sábado, 20 de junio de 2009

Elecciones 2.009: MÁS DE LO DISTINTO

VOTAR MÁS DE LO DISTINTO…

Ahí están las elecciones. A un tris.

Millones y millones en propaganda para una elección de diputados. Nunca lo supimos, no lo sabremos ahora, pero no pierdo las esperanzas (lo escribo en plural porque tengo muchas) que sepamos algún día la verdad, sobre los oscuros vericuetos de esas fortunas que aparecen de la nada para gastarse obscenamente en un par de meses en aviones alquilados, cansadores spots publicitarios, afiches que empapelan ciudades… Fortunas oscuras que gambetean crisis nacionales o internacionales, que gambetean casi todos los controles de los aeropuertos (salvo el control de la ahora vedetonga Telpuck), que desconocen la falta de presupuesto, que omiten hambrunas o pueblos relegados desde siempre a su pobreza. Nada de eso.

Llegan las elecciones, y los millones aparecen hasta para los “troskistas”.

Ni hablar de los enrevesados hilos judiciales para aceptar candidatos e imprimir las boletas.

La justicia electoral dirime: Este sí, sea como sea. Aquél nunca… pase lo que pase.

La justicia electoral concede: Candidatos a los que se les acepta cualquier prontuario, y candidatos a los que no se les perdona nada.

La justicia electoral cede: Candidatos que figuran con nombres antojadizos, como Echegaray o Altamira. Y otros que figuran con nombres artísticos. Así, Nacha Guevara, la única Evita que pudo conseguir Kirchner (parece que Maddona estaba muy flojita de papeles), pudo salvar judicialmente ese dato menor de llamarse Clotilde Acosta.

Y así vamos cada tanto a las elecciones. Cada vez más desanimados. Más resignados. Más descreídos. Más apáticos. Más exigidos. Más obligados. Más protestones.

Un noticiero ha puesto una cámara en Ciudad Universitaria. Quiere saber a quién vota el electorado juvenil universitario de Capital. Pasa un joven, pasan otro…pasan y pasan indiferentes. El desconocimiento y la apatía de las respuestas fue tal, que hasta el notero se puso colorado. La democracia. Nuestra democracia.

Siempre pensé en aquella frase de Raúl Alfonsín, que en los 80 gritaba sus discursos como Perón. Tanto se había compenetrado en su oratoria, que un tío mío, que podía darse el gusto de ser comunista gracias a su enorme sueldo, cuando Alfonsín terminó su discurso de cierre de Campaña a principios de los 80… se levantó de sus sillón y gritó ¡¡¡ Vamos “Pocho” carajo!!!

“La democracia se cura con más democracia”, repetía el líder radical, pensando tal vez que la democracia estaba enferma. Digo, nadie (salvo la esposa de Cappitanich) pretendería curar lo que está sano…

Pero el que supuestamente sabía de democracia era Alfonsín y no yo, así que no le voy a rebatir hoy sus argumentos con mis limitaciones.

Así, suponiendo cierta la sentencia de que la democracia se cura con más democracia, debo imaginar que la mejor forma de curarla, es no insistir con más de lo mismo, sino elegir más de lo distinto.

Claro que no voy a pretender que un candidato que se presenta por el oficialismo, se plante frente a los votantes para pedirles que si quieren mejorar la democracia, deben votar a la lista opositora. No soy tan ingenuo. Pero al menos deberían pensar que sí.

A UNA SEMANA…

Curioso, en Argentina, todos los democráticos son ultrademocráticos, hasta que deben aceptar a los que piensan de manera diferente. Cuando deben aceptar al que piensa distinto, ahí se les desinflan sus ínfulas democráticas.

Y aceptar a los que piensan distinto, es algo bueno más allá de la política. Es obvio que la sociedad toda mejora en la discrepancia. Es tan obvio entender que la tolerancia es un estado superior, que me apena saber que hasta las nuevas generaciones, que han nacido en democracia, se esmeran todavía en la intolerancia.

Nunca un candidato del oficialismo, ha reconocido que la democracia se mejora con más oposición. Nunca. Los que están en el poder, se esmeran por convencernos con frases hechas, que lo mejor que le podría pasar a la democracia de nuestro país, es que siempre gobernaran ellos y si es posible, con la mayoría absoluta.

Gobernar un país, una provincia, un municipio… o un club, sin oposición, no es democracia, aunque uno consiga los papeles de la formalidad. Y pretender eternizar esa situación, no hace más que corroer rápidamente a las Instituciones de la República.

Pocos electorados en la Argentina actúan en consecuencia. Uno de ellos es la Capital Federal. En ese distrito, el electorado parece comprender que a la democracia le hace bien la oposición. Por eso el voto porteño es siempre tan cambiante. Y por eso no es de extrañar que el próximo domingo, atrás de Michetti, todos se lleven una sorpresa con la elección de Pino Solanas.

Falta una semana apenas. Hablaría muy bien de nuestra democracia, si esta vez ganan los opositores, para bien del oficialismo.

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