lunes, 1 de abril de 2013

MALVINAS... la gesta de los Héroes




Palabras de Bernardo Schweizer, primer Soldado argentino en desembarcar en Malvinas en 1982. 

“30 de abril de 1982... Recién en navegación, el Comandante de la Fuerza de Desembarco, Sr Contraalmirante Busser comunica por difusor a bordo a quienes estábamos embarcados en la Fragata Santísima Trinidad y por radiograma a las tripulaciones y tropas embarcadas en los demás buques, cuál era la misión de la Fuerza. Entonces nos enteramos todos oficialmente que nuestro objetivo era desembarcar en las Is Malvinas, tomar la dotación de Royal Marines en la misma, sin provocar heridos, y así finalmente recuperar nuestras islas para todos los argentinos. Todos íbamos a pasar a ser parte de la historia de nuestro país, qué honor!!, y solo teníamos 3 días a bordo, durante la navegación, para planificar los escalones más bajos (compañías y secciones de combate de Infantería de Marina y patrullas de Comandos Anfibios) cómo operaríamos tácticamente. Mi Comandante entonces, el Sr Capitán de Corbeta Sánchez Sabarots, al mando de los Comandos Anfibios, me comunicó que yo tendría el honor de ser el jefe de la avanzada de los Comandos Anfibios, tenía que seleccionar a 12 hombres que me acompañarían a desembarcar los primeros en la costa de las islas, próximo a Pro Argentino, para darle seguridad al posterior desembarco de los restantes 74 Comandos. En las islas nos esperaban dos dotaciones del Destacamento de los Royal Marines (80 hombres) más aproximadamente 50 hombres de la reserva de los RM, habitantes de las islas y con instrucción militar. El planeamiento fue muy difícil, bajo mucha presión por la tormenta en el mar, muchos hombres bajo los efectos del mareo no se levantaban ni a comer, pero hubo que prepararse igual, pensar en todo, dar órdenes y practicar muchos ensayos, del modo que pudimos, hasta agotarnos, sin comer 2 días, sin poder dormir más que 4 horas por noche. Alistar armas, equipos, munición y repetir las órdenes, las instrucciones, repetir, repetir, repetir...Y la tarde anterior al desembarco, el 1ro de abril luego de almorzar, descansando ya porque había pasado la tormenta, escuché por radio Colonia de Uruguay: ...la flota argentina ya se encuentra frente a las Islas Malvinas, lista a desembarcar sus tropas...!!...habíamos perdido totalmente el factor sorpresa, Dios nos tenía que ayudar, y así fue...pero pagamos nuestro tributo de sangre con la vida de uno de nuestros jefes, el Sr Capitán Giachino QEPD.”

Carta del Teniente 1ro. Roberto Estevez: 

“Sarmiento, 27 de Marzo de 1982. Querido papá, Cuando recibas esta carta yo ya estaré rindiendo cuentas de mis acciones a Dios Nuestro Señor. El, que sabe lo que hace, así lo ha dispuesto: que muera en cumplimiento de mi misión. Pero fijate vos, ¡que misión! ¿no es cierto? ¿Te acordás cuando era chico y hacía planes, diseñaba vehículos y armas, todos destinados a recuperar las islas Malvinas y restaurar en ellas Nuestra Soberanía?. Dios, que es un Padre Generoso ha querido que éste, su hijo, totalmente carente de méritos, viva esta experiencia única y deje su vida en ofrenda a nuestra Patria. Lo único que a todos quiero pedirles es: 1) que restauren una sincera unidad en la familia bajo la Cruz de Cristo. 2) que me recuerden con alegría y no que mi evocación sea la apertura a la tristeza y, muy importante, 3) que recen por mí. Papa, hay cosas que, en un día cualquiera, no se dicen entre hombres pero que hoy debo decírtelas: Gracias por tenerte como modelo de bien nacido; gracias por creer en el honor; gracias por tener tu apellido; gracias por ser católico, argentino e hijo de sangre española, gracias por ser soldado, gracias a Dios por ser como soy y que es el fruto de ese hogar donde vos sos el pilar. Hasta el reencuentro, si Dios lo permite. Un fuerte abrazo.  Dios y Patria ¡O muerte! Roberto.” Teniente 1ro. ROBERTO ESTÉVEZ - C/RI 25 (Post Mortem) - Por comandar, gravemente herido por municiones británicas a sus efectivos de infantería y dirigir por radio el fuego de artillería en la primera línea de combate durante la batalla de Darwin. Un último impacto de munición de guerra terminó con su vida. Por tal motivo otórguesele la medalla Cruz la Nación Argentina al heroico valor en combate

Nota de la periodista Marisa Bisceglia: 
“Top Malo House, un puesto ovejero de la isla Soledad y escenario de un poco conocido combate argentino-británico, es sólo un puñado de ruinas. Pero según varios testimonios, allí yacen los restos carbonizados del teniente Ernesto Espinosa, el único argentino que aún no tiene una tumba de guerra pese a saberse el lugar en donde fue abatido…Espinosa, que tenía 25 años, estaba casado y era padre de dos pequeñas niñas al momento de la guerra, integraba la primera sección de la Compañía de Comandos 602, que con un agregado del 601… Recién llegados a Malvinas y con data imprecisa sobre la ubicación del enemigo, el capitán José Vercesi y sus doce hombres partieron de Puerto Argentino la gélida mañana del 29 de mayo de 1982 a bordo de dos helicópteros que volaron a ras del piso para evitar radares y posibles ataques. Así llegaron al pie de Monte Simons, sin saber que a escasa distancia había un campamento británico. Según lo acordado, el rescate sería al tercer día. El ascenso les llevó toda la jornada, pero desde la cima lograron divisar un corredor aéreo de helicópteros enemigos que transportaban cañones y bultos, movimientos que lograron transmitir hasta que los marines les bloquearon las comunicaciones.
La mañana del 30, tras una noche nevada, el grupo de élite emprendió la vuelta sobre la dificultosa turba rumbo a Fitz Roy, que si bien estaba a 25 kilómetros en sentido sur a la capital isleña, era donde se encontraba la sección argentina más próxima. Con sus hombres mojados hasta la cintura tras haber cruzado el arroyo Malo y previendo otra noche helada, Vercesi tomó la riesgosa decisión de hacer un alto en el puesto ovejero, un galpón de madera y chapas que tenía dos plantas. "Admito que fue un error guarecernos allí, pero había condicionamientos: era eso o arriesgarme a perder la mitad de mi gente, que tenía principio de congelamiento en los pies", recuerda hoy el ex jefe del comando.
El 31, físicamente repuestos y con la ropa seca, despertaron muy temprano y empezaron a prepararse para seguir viaje. A las ocho escucharon un helicóptero. Como era el tercer día de la misión, pensaron que podía ser el rescatista, aunque a causa de la bruma ni los visores nocturnos resultaron útiles. El ruido cesó, no la incertidumbre, por lo que apuraron todo para dejar el galpón. En ese momento, Espinosa, que desde un ventanal del primer piso recorría el paisaje con la mira telescópica de su fusil, advirtió: "¡Me parece que viene gente avanzando!". En efecto, eran marines del Cuadro de Guerra para Montaña y el Artico al mando del capitán Rod Boswell, camuflados con uniformes que se confundían con la turba. Siete hombres se apostaron frente al puesto, a 60 metros, mientras otros 12 rodeaban el lugar, resguardados por una elevación más alejada. Ante el alerta de Espinosa, el sargento Miguel Castillo se sumó al avistaje. También vio bultos que se movían sin poder precisar si eran personas u ovejas. Hasta que la claridad despejó toda duda. Ambos dieron rápido aviso a quienes estaban abajo para que salieran del puesto, y Castillo instó a Espinosa a hacer lo mismo, pero el tirador especial de la fracción le contestó: "¡No, yo me quedo! Acá tengo más campo de tiro", y de inmediato abrió fuego. La respuesta con un proyectil antitanque hizo estremecer la estructura y los marines siguieron el avance disparando con lanzacohetes y fusiles lanzagranadas. Los argentinos sólo disponían de fusiles FAL y granadas de mano.
Una granada mató a Espinosa al instante, pero su acto de entrega les dio tiempo a sus compañeros para dejar el galpón antes de que se incendiara y para correr hasta la orilla del arroyo, donde se apostaron para luchar. Los más rezagados lograron saltar entre el fuego, por una ventana y un tragaluz a cinco metros de altura. "Nosotros salimos combatiendo y eso sorprendió a los británicos porque pensaban que nos íbamos a rendir desde adentro", explica Vercesi. Boswell lo confirma: "Los argentinos no debían haber permanecido dentro de la granja, pero suplieron esa falta de profesionalidad con valor. Todos los que pudieron salieron de la casa y lucharon hasta que no pudieron más", reconoció el capitán británico en un documental de la BBC dedicado a Top Malo.”

Horacio R. Palma
El Día de Gualleguay
Gualeguay
Entre Rios



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