VIDELA
Instado a pronunciarse sobre su propia participación en la guerra antisubversiva librada durante los años en que ejerció la primera magistratura del país, el general Jorge Rafael Videla afirmó no estar arrepentido de su proceder, y se declaró por entero responsable de lo actuado durante esa época.
Como en ningún momento dijo estar feliz y contento por los innegables abusos que en aquellos años de plomo tuvieron lugar, entonces sus enemigos de antes y de ahora lo dijeron por él, acusándole de "alevosía" y "contumacia".
En otras palabras, que si Videla no se arrepiente de haberles derrotado, entonces quiere decir que aplaude los excesos cometidos. El sofisma es obvio, pero no lo bastante para desanimar a ex guerrilleros y a periodistas progres, quienes no perdonan las atrocidades cometidas contra su trinchera, pero las disimulan, las disculpan y hasta las glorifican cuando fueron cometidas en nombre de la revolución.
Con o sin motivo se enorgullecen muchos de ellos de haber elegido, en su juventud, el camino de las armas para "liberar" a la patria, y de haber intentado liquidar a quienes tenían de ésta, de su futuro y de su destino una idea distinta. La misma metodología, sin embargo, se les antoja imperdonable e imprescriptible cuando, en el fragor de la contienda, les fue aplicada a ellos.
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