sábado, 8 de agosto de 2009

MEMORIA COMPLETA... para no mentirnos la historia


Editorial I

Una contribución a la verdad

En el relato de los años 60 y 70 no se trata de negar unos hechos y destacar otros, sino de exponerlos a todos en su contexto

Publicado en edición impresa

Meijide, recientemente publicado, expone el testimonio doloroso de una madre cuyo hijo fue apresado por fuerzas de seguridad en el marco de la represión ilegal y que está desaparecido desde octubre de 1976.

La visión y el tratamiento del tema por la autora excede por cierto lo familiar y se apoya en una visión construida en su actuación en instituciones defensoras de los derechos humanos. El contenido del ensayo puede ser debatido y, sin duda, habrá puntos de vista diferentes sobre un tramo de la historia argentina que aún no ha decantado y acerca del cual todavía confrontan distintos actores sin haber encontrado la reconciliación.

Pero interesa destacar una afirmación que le ha dado notoriedad desde el mismo momento de su presentación. Graciela Fernández Meijide dice que el número de desaparecidos no es 30.000. En rigor, de las investigaciones de la Comisión Nacional sobre la Desaparición de las Personas (Conadep), hechas en 1984, se desprende que las víctimas serían 8961. En 2006, el gobierno de Nestor Kirchner revisó, corrigió y actualizó esa cifra, llevándola a 9334. Esta es la cantidad de casos identificados e incorporados en el informe Nunca Más y en los relevamientos realizados hasta el día de hoy. Además, la autora afirma que es mejor decir la verdad y que en nada ayuda dar cifras que no pueden ser fundamentadas.

Coincidimos plenamente con esa afirmación, sin por ello caer en valoraciones inadecuadas. La graduación moral del problema de los desaparecidos no tiene que ver con el número. Pero justamente, la evidente falsedad del número coloca a quienes lo esgrimen en la sospecha de que buscan más potenciar el efecto político de su actuación, que luchar por la verdad y por la aparición o la reivindicación de las personas. Es por ello que debe ser valorada la actitud de la ex ministra y debe pedírseles a los militantes de las organizaciones defensoras de los derechos humanos, que salieron a criticarla fuertemente, que entiendan que con esa reacción no hacen más que debilitar la causa que dicen sostener.

El camino de la verdad es el que debe transitarse. Este ha sido un paso, pero hay aún una larga distancia para que en el relato histórico oficial y mediático predominante sobre los años sesenta y los setenta se incorpore la memoria completa. No se trata de negar unos hechos y de destacar otros, sino de exponerlos a todos en su esencia y en su debido contexto. De lo contrario, no se hará justicia plena y perdurarán la venganza y la confrontación.

La alternancia en el poder de visiones ideológicas distintas probablemente impondrá criterios judiciales pendulares, en tiempos distintos. Porque debe lamentarse, ciertamente, que la Justicia suela adaptarse a los vientos políticos predominantes. Es por ello que se pasa por encima a principios rectores del derecho penal, como el de cosa juzgada, la aplicación de ley penal más benigna, la irretroactividad de la ley penal y los derechos adquiridos, como ha ocurrido con el juzgamiento actual y con condenas a quienes reprimieron ilegalmente el accionar subversivo.

Un sesgo similar ha tenido la calificación de lesa humanidad aplicada a los crímenes del terrorismo de Estado, que no se les imputa a las organizaciones de la izquierda revolucionaria. En contra de la jurisprudencia internacional esta visión de nuestra Corte Suprema permite hasta hoy asegurarles impunidad a quienes mataron a miles de víctimas inocentes, desmantelaron desde el poder los tribunales creados para aplicarles justicia y desafiaron la democracia, en su afán de convertir a la Argentina en un país socialista.

Verdad, memoria completa, reconocimiento de culpas, perdón y reconciliación, deben ser los pasos para lograr plenamente la paz interior en nuestro país. Graciela Fernández Meijide, a quien nadie le podrá quitar su dolor y su razón, ha contribuido como pocos a hacer realidad este propósito.

1 comentario:

Anónimo dijo...

Una verdadera contribución a la verdad sería que el gobierno a través del MINISTRO DE EDUCACIÓN,
Prof. Alberto Estanislao SILEONI, desmienta a través de la educación en todos los niveles el "famoso" número de 30.000. La verdad ante todo!