Palabras de Bernardo Schweizer, primer
Soldado argentino en desembarcar en Malvinas en 1982.
“30 de abril de 1982... Recién
en navegación, el Comandante de la Fuerza de Desembarco, Sr Contraalmirante
Busser comunica por difusor a bordo a quienes estábamos embarcados en la
Fragata Santísima Trinidad y por radiograma a las tripulaciones y tropas
embarcadas en los demás buques, cuál era la misión de la Fuerza. Entonces nos
enteramos todos oficialmente que nuestro objetivo era desembarcar en las Is
Malvinas, tomar la dotación de Royal Marines en la misma, sin provocar heridos,
y así finalmente recuperar nuestras islas para todos los argentinos. Todos
íbamos a pasar a ser parte de la historia de nuestro país, qué honor!!, y solo
teníamos 3 días a bordo, durante la navegación, para planificar los escalones
más bajos (compañías y secciones de combate de Infantería de Marina y patrullas
de Comandos Anfibios) cómo operaríamos tácticamente. Mi Comandante entonces, el
Sr Capitán de Corbeta Sánchez Sabarots, al mando de los Comandos Anfibios, me
comunicó que yo tendría el honor de ser el jefe de la avanzada de los Comandos
Anfibios, tenía que seleccionar a 12 hombres que me acompañarían a desembarcar
los primeros en la costa de las islas, próximo a Pro Argentino, para darle
seguridad al posterior desembarco de los restantes 74 Comandos. En las islas
nos esperaban dos dotaciones del Destacamento de los Royal Marines (80 hombres)
más aproximadamente 50 hombres de la reserva de los RM, habitantes de las islas
y con instrucción militar. El planeamiento fue muy difícil, bajo mucha presión
por la tormenta en el mar, muchos hombres bajo los efectos del mareo no se
levantaban ni a comer, pero hubo que prepararse igual, pensar en todo, dar
órdenes y practicar muchos ensayos, del modo que pudimos, hasta agotarnos, sin
comer 2 días, sin poder dormir más que 4 horas por noche. Alistar armas,
equipos, munición y repetir las órdenes, las instrucciones, repetir, repetir,
repetir...Y la tarde anterior al desembarco, el 1ro de abril luego de almorzar,
descansando ya porque había pasado la tormenta, escuché por radio Colonia de
Uruguay: ...la flota argentina ya se encuentra frente a las Islas Malvinas,
lista a desembarcar sus tropas...!!...habíamos perdido totalmente el factor
sorpresa, Dios nos tenía que ayudar, y así fue...pero pagamos nuestro tributo
de sangre con la vida de uno de nuestros jefes, el Sr Capitán Giachino QEPD.”
Carta del Teniente 1ro. Roberto Estevez:
“Sarmiento, 27 de Marzo de 1982. Querido papá, Cuando recibas esta carta yo ya estaré rindiendo cuentas de mis
acciones a Dios Nuestro Señor. El, que sabe lo que hace, así lo ha dispuesto:
que muera en cumplimiento de mi misión. Pero fijate vos, ¡que misión! ¿no
es cierto? ¿Te acordás cuando era chico y hacía planes, diseñaba vehículos y
armas, todos destinados a recuperar las islas Malvinas y restaurar en ellas
Nuestra Soberanía?. Dios, que es un Padre Generoso ha querido que éste, su
hijo, totalmente carente de méritos, viva esta experiencia única y deje su vida
en ofrenda a nuestra Patria. Lo único que a todos quiero pedirles es: 1)
que restauren una sincera unidad en la familia bajo la Cruz de Cristo. 2) que
me recuerden con alegría y no que mi evocación sea la apertura a la tristeza y,
muy importante, 3) que recen por mí. Papa, hay cosas que, en un día
cualquiera, no se dicen entre hombres pero que hoy debo decírtelas: Gracias por
tenerte como modelo de bien nacido; gracias por creer en el honor; gracias por
tener tu apellido; gracias por ser católico, argentino e hijo de sangre
española, gracias por ser soldado, gracias a Dios por ser como soy y que es el
fruto de ese hogar donde vos sos el pilar. Hasta el reencuentro, si Dios lo
permite. Un fuerte abrazo. Dios y Patria ¡O muerte! Roberto.” Teniente
1ro. ROBERTO ESTÉVEZ - C/RI 25 (Post Mortem) - Por comandar, gravemente herido
por municiones británicas a sus efectivos de infantería y dirigir por radio el
fuego de artillería en la primera línea de combate durante la batalla de Darwin.
Un último impacto de munición de guerra terminó con su vida. Por tal motivo
otórguesele la medalla Cruz la Nación Argentina al heroico valor en combate
Nota de la periodista Marisa Bisceglia:
“Top Malo House, un puesto
ovejero de la isla Soledad y escenario de un poco conocido combate
argentino-británico, es sólo un puñado de ruinas. Pero según varios
testimonios, allí yacen los restos carbonizados del teniente Ernesto Espinosa,
el único argentino que aún no tiene una tumba de guerra pese a saberse el lugar
en donde fue abatido…Espinosa, que tenía 25 años, estaba casado y era padre de
dos pequeñas niñas al momento de la guerra, integraba la primera sección de la
Compañía de Comandos 602, que con un agregado del 601… Recién llegados a
Malvinas y con data imprecisa sobre la ubicación del enemigo, el capitán José
Vercesi y sus doce hombres partieron de Puerto Argentino la gélida mañana del
29 de mayo de 1982 a bordo de dos helicópteros que volaron a ras del piso para
evitar radares y posibles ataques. Así llegaron al pie de Monte Simons, sin
saber que a escasa distancia había un campamento británico. Según lo acordado,
el rescate sería al tercer día. El ascenso les llevó toda la jornada, pero
desde la cima lograron divisar un corredor aéreo de helicópteros enemigos que
transportaban cañones y bultos, movimientos que lograron transmitir hasta que
los marines les bloquearon las comunicaciones.
La
mañana del 30, tras una noche nevada, el grupo de élite emprendió la vuelta
sobre la dificultosa turba rumbo a Fitz Roy, que si bien estaba a 25 kilómetros
en sentido sur a la capital isleña, era donde se encontraba la sección
argentina más próxima. Con sus hombres mojados hasta la cintura tras haber
cruzado el arroyo Malo y previendo otra noche helada, Vercesi tomó la riesgosa
decisión de hacer un alto en el puesto ovejero, un galpón de madera y chapas
que tenía dos plantas. "Admito que fue un error guarecernos allí, pero
había condicionamientos: era eso o arriesgarme a perder la mitad de mi gente,
que tenía principio de congelamiento en los pies", recuerda hoy el ex jefe
del comando.
El 31,
físicamente repuestos y con la ropa seca, despertaron muy temprano y empezaron
a prepararse para seguir viaje. A las ocho escucharon un helicóptero. Como era
el tercer día de la misión, pensaron que podía ser el rescatista, aunque a
causa de la bruma ni los visores nocturnos resultaron útiles. El ruido cesó, no
la incertidumbre, por lo que apuraron todo para dejar el galpón. En ese
momento, Espinosa, que desde un ventanal del primer piso recorría el paisaje
con la mira telescópica de su fusil, advirtió: "¡Me parece que viene gente
avanzando!". En efecto, eran marines del Cuadro de Guerra para Montaña y
el Artico al mando del capitán Rod Boswell, camuflados con uniformes que se
confundían con la turba. Siete hombres se apostaron frente al puesto, a 60
metros, mientras otros 12 rodeaban el lugar, resguardados por una elevación más
alejada. Ante el alerta de Espinosa, el sargento Miguel Castillo se sumó al
avistaje. También vio bultos que se movían sin poder precisar si eran personas
u ovejas. Hasta que la claridad despejó toda duda. Ambos dieron rápido aviso a
quienes estaban abajo para que salieran del puesto, y Castillo instó a Espinosa
a hacer lo mismo, pero el tirador especial de la fracción le contestó:
"¡No, yo me quedo! Acá tengo más campo de tiro", y de inmediato abrió
fuego. La respuesta con un proyectil antitanque hizo estremecer la estructura y
los marines siguieron el avance disparando con lanzacohetes y fusiles lanzagranadas.
Los argentinos sólo disponían de fusiles FAL y granadas de mano.
Una
granada mató a Espinosa al instante, pero su acto de entrega les dio tiempo a
sus compañeros para dejar el galpón antes de que se incendiara y para correr
hasta la orilla del arroyo, donde se apostaron para luchar. Los más rezagados
lograron saltar entre el fuego, por una ventana y un tragaluz a cinco metros de
altura. "Nosotros salimos combatiendo y eso sorprendió a los británicos
porque pensaban que nos íbamos a rendir desde adentro", explica Vercesi.
Boswell lo confirma: "Los argentinos no debían haber permanecido dentro de
la granja, pero suplieron esa falta de profesionalidad con valor. Todos los que
pudieron salieron de la casa y lucharon hasta que no pudieron más", reconoció
el capitán británico en un documental de la BBC dedicado a Top Malo.”
Horacio R. Palma
El Día de Gualleguay
Gualeguay
Entre Rios
No hay comentarios.:
Publicar un comentario