto que me digan lo que tengo que hacer, tampoco ando por la vida pidiéndoselo a los demás.
Jamás me ofenden las opiniones que no comparto.
Solo un imbécil puede andar por la vida intentando hacerle decir lo que uno piensa, al que piensa distinto.
¡La pucha que hay que ser fascista para embarcarse en semejante tarea!
Pero ya ve uno, a poco andar la vista o el oído, que hay muchos imbéciles por el estilo militando en esa absurda decadencia de exigir mordazas, y de proponer cepos para todos aquellos que piensan distinto.
Todos los días, miles de energúmenos de todos los colores, se abocan a la militancia inútil de exigir cosas como: Usted no puede pensar eso. Usted no puede decir lo que dice. Usted no puede defender lo que defiende.
¿A no?.... ¿y por qué carajo no puedo?
Desde una retorcida torre de marfil, todos los días, miles de eunucos salen por la vida a militar, levantando banderas paleolíticas: ¡Hey, ustedes, cierren la boca!
Entiendo perfectamente a la gente que aborrece lo que digo. O lo que hago. O lo que defiendo. O lo que cuestiono. Claro que lo entiendo, si hasta yo mismo ando en esas cuestiones de aborrecer, cuando me las voy de lector y salgo a leer lo que piensan otros. Pero jamás se me cruzaría por la cabeza pedirles que cierren la boca.
Al contrario de lo que piensa cierto “progresismo” argentino, que se disfraza de democrático y nos miente tolerancia… para mí, el silencio NO es salud.
Y lo digo, pues parece que cada vez hay más enfermos de intolerancia en nuestro país, pugnando por un médico que recete silencio a los que piensan distinto. El extraño caso del “progresismo” que atrasa.
¡Mire usted a los “superados”!, como que se les cayó la careta.
3 comentarios:
Horacio, si uno no lo ha leído a lo largo de todas sus publicaciones (propias y de terceros), podría encontrarle cierta sensatez a lo que dice, aún cuando se comporta en su post como los intolerantes que critica.
Obviamente se pueden tener ideas opuestas, el problema radica en aquellos que tienen ideas que apologizan el crímen y la delincuencia, porque eso es otra historia y muy diferente. A usted no le enseñaron eso de que sus derechos terminan donde empiezan los de los demás?...
Palma....y fotos de los torturadores del terrorismo de Estado todavía en actividad no tiene?...Si quiere le paso. Algunas solamente, porque en las fuerzas de seguridad todavía prestan servicio unos 9 mil, en la justicia no le digo....
Su post está incompleto...distorción de relato?...
La llamada REPRESION ILEGAL durante la guerra contra el TERRORISMO MARXISTA
no comenzò con el gobierno civico-militar nacido el 24 de marzo de 1976, sino
durante el obierno constitucional que le precediò, y fueron los partidos
políticos, instituciones multiples y la ciudadania en su inmenso conjunto la que apoyò
y sostuvo aquella reacción. No existió ningún PLAN SISTEMATICO DE APROPIACION
DE MENORES, no fueron 30.000 los desaparecidos, ni eran IDEALISTAS SENSIBLES.
Eran TERRORISTAS, y como tales fueron combatidos. Nicolàs Marquez.
LA OTRA PARTE DE LA VERDAD.
Publicar un comentario