“Soy la hija mayor,del Ingeniero Jose Maria Paz , quien murió al resistir un intento de secuestro a los 45 años de edad. Una unidad armada del grupo Montoneros integrada por más de 15 personas intentó secuestrarlo, el 7 de agosto de 1974.
Fue el primer atentado del grupo terrorista en la provincia de Tucumán. Mi padre resistió esa agresión y allí cuando sus atacantes vieron su objetivo frustrado le dispararon a quemarropa, estando en el suelo y por la espalda. La vida lo dejo 20 días mas con nosotros… y allí recorrer un camino sintónico con su vida misma… después de que la violencia irrumpiera definitivamente y de manera palpable…No se dejo aterrorizar por las amenazas… tampoco estuvo aterrado en su agonía…Jose Paz no llevo jamás armas consigo… era su decisión personal.. No tenia guardaespaldas. En oportunidad en que hirieron a mi padre, el secretario general del sindicato del ingenio Concepción, empresa de la cual el era presidente… dijo al diario local " hechos de esta barbarie no benefician a nadie y deterioran el proceso institucional, sentimos enormemente lo ocurrido y repudiamos el atentado, hechos de esta naturaleza no deben repetirse nunca mas. El jefe de este sindicato, quien en esas palabras representaba a los obreros, se llamaba Rodolfo Nicolas Chávez… y se encontraba en momentos de hacer estas declaraciones en el sanatorio, con una multitud de obreros que habían concurrido allí a fin de solidarizarse y donar sangre… A Rodolfo Nicolas Chávez, ese compromiso le costo la VIDA, murió asesinado junto a otros tres sindicalistas Mario Juarez, Dante Jiménez y Antonio Frias… el 4 de febrero de 1975, Treinta años de edad, esposa y tres hijitos. Tenía más de 20 balazos…La Organización Montoneros nuevamente se atribuía el atentado.. Sus cuerpos fueron velados en la misma iglesia del ingenio, la que meses antes albergara el último adiós a Jose Maria Paz… y Chávez quien decía meses antes que hechos de esta naturaleza no debían ocurrir nunca mas, estaba siendo velado allí. Se atribuyo el hecho en el diario "Evita Montonera" el pelotón montonero de combate "Deolindo Gonzalez."..
Fue el primer atentado del grupo terrorista en la provincia de Tucumán. Mi padre resistió esa agresión y allí cuando sus atacantes vieron su objetivo frustrado le dispararon a quemarropa, estando en el suelo y por la espalda. La vida lo dejo 20 días mas con nosotros… y allí recorrer un camino sintónico con su vida misma… después de que la violencia irrumpiera definitivamente y de manera palpable…No se dejo aterrorizar por las amenazas… tampoco estuvo aterrado en su agonía…Jose Paz no llevo jamás armas consigo… era su decisión personal.. No tenia guardaespaldas. En oportunidad en que hirieron a mi padre, el secretario general del sindicato del ingenio Concepción, empresa de la cual el era presidente… dijo al diario local " hechos de esta barbarie no benefician a nadie y deterioran el proceso institucional, sentimos enormemente lo ocurrido y repudiamos el atentado, hechos de esta naturaleza no deben repetirse nunca mas. El jefe de este sindicato, quien en esas palabras representaba a los obreros, se llamaba Rodolfo Nicolas Chávez… y se encontraba en momentos de hacer estas declaraciones en el sanatorio, con una multitud de obreros que habían concurrido allí a fin de solidarizarse y donar sangre… A Rodolfo Nicolas Chávez, ese compromiso le costo la VIDA, murió asesinado junto a otros tres sindicalistas Mario Juarez, Dante Jiménez y Antonio Frias… el 4 de febrero de 1975, Treinta años de edad, esposa y tres hijitos. Tenía más de 20 balazos…La Organización Montoneros nuevamente se atribuía el atentado.. Sus cuerpos fueron velados en la misma iglesia del ingenio, la que meses antes albergara el último adiós a Jose Maria Paz… y Chávez quien decía meses antes que hechos de esta naturaleza no debían ocurrir nunca mas, estaba siendo velado allí. Se atribuyo el hecho en el diario "Evita Montonera" el pelotón montonero de combate "Deolindo Gonzalez."..
(Dra. María Victoria Paz – 10 / 12 / 2.008)
Todavía no tengo idea qué saldrá de todo esto.
Voy a esforzarme para que estas palabras no aparezcan como un revuelto de cosas sueltas. No quiero empachar con un pesado “menjunje”, así decía mi abuela cuando cocinaba mezclando cosas difíciles de digerir, en tiempos donde no existían yogures para el tránsito lento.
Egresé de la Escuela Nacional de Comercio de Gualeguay, Celestino Marcó, en 1.983… Y como el hombre, irremediablemente suele embrujarse ante ese hechizo misterioso de los números, ciertas fechas nos predisponen más que otras.
Hay aniversarios que embrujan con pociones pitagóricas. La sucesión de números naturales tiene esos escalones, insalvables para los recuerdos y los festejos del hombre que la transita. No se por qué, pero es así. Para la evocación y los festejos, los 25 años son esplendorosos, y los 26 años, por ejemplo, resultan intrascendentes.
Cuando recibí el primer correo electrónico, hace varios meses, con el aviso que anunciaba el reencuentro de aquella división A de la Escuela de Comercio de Gualeguay egresada en 1.983, inmediatamente me embarqué en el ejercicio de intentar el primer recuerdo del colegio secundario.
Y mi primer recuerdo es una canción: “Tengo un sueño”.
Esa romántica canción del grupo sueco, fue la primera que desciframos del inglés. La vida es así…y los recuerdos, ni hablar: Nunca aprendí inglés, pero siempre recordé esa canción. Cada vez que la escucho en algún lugar, mi mente vuela hacia las viejas aulas de aquella casona que ya no está. Y así fue nomás que nos juntamos 25 años después.
La verdad, está bueno, muy bueno ese ejercicio de homenajear la nostalgia. De volver en el tiempo, viajando en una charla plagada de anécdotas. De ejercitar la emoción. De reconocernos hoy, debajo de las peladas, las canas, las arrugas y los kilos, en los mismos ojos y en los gestos olvidados de los demás. Por una noche, mágicamente, volvimos al colegio. Volvimos a recorrer las calles de Gualeguay, imaginariamente, con nuestros guardapolvos blancos, y con nuestros sueños…casi.
Recordamos lo bueno, y lo no tan bueno, sin rencores. Con ese tamiz especial que impone el tiempo. Todos, fuimos esa noche un puñado de recuerdos, evocados con alegría de chicos…
DECRETAR EL OLVIDO
Y también los pueblos caen en el embrujo de recordar para estas fechas especiales. Muchos y sentidos actos se sucedieron en Argentina esta semana, con motivo de los 25 años del advenimiento de la democracia.
Y en Gualeguay, el Concejo Deliberante decidió, como para no ser menos, homenajear este cuarto de siglo de urnas, mediante un decreto que ordena: “Sustituir el busto del Gral. Pedro Eugenio Aramburu, erigido en Plaza San Martín, por un “Monumento a la Memoria”. Esta “Memoria” no está muy especificada, pero es lo que hay…. pero como entiendo de eufemismos, intuyo hacia dónde va la cosa.
Y…la idea es poco novedosa, pero ciento por ciento demagógica. Políticos al fin.
La Concejal Mariela Tasistro fue la encargada de comunicar los fundamentos de tal iniciativa. Dijo Tasistro en los fundamentos: “La celebración de los 25 años de la recuperación de la democracia acaecida el 10 de Diciembre de 1983, después de un largo y penoso período de dictadura militar que se cobrara la vida de miles de argentinos. Y la permanente necesidad de fortalecer este mecanismo de gobierno como único y soberano para obtener la patria tan ansiada que nos legaran nuestros verdaderos próceres y libertadores; es menester reconocer a quienes después de ardua lucha lograron restituirle al pueblo su sistema de gobierno constitucional. En ese sentido, y teniendo en cuenta que en años oscuros se reconocieron figuras que tanto dolor causaron en lo profundo del sentir nacional y popular, y permanecen aun vigentes en algunas ciudades de nuestro país, resulta fundamental erradicar de la memoria ciudadana todo rastro de dolor que impida cerrar estas heridas que aun persisten. Por todos los motivos que sean necesarios esgrimir pero ya no escribir, pues lo han hecho y continuaran haciéndolo las grandes plumas argentinas, es indispensables que los gualeyos terminemos de recordar tanto en monumentos u otro tipo de expresiones a quienes detentaron poder no ya con los mecanismos democráticos sino con violencia y terror…”
Ah sí, el Concejo Deliberante de Gualeguay no se anda con chiquitas. Se ha propuesto “erradicar de la memoria ciudadana, todo rastro de dolor que impida cerrar estas heridas que aún persisten”, por decreto.
Supongo yo, que el Concejo Deliberante de Gualeguay supone, que el busto al General Aramburu, se erigió en homenaje a su presidencia. ¡Vade retro gorilas!
Saco busto que no me gusta, pongo Monumento afín. Ejercitar la Memoria, decretando el olvido. Son genitales…perdón, geniales.
El busto al General Aramburu en Gualeguay, se levantó en 1.980 al cumplirse el décimo aniversario de su secuestro, tortura, enjuiciamiento revolucionario y fusilamiento, por parte de la banda terrorista argentina Montoneros. Por entonces, el Intendente gualeyo era el Dr. Freire, conocido dirigente peronista. El fusilamiento de Aramburu ocurrió en 1.970. Bueno es recordar que una de las terroristas que lo secuestró, Norma Arrostito, estuvo escondida en Gualeguay. Alguien la trajo de incógnito, y alguien le arregló la fuga, cuando la autoridad le pisaba los talones. Pero eso es otra historia…
Las bandas terroristas, cuyos integrantes impregnan con sus nombres cada Monumento a la Memoria que se erige en el país, no son los responsables de la recuperación de la democracia, sino todo lo contrario. El terrorismo en Argentina, siempre combatió la democracia. Sin ir más lejos, en los próximos 30 días ocurrirán en Argentina, tres aniversarios de sangrientos ataques terroristas: El ataque al cuartel de Azul, ocurrido en 1.974, cuando gobernaba el General Perón. El ataque al cuartel de Monte Chingolo, ocurrido en 1.975, cuando gobernaba la viuda de Perón, y el ataque al cuartel de La Tablada, ocurrido en 1.989 cuando gobernaba el Dr. Alfonsín. Todos ocurridos en democracia. Todos impunes.
No por casualidad, tres de los atentados terroristas más grandes ocurridos en Argentina, se perpetraron en plena democracia, mientras gobernaban los dos principales partidos políticos del país. El peronismo y el radicalismo.
Si son sinceras las palabras que Mariela Tasistro dice en nombre del Honorable Concejo Deliberante de Gualeguay, “que es indispensables que los gualeyos terminemos de recordar tanto en monumentos u otro tipo de expresiones a quienes detentaron poder no ya con los mecanismos democráticos sino con violencia y terror…”, espero que revisen bien el listado de los futuros homenajeados en el futuro Monumento a la Memoria.
Si es que son sinceros los sentimientos esbozados por el Concejo Deliberante, cuando dice que “resulta fundamental erradicar de la memoria ciudadana todo rastro de dolor que impida cerrar estas heridas que aun persisten...” espero tengan a bien no erigir ningún Monumento a la Memoria que honre a los terroristas que, tras más de 21.000 atentados y 1.500 asesinatos, regaron con sangre de argentinos, casi tres décadas de historia Argentina.
Voy a esforzarme para que estas palabras no aparezcan como un revuelto de cosas sueltas. No quiero empachar con un pesado “menjunje”, así decía mi abuela cuando cocinaba mezclando cosas difíciles de digerir, en tiempos donde no existían yogures para el tránsito lento.
Egresé de la Escuela Nacional de Comercio de Gualeguay, Celestino Marcó, en 1.983… Y como el hombre, irremediablemente suele embrujarse ante ese hechizo misterioso de los números, ciertas fechas nos predisponen más que otras.
Hay aniversarios que embrujan con pociones pitagóricas. La sucesión de números naturales tiene esos escalones, insalvables para los recuerdos y los festejos del hombre que la transita. No se por qué, pero es así. Para la evocación y los festejos, los 25 años son esplendorosos, y los 26 años, por ejemplo, resultan intrascendentes.
Cuando recibí el primer correo electrónico, hace varios meses, con el aviso que anunciaba el reencuentro de aquella división A de la Escuela de Comercio de Gualeguay egresada en 1.983, inmediatamente me embarqué en el ejercicio de intentar el primer recuerdo del colegio secundario.
Y mi primer recuerdo es una canción: “Tengo un sueño”.
Esa romántica canción del grupo sueco, fue la primera que desciframos del inglés. La vida es así…y los recuerdos, ni hablar: Nunca aprendí inglés, pero siempre recordé esa canción. Cada vez que la escucho en algún lugar, mi mente vuela hacia las viejas aulas de aquella casona que ya no está. Y así fue nomás que nos juntamos 25 años después.
La verdad, está bueno, muy bueno ese ejercicio de homenajear la nostalgia. De volver en el tiempo, viajando en una charla plagada de anécdotas. De ejercitar la emoción. De reconocernos hoy, debajo de las peladas, las canas, las arrugas y los kilos, en los mismos ojos y en los gestos olvidados de los demás. Por una noche, mágicamente, volvimos al colegio. Volvimos a recorrer las calles de Gualeguay, imaginariamente, con nuestros guardapolvos blancos, y con nuestros sueños…casi.
Recordamos lo bueno, y lo no tan bueno, sin rencores. Con ese tamiz especial que impone el tiempo. Todos, fuimos esa noche un puñado de recuerdos, evocados con alegría de chicos…
DECRETAR EL OLVIDO
Y también los pueblos caen en el embrujo de recordar para estas fechas especiales. Muchos y sentidos actos se sucedieron en Argentina esta semana, con motivo de los 25 años del advenimiento de la democracia.
Y en Gualeguay, el Concejo Deliberante decidió, como para no ser menos, homenajear este cuarto de siglo de urnas, mediante un decreto que ordena: “Sustituir el busto del Gral. Pedro Eugenio Aramburu, erigido en Plaza San Martín, por un “Monumento a la Memoria”. Esta “Memoria” no está muy especificada, pero es lo que hay…. pero como entiendo de eufemismos, intuyo hacia dónde va la cosa.
Y…la idea es poco novedosa, pero ciento por ciento demagógica. Políticos al fin.
La Concejal Mariela Tasistro fue la encargada de comunicar los fundamentos de tal iniciativa. Dijo Tasistro en los fundamentos: “La celebración de los 25 años de la recuperación de la democracia acaecida el 10 de Diciembre de 1983, después de un largo y penoso período de dictadura militar que se cobrara la vida de miles de argentinos. Y la permanente necesidad de fortalecer este mecanismo de gobierno como único y soberano para obtener la patria tan ansiada que nos legaran nuestros verdaderos próceres y libertadores; es menester reconocer a quienes después de ardua lucha lograron restituirle al pueblo su sistema de gobierno constitucional. En ese sentido, y teniendo en cuenta que en años oscuros se reconocieron figuras que tanto dolor causaron en lo profundo del sentir nacional y popular, y permanecen aun vigentes en algunas ciudades de nuestro país, resulta fundamental erradicar de la memoria ciudadana todo rastro de dolor que impida cerrar estas heridas que aun persisten. Por todos los motivos que sean necesarios esgrimir pero ya no escribir, pues lo han hecho y continuaran haciéndolo las grandes plumas argentinas, es indispensables que los gualeyos terminemos de recordar tanto en monumentos u otro tipo de expresiones a quienes detentaron poder no ya con los mecanismos democráticos sino con violencia y terror…”
Ah sí, el Concejo Deliberante de Gualeguay no se anda con chiquitas. Se ha propuesto “erradicar de la memoria ciudadana, todo rastro de dolor que impida cerrar estas heridas que aún persisten”, por decreto.
Supongo yo, que el Concejo Deliberante de Gualeguay supone, que el busto al General Aramburu, se erigió en homenaje a su presidencia. ¡Vade retro gorilas!
Saco busto que no me gusta, pongo Monumento afín. Ejercitar la Memoria, decretando el olvido. Son genitales…perdón, geniales.
El busto al General Aramburu en Gualeguay, se levantó en 1.980 al cumplirse el décimo aniversario de su secuestro, tortura, enjuiciamiento revolucionario y fusilamiento, por parte de la banda terrorista argentina Montoneros. Por entonces, el Intendente gualeyo era el Dr. Freire, conocido dirigente peronista. El fusilamiento de Aramburu ocurrió en 1.970. Bueno es recordar que una de las terroristas que lo secuestró, Norma Arrostito, estuvo escondida en Gualeguay. Alguien la trajo de incógnito, y alguien le arregló la fuga, cuando la autoridad le pisaba los talones. Pero eso es otra historia…
Las bandas terroristas, cuyos integrantes impregnan con sus nombres cada Monumento a la Memoria que se erige en el país, no son los responsables de la recuperación de la democracia, sino todo lo contrario. El terrorismo en Argentina, siempre combatió la democracia. Sin ir más lejos, en los próximos 30 días ocurrirán en Argentina, tres aniversarios de sangrientos ataques terroristas: El ataque al cuartel de Azul, ocurrido en 1.974, cuando gobernaba el General Perón. El ataque al cuartel de Monte Chingolo, ocurrido en 1.975, cuando gobernaba la viuda de Perón, y el ataque al cuartel de La Tablada, ocurrido en 1.989 cuando gobernaba el Dr. Alfonsín. Todos ocurridos en democracia. Todos impunes.
No por casualidad, tres de los atentados terroristas más grandes ocurridos en Argentina, se perpetraron en plena democracia, mientras gobernaban los dos principales partidos políticos del país. El peronismo y el radicalismo.
Si son sinceras las palabras que Mariela Tasistro dice en nombre del Honorable Concejo Deliberante de Gualeguay, “que es indispensables que los gualeyos terminemos de recordar tanto en monumentos u otro tipo de expresiones a quienes detentaron poder no ya con los mecanismos democráticos sino con violencia y terror…”, espero que revisen bien el listado de los futuros homenajeados en el futuro Monumento a la Memoria.
Si es que son sinceros los sentimientos esbozados por el Concejo Deliberante, cuando dice que “resulta fundamental erradicar de la memoria ciudadana todo rastro de dolor que impida cerrar estas heridas que aun persisten...” espero tengan a bien no erigir ningún Monumento a la Memoria que honre a los terroristas que, tras más de 21.000 atentados y 1.500 asesinatos, regaron con sangre de argentinos, casi tres décadas de historia Argentina.
Horacio R. Palma
1 comentario:
Seguí sangrando por la herida del orto.
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