Pasados los primeros días, caracterizados por el impacto que en toda la sociedad causó la inesperada muerte del ex presidente Néstor Kirchner, las primeras y rápidas consultas permiten afirmar que la Iglesia no espera mayores cambios en su relación con el gobierno de aquí en adelante.
De todas maneras, la situación y sus perspectivas serán objeto de un análisis más circunstanciado a partir del lunes próximo, cuando se inicie en Pilar la última Asamblea Plenaria del Episcopado, ya que siempre esas reuniones prevén el intercambio de opiniones de los participantes sobre la realidad del país.
“Ya había temas, pero esta novedad carga bastante la agenda”, graficó uno de los concurrentes a la Plenaria cuando se lo consultó al respecto.
Para la gran mayoría de los obispos argentinos la relación con el gobierno que inició su gestión en mayo de 2003 fue compleja y -de acuerdo con la acertada expresión de un dignatario del interior- “despareja, más que mala”.
Ocurre que Kirchner y su equipo desplegaron a lo largo de todos estos años una estrategia en la que equipararon a la Iglesia con los grupos de presión o de interés que actúan en la Argentina, y como consecuencia de esa visión inicial atribuyeron intencionalidad política a cada una de sus declaraciones y acciones.
“Si en cada mención a la pobreza y en cada pedido de diálogo y consenso ves una confabulación en tu contra, entonces es muy difícil entenderse”, señaló un obispo cercano a la Capital Federal, al agregar otro aspecto que complicó la relación: la convicción, en el gobierno, de que cada vez que un hombre de la Iglesia exhortaba a superar situaciones de injusticia o tensión estaba encubriendo su militancia opositora.
Indudablemente, para la jerarquía eclesiástica el punto de mayor distancia entre el ex presidente y la Iglesia ha sido el del llamado a impulsar la reconciliación de la sociedad argentina. Un obispo que mantuvo reuniones con funcionarios por este tópico simplificó su conclusión en pocas palabras: “Nunca nos creyeron, pensaron que trabajábamos para los militares”.
Por cierto, el interés de la Iglesia en ese campo continúa expresándose en distintas formas. El pasado 23 de octubre, por ejemplo, se realizó un encuentro de reflexión sobre el perdón y su aplicación concreta a la historia argentina reciente, con participación de familiares de muertos y de desaparecidos por la acción de grupos armados y de fuerzas armadas estatales, antiguos miembros de organizaciones armadas, retirados de instituciones militares, hijos de personas actualmente detenidas en relación con aquellos sucesos, además de psicólogos y otros profesionales interesados en el tema.
La reunión contó con el aporte del ex arzobispo de Resistencia, Carmelo Giaquinta, que anima la iniciativa conocida como “Proyecto 70 veces 7”,y que está convencido de que en torno a tan ardua tarea “está sembrándose la semilla de una Argentina por fin reconciliada”.
7 comentarios:
: “Nunca nos creyeron, pensaron que trabajábamos para los militares.." y obvio, si alguien trabaja toda la vida AL LADO de los militares, no se va a creer otra cosa. Por mas qeu lo vstan de seda, obispo queda
¿Toda la vida?¿Todos?
no, todos no, angelleli no, De Nevares no...las escepciones a la regla
¿Y de los están vivos?
Perdón...quise escribir: ¿Y de los que están vivos? Los obispos argentinos vivos son 122, de los cuales 35 son eméritos, mayores de 75 años. Pregunto, por ejemplo, ¿quiénes ayudaron concretamente a salir del país al hermano de Silvia Suppo?
lo que no hicieron es ayudar a que no la mataran a silcia suppo. O a Julio Lopez. O a los desaparecidos...nada. Actuan cuando ya los muertos estan en el cajon con cara de "yo no fui" Toda la vida, casi todos, hicieron lo mismo. desde que se bajaron enlas carabelas. despues piden perdones tibios a dios
No me contestaste lo que te pregunté.
" siempre, nunca, todos, nadie"...la vida me enseñó a no usar estas palabras livianamente
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