viernes, 9 de octubre de 2009

Con la democracia se... se...se... ¿cómo era?

Una vez conocí a alguien que cuando asumió Alfonsín me dijo lo buena que era la democracia, que ahora sí podía gritar lo que quisiera sin temor a ser reprimido.
Pasaron los años, nunca lo vi gritar, ni siquiera levantar la voz para una tibia protesta.
También un vecino me explicaba que la peor democracia era mejor que la más buena dictadura, hoy ese mismo hombre me decía que seguro vivía cuando estaban los milicos.
Un amigo exaltado hace un par de años me decía que era una barbaridad lo que se había enriquecido María Julia Alsogaray, hoy se ha quedado mudo ante el exagerado aumento patrimonial de los Kirchner.
Otro conocido cuando Néstor le pagó la deuda al FMI saltaba jubiloso como el entonces presidente gritando ¡chau para siempre FMI! ayer no podía entender la noticia de la vuelta al organismo.
Muy contento un trabajador, allá por el 83, me explicaba que por fin volvían los sindicatos para defenderlo de los abusos de la patronal, hace algún tiempo se quedó sin empleo y ahora pasa caminando arrastrando su congoja ante la mansión del Secretario del gremio.
No quedaron fuera del progreso los integrantes de los pueblos originarios, ahora habitan en ranchos de ladrillos en las afueras de las ciudades, protestan por sus derechos mientras siguen padeciendo miserias administradas por organizaciones extranjeras, tan bien les va que hasta una nueva tribu han inventado llamada mapuche.
Claro que cuando el país avanza siempre alguien se retrasa, mientras los delincuentes han conseguido mayores libertades la mayoría de los ciudadanos viven tras las rejas de sus casas.
Los adictos ahora pueden tener su plantita de marihuana en su casa para consumo propio e invitados, mientras cuelgan el cuadro de su ídolo Zaffaroni y se fuman un porrito a su salud.
Los medios de prensa, radio y televisión se aunaron en el festejo kirchnerista, no escatimaron elogios en sus avances democráticos y casi llegamos al primer mundo, pero el sueño terminó pronto para convertirse en una pesadilla llamada ley de medios audiovisuales, ley mordaza que le dicen.
Hoy la democracia es una dama ultrajada, violada en forma reiterada, descalza sobre brasas, harapienta por el mundo libre.
Pero que lindo es poder gritar lo que uno quiere sin que lo repriman...
... si es que D´Elía no está cerca!

Darío
Rosario
Santa Fe

1 comentario:

Anónimo dijo...

Darío:
La pena me inunda el alma.
Reaccionemos!
Rosalía