A la Reina del Pop le importa un comino, se nota, pero en definitiva es su negocio.
Y con cara de hastío llega a la casa Rosada.
Allí está Cristina Fernández, nuestra presidentA, que se muere de ganas de conocerla. Y se le recontra nota. Tanto, que ni bien le avisan el arribo de la diva, despacha rápidamente a Ingrid Betancourt, a la que le ha mentido compasión, y se apresta para la foto.
La Reina del Pop lleva muchos años al tope de la música internacional. Llegó al estrellato y se mantuvo en la cima por su carisma y por su talento.
La llegada de Cristina al “estrellato”, es un misterio. Alguien le aseguró los votos y nos la dejó allí. Solo fotos y discursos. Tras 25 años de democracia, conseguimos presidentes que ni siquiera aceptan preguntas. Están esperando que el pueblo, “madure”.
Y ahí está ella rozagante y chocha, con todos sus oropeles posando para la foto con Madonna, que a esta altura de la vida, convengamos, es más un icono para “cholulos”, que una buena cantante.
Se sientan en la mesa amplia.
Una con cara de hastío. La otra, con cara de satisfacción.
Una, no para de hacer éxitos.
La otra, no para de hacer cagadas.
A una, se la recordará como la Reina del Pop…
A la otra, los argentinos la recordaremos como la reina del "popó"…
Y con cara de hastío llega a la casa Rosada.
Allí está Cristina Fernández, nuestra presidentA, que se muere de ganas de conocerla. Y se le recontra nota. Tanto, que ni bien le avisan el arribo de la diva, despacha rápidamente a Ingrid Betancourt, a la que le ha mentido compasión, y se apresta para la foto.
La Reina del Pop lleva muchos años al tope de la música internacional. Llegó al estrellato y se mantuvo en la cima por su carisma y por su talento.
La llegada de Cristina al “estrellato”, es un misterio. Alguien le aseguró los votos y nos la dejó allí. Solo fotos y discursos. Tras 25 años de democracia, conseguimos presidentes que ni siquiera aceptan preguntas. Están esperando que el pueblo, “madure”.
Y ahí está ella rozagante y chocha, con todos sus oropeles posando para la foto con Madonna, que a esta altura de la vida, convengamos, es más un icono para “cholulos”, que una buena cantante.
Se sientan en la mesa amplia.
Una con cara de hastío. La otra, con cara de satisfacción.
Una, no para de hacer éxitos.
La otra, no para de hacer cagadas.
A una, se la recordará como la Reina del Pop…
A la otra, los argentinos la recordaremos como la reina del "popó"…
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