Bueno, parece
que al fin la primavera le ganó la pulseada al invierno. Después de tanta
lluvia y de tanta tormenta desatada, el sol acaba de ganar su batalla. Por
suerte.
Foto: Gualeguay 21
Pero
claro, las lluvias desbocaron el río. Es verdad. El río no tiene la culpa. Eso
también es verdad. Los inundados que debieron evacuarse lo saben, y por eso
volverán a sus casas cuando las aguas bajen. Las culpas están en otros.
Por
suerte alguna vez hace tiempo un gobierno, radical por entonces, pensó la obra
de la defensa costera y en tiempos como hoy no contamos por miles a los evacuados en Gualeguay.
Por
suerte la obra no se detuvo a pesar de los vaivenes políticos y pudo
culminarse. Y ganamos todos. Algún día aprenderemos que anteponer las miserias
de uno hace que las consecuencias nefastas las paguemos todos.
En
Puerto Ruiz el gobierno no admite que ningún otro ayude a los inundados. Los
inundados son de todos, pero el asistencialismo debe ser oficialista o no será
nada.
Cuenta
el periodista Norman Robson desde Puerto Ruiz que “un grupo de vecinos,
autoconvocados bajo el nombre Primero los Gurises, llegó hasta Puerto Ruiz para
servir una merienda y entretener a los vecinos que están padeciendo las
complicaciones de la creciente. Como es costumbre, llegaron al terraplén del
muelle y comenzaron a desplegar sus cosas cuando la responsable del lugar se le
acercó para informarle había sido instruida para que no permitiera brindar la
merienda a los chicos, sosteniendo que esto se debía a razones estrictamente
sanitarias preservando la salud de los evacuados.
Tal
es así que aseguraron que los chicos ya habían tomado la leche, lo cual fue
rápidamente negado a coro por una veintena de gurises que ansiaban tomar
chocolate y amasar las tortas fritas. Ante esta situación, la responsable del
sector y una cuadrilla de personal de algún tipo, ahora todos portando guantes
descartables, prepararon la leche para los más pequeños, pero debieron recurrir
a los vasos del grupo porque ellos ni siquiera tenían.
De
este modo, ante la imposibilidad de cocinar las tortas fritas que tanto
reclamaban los chicos, pasaron rápidamente a jugar con los chicos del lugar, de
la misma manera que venían haciéndolo, cuando repentinamente, en bloque, el
personal municipal, o contratado de algún modo, se desplegó para contener a los
chicos mientras explicaban que era muy riesgoso para los chicos, que se podían
ahogar, cuando minutos antes estaban nadando en la calle delante de sus propios
ojos.
Mientras
sucedía todo esto, fueron llegando al lugar el Secretario de Gobierno, en
Inspector General, el otro Inspector General, la Jefa de la Guardia Urbana, y
más efectivos para asegurar que el grupo de vecinos Primero los Gurises no le
de la merienda a los chicos del lugar ni puedan jugar con ellos.”
Así
es, esta crónica fue publicada en el diario digital Gualeguay 21 y mientras la
leía la sangre se me hervía. Así construyen “democracia” los campeones de la “democracia.”
Nos
vamos acostumbrando a vivir sin dignidad. Poco a poco, lo que no deberíamos
tolerar nos va pareciendo una cosa común.
Cristina
relata sus mentiras con un relato del país de las maravillas, mientras la
realidad le responde con muchas villas. Los políticos cuidan su quintita de
poder con modos de dictadura. Y nosotros nos acostumbramos a decirle
democracia.
Ellos
o nosotros. A los argentinos nos cuesta el NOSOTROS. Se sabe que allí donde hay
tres argentinos, suele haber cuatro opiniones. Es una vieja chanza, chiste,
comentario o chascarrillo que desde hace muchos años se hace sobre nuestra
forma de ser.
El
chiste se puede explicar muy bien con el peronismo, el partido que mal,
bien o regular nos gobierna desde tiempos
inmemoriales… con algunas honrosas excepciones de alternancia, casi siempre
mejores que el peronismo.
Sí,
ya sé. Aquí es entonces donde los voceros de “la verdad” hacen un alto en esta
columna, se golpean el pecho con fuerza en señal de desagravio y luego exhalan
un grito al cielo en forma de sortilegio: “gorila”.
Lo
peronistas son así, cada uno se siente dueño del peronismo, cada uno anda con
su propio credo peronista bajo el brazo, cada uno cita al Perón que más le
conviene… pero todos acusan de gorila al que piensa en disidencia. Cada uno con
su “peronómetro”.
Apoderarse
del relato para, desde el púlpito de la desvergüenza acusar a los demás.
Claro
que si los peronistas se embarcaran solo en rencillas con aquellos que están
fuera de todo eso que ellos llaman peronismo y que nosotros llamamos bolsa de
gatos, no sería tan grave. El tema es que el peronismo encaramado en el poder
se aboca no solo a la disputa con los de “afuera”… con los “gorilas”, sino que
se largan desvergonzadamente a la disputa entre los mismos peronistas.
Para
un peronista no hay nada peor que otro peronista. Es así aunque ellos mientan
lo contrario. Aunque se reúnan cada 17 de octubre a festejar el día de la
lealtad en 120 actos distintos. Uno por cada facción.
Y
no hay que ir muy lejos para buscar ejemplos. En Gualeguay, los peronistas que
ya fueron divididos a las elecciones que al final ganaron hace un año apenas,
hoy pelean desmembrados la guerra de los cheques. El gobernador, como un gran
titiritero sabedor del poder de don dinero, mueve los “piolines” según le conviene
y promueve las luchas intestinas. Divide y reinarás. Lo aprendió de
Maquiavello, que sabía de la falta de escrúpulos de los poderosos, y de los que
pelean por llegar al poder.
En
medio de un modelo cada vez más confuso y menos democrático, distintos
dirigentes peronistas de Gualeguay se miden desde hace unas semanas en un
desvergonzado peronómetro, blandiendo cheques oficiales para distintas obras. Da
risa pero es penoso, ver y escuchar al Intendente Luis Erro, a Hernán Vitullo,
a Matorras y a Juanjo Albornoz midiéndosela según el monto de los cheques.
Modelo
desvergonzado de premios y castigos a través de fondos públicos que se esgrimen
como botines de una guerra imbécil.
Hay
veces y hay momentos en que me avergüenza palpar en lo que han convertido la democracia
nuestros políticos.
Como
nunca antes durante el régimen kirchnerista, el descontento social se vuelve
generalizado. Y a pesar de los castigos y los aprietes y los ataques y la
censura y el prevaricato de una justicia cómplice… el descontento se palpa en
las calles y sobre todo entre los que hace unos años creyeron ciegamente en un
modelo que prometió dignidad y poco a
poco… va tornando hacia la insensatez.
Anuncios
oficiales que mienten la fachada de un país serio. Datos oficiales que
pretenden pintar de colores una realidad negra. Seguridad e inflación, dos
palabras que el régimen esconde a fuerza de un conglomerado de medios oficiales
inundados de pauta oficial.
El
8 de Noviembre el descontento saldrá a las calles. Veremos cómo lo acusa el
pernonómetro.
Horacio Ricardo Palma
El Día de Gualeguay
Gualeguay
Entre Rios
3 comentarios:
La chanza de "Donde hay tres haycuatro opiniones" se utiliza para los partidos polítiso de izquierda. Es la primera ve vez en mi vida que lo leo o escucho aplicado a la totalidad de los argentinaos. mucho menos de los peronistas (Para un peronista..)Por fin tenés razon, el 8N sale a la calle el descontento. No "la gente". Salen los que no acuerdan con lo que pasa en el país.Enhorabuena y como pasó ya en dos ocaciones nadie los reprimirá, nadie los correrá a bastonazoz, nadie terminará preso.Como debe ser para TODOS
Vivo en Gualeguay y no he escuchado, leído o visto algún mensaje que convoque al 8-N a 20:00 horas en la Plaza Constitución.
¿Será porque son todos cristinistas y de la cámpora de la primera ola o porque a la sociedad gualeguayense no le importa nada? No sé que pensar.
¿Que opina Palma? Usted es de Gualeguay de la ola.
Gualeguay pertenece a la República de la soja.. mientra siga a éstos precios... la gente seguirá mansita y acumulando bajo el colchón...
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