“…Y Charles se sofocaba como un adolescente bajo los vagos efluvios amorosos que hinchaban sus corazón apenado…” (G. Flaurbert – Madame Bovary)
Cada pareja es un mundo, decía un amigo mío. Y sabía bien porqué lo decía… es que un día, con ese candor imberbe de la buena fe de los amigos leales, por intentar abrirle los ojos a otro buen amigo al que la esposa lo engañaba a destajo, lo sentó en la mesa de un café y le dijo la cruda verdad… esa verdad cruda que su amigo prefería no escuchar.
Y se lo dijo con ese aire de salvador de la vida y del alma, (el mismo aire de suficiencia que exhalan ciertos cirujanos y algunos pastores a la hora de la “verdad”, o de la mentira piadosa) que cree estar salvándole a su amigo más que vida, la dignidad.
Y así fue como mi amigo se quedó sin aquél amigo, que prefirió la desdicha agridulce de quedarse junto a la mujer que él amaba, y desdeñar al amigo que se metió donde nunca debió… en ese pantano insondable de las fuerzas del corazón, esas fuerzas que están allá lejos, tan lejos que uno nunca llega hasta allí con las fuerzas de la razón.
El metido se quedó sin amigo, y el cornudo vive aún aferrado a su tabla de naufrago, una morocha de curvas infartantes aunque haya pasados largos los 40 abriles (ojo que los mayo también los pasó), curvas donde varios suelen exceder los límites de la velocidad.
Y sí, una pareja es amor… pero no siempre. Y una pareja es amor… pero no solo eso.
Y una pareja es también una especie de sociedad con acciones de privilegio… y todo lo demás que acude por añadidura.
Que ya lo escribió el Poeta Inglés de todos los tiempos… eso de que hay más cosas entre el cielo y la tierra de lo que nuestra filosofía sospecha. Bueno, no lo dijo exactamente así el poeta sino que lo dijo de esta manera: "Hay más cosas entre el cielo y la tierra, Horacio. Que las que sospecha tu filosofía."
Porque hay parejas que se aman, y otras que apenas se soportan pero aún así mantienen su status de referencia conyugal, como quien sostiene una Sociedad Anónima para apuntalar las acciones, o como quien guarda las formas “correctas” ante el quedirán.
Porque hay parejeas que se aman y se respetan, pero no en el exacto sentido en que uno cree. Porque hay contratos de convivencia, con el otro y con uno mismo, que uno nunca sospecha… así, tal cual lo dijera don Shakespeare.
Por eso siempre he militado contra aquellos cruzados que en el campo de los sentimientos (de los demás) se creen jueces de oficio de un partido en el que no están inscriptos ni convocados.
“Los de afuera son de palo” repetía mi viejo cuando alguien se metía a terciar en algún punto medio dudoso del doble de tenis que jugaba cada siesta en la cancha de Sociedad Sportiva.
Cada pareja con sus sentimientos firma un contrato único. Un contrato sin letras que rubrican sin sellos y que enmiendan como pueden en el día a día. Por eso reniego siempre de aquellos que se creen con el derecho a meterse en ese pantano de aguas turbias con razones morales que son siempre ajenas, y nunca bienvenidas.
Siempre he vivido el amor como un sentimiento superior. Pero claro, comprendo bien que es solo mi punto de vista y mi punto de vida. Y el de ningún otro tal vez.
¿Porqué la gente cree que debe meterse donde no lo llaman?. Vaya uno a saber. Lo cierto es que siempre hay comedidos para lo ajeno metiendo sus narices.
La cuestión es que me fui por las ramas hablando de estos temas, en los que caí luego de leer una noticia que esta semana apareció medio perdida de entre toda la montaña de noticias de verano. Que son noticias distintas de las noticias de invierno, donde la gente está en su casa abrigada del frío y esperando algo importante. En verano la música es música de otro cantar. La gente está inmersa en sus vacaciones, pensando en qué charco gambeteará la ola de calor, y entonces busca las noticias que no le molesten mucho la sesera. Y el negocio de las noticias lo sabe bien, y por eso acude en masa y en malla. Ellos se quitan por fin el traje y la corbata, y ellas se quitan el trajecito Dior casi siempre de La Salada, e irrumpen en piletas mares rios y montañas a buscar el “color” antes que la noticia.
Leí una entrevista que le hicieron a Araceli González, una actriz argentina que supo pasar al estrellato saltando de su pareja común y corriente, a los brazos de un galancito en ascenso que luego devino en importante ejecutivo de la televisión argentina. Luego el cuento terminó como terminan muchos cuentos por el estilo. Algunos le dirán desdicha, otros le dirán traición, yo me inclino a pensar en una justicia terrena que hace pagar este tipo de felonías con la misma exacta moneda.
Porque en estas cuestiones de parejas y metidos, hay otros puntos ríspidos de uno y del otro lado del mostrador. Que el mundo es mundo y el hombre es hombre. Y por estos lares hay códigos que si uno se los pasa por allá abajo, no le queda más remedio que atenerse a las consecuencias. Aunque corran tiempos “modernos” de códigos en desuso, hay ciertos límites que uno no puede cruzar sin saber que se meterá en problemas. “Las novias de los amigos tienen bigotes” dice el dicho popular. Ni se miran, y mucho menos se tocan… que eso de soplarle la mujer a un amigo es cosa imposible de remontar sin salir herido de muerte. Herido en cuerpo, o herido allá en lo más profundo del pensamiento, en ese lugar del cuerpo donde habita el remordimiento. Araceli salió a quebrar lanzas por su actual pareja, Fabián Mazzei, un actor mediocre que solía ser número puesto en cuanta producción emprendiera Adrián Suar, ex pareja de Araceli González. “Es el hombre que más me ha cuidado y está buenísimo. Hace tres años que estamos. La verdad que antes de eso, estuve mucho tiempo sola, pocos se me acercaban, algunos por prejuicio y otros porque querían seguir trabajando en televisión”, disparó la modelo, sabiendo que tiraba un centro certero para que el periodista hiciera un gol.
Se hizo una breve pausa, y de inmediato el periodista le repreguntó a Araceli sobre el rumor de que a causa de su noviazgo, a Mazzei le cerraron muchas puertas en la televisión. “Así es, a Fabián le cuesta mucho trabajar en televisión hoy en día, siendo que antes le iba muy bien”, continuó.
¡¡Ah mi amigo!!, que sarna con gusto no pica, decían nuestros abuelos. Que montarse a la ex del jefe nunca ha sido gratis… morder la mano de quien nos da la comida y después llorar por comida!!.
Si el bueno de Fabián le afeitó convenientemente el bigote a doña Araceli para saciar sus más altos y más bajos instintos… allá él!!. Tendría que haber sospechado tanta soledad de amoríos dentro del ambiente en la vida de Araceli tras la ruptura con Suar. “El miedo no es sonso”… pero se sabe que un cabello tira más que una yunta de bueyes… así que don Mazzei, aguantarse el chubasco.
De todas maneras, y ahora sí metiéndome en lo que no me importa, pero amparado en la chatura de las noticias del verano que tienen como primicia las recetas sosas del Dr. Cormillot, me gustaría que un día Adrián Suar se levantara con ganas de hacer escarmentar a los tortolitos llorones. Que los llame un día a los dos, a Araceli y a Mazzei para protagonizar con él una tira… pero con los roles cambiados.
Perdón, pero el calor me retuerce los pensamientos… je.
2 comentarios:
Amigo... se ha metido en un lindo enredo y eso que solo habla de parejas hetereosexuales.
¿Se imagina si tocara el temas de las parejasde moda? travestis, meretrices, lesbianas, gays y cuanto homosexual anda por el mundo buscando el amor en su propio género? Ahí se mete en un berejenal... con el perdón de la exquisita berenjena.
Vmos con Shakira, al son de su música, canciones y contorneo de caderas insinuantes. Ah! Hermano que delicia es una mujer! Y los hombres como los osos, mientas más feo más hermosos! Qué tiempos aquellos!
Cualquiera tiempo pasado fue mejor.. al menos en lo que a parejas se refiere.
Y si, desde que alla en el oriente lejano alguien dijo "no desearas la mujer de tu projimo" porque alguien ya lo hacia, el mundo ha cambiado. Convengamos tambien que ciertos maridos ni aunque su mujer se queme a lo bonzo en la mitad del living le dan bola, con eso del stress, el millon antes de los 30 y demas consignas.En el mundillo de la farandula no todo es blanco o negro, mejor dicho "rosa" y sino preguntenle a Hoodie Allen, solo que tiene toda la torta y puede ver en multicolor jejeje. Asi es, espero ver cuanto le sale el chiste a Shakira, seguro se contornea; como Susana Gimenez con Roviralta, cenicero y perro de por medio. No se si cualquier tiempo pasado fue mejor, diria que fue mas discreto "tu abuelo fue un santo, nunca me hizo saber que era una cornuda" dijo mi abuela.
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