domingo, 10 de mayo de 2009

TODAVÍA LOS 70...

Sin rencores…
El carcelero está solo esta tarde. Su compañero se retiró sin aviso.
Las circunstancias de la vida y de la historia lo han puesto lejos de una unidad penitenciaria. Es que desde hace unos años, la venganza de unos pocos, ha llenado este hospital de ancianos detenidos.
No son reos comunes, son Soldados que están pagando, treinta años después, las consecuencias de una victoria ante un enemigo resentido.
“No hay rencores”, le ha dicho el detenido hace unas semanas al carcelero, cuando este dudó en el momento de esposarlo.
“Son las circunstancias. Y es su trabajo”.
Pero el carcelero escuchó aquella sinceridad con desconfianza.
Esta tarde el carcelero está solo. Se siente raro. Se levanta de su silla. Va hasta la puerta de la habitación del “reo”. Todo en orden.
De pronto, un dolor profundo le oprime el pecho. Pero pasa.
El detenido, que le conoce de memoria la cara, lo ha notado.
“¿Todo bien?”.
Sí, no se preocupe, contesta el carcelero.
Pero termina la frase, y otra vez el dolor que le oprime el pecho. Esta vez el dolor es insoportable, y el carcelero se toma de la puerta para no caer al suelo.
El detenido se levanta de su cama como puede. Llama a la enfermera a los gritos. Y la enfermera pide a los gritos un doctor.
Quince minutos después, todos están en la guardia del Hospital.
Los médicos necesitan comunicarse con algún familiar o con algún superior del carcelero.
Imposible. En los teléfonos que tiene como contactos, no responde nadie.
El detenido entonces se hace responsable.
“Yo me hago cargo de lo que haga falta. Yo me hago cargo hasta que encuentren a alguien.”
El carcelero se recuperó en la guardia del Hospital de su afección.
Sus superiores pudieron notificarse mucho después.
El carcelero lo escribió clarito en su informe: “Si no fuera por el detenido, yo no estaría vivo.”
Hoy el carcelero me cuenta emocionado la historia… y me dice que ahora, que recién ahora sabe que tiene el honor de estar cuidando a un Soldado.
Por estos pasillos, me confiesa el carcelero, hace mucho tiempo que dejamos de pronunciar la palabra reo.

Esta historia tiene nombres y apellidos, por supuesto. Lo que no tiene, son rencores.

3 comentarios:

Gorillaz dijo...

Eso loco son todo` comunista lco obama es un ngero de mierda amigo de los palestinos y lo chavez loco
aguante hacerno la victima y crear pobreza,nunca laburamo y somos tarado
aguane loco
tinelli
viva el campo y la explotacion obrera
si no sont odo zurdo como en suecia

Horacio Ricardo Palma dijo...

Hablando de Suecia... vos tenés un frío hermano!!!
Abrazo

Anónimo dijo...

Conocí la historia y sé que esto pasó hace muy poco tiempo, no me extraña.

La solidaridad no conoce de rencores.