Pueblo de Tucumán, leí hace días atrás algo que quiero expresarles como símbolo de lo que siento por ustedes: se puede olvidar a quienes y con quienes uno haa reído, pero jamás se puede olvidar a quienes y con quienes uno ha llorado. Así será…»
(General Adel Edgardo Vilas – Diciembre 1975)
Dicen que los ojos son el espejo del alma. Tal vez por eso ella suele esquivar la mirada. Otros afirman que es la cara quien mejor la refleja. Tal vez por eso, a ella se le transformó en una mueca atroz, ante una pregunta sencilla. El hecho ocurrió en la siesta de un día martes de hace un par de semanas en el programa que Badía (que nunca supe si es Juan Alberto o Ramón) tiene en Canal 7. La señora que refiero es Nilda Garré, ex de Abal Medina, quién, como todos saben, es la actual Ministra de Defensa de esta Argentina indefensa. Bastó que un joven panelista, sin tapujos, tomara el micrófono y le preguntara a la Ministra «¿Qué sabía sobre cierto proyecto presentado en Diputados, que estudia la posibilidad de otorgarles una pensión a los soldados que combatieron en el Operativo Independencia?», en obvia alusión al triunfal Operativo que desarticuló a mediados de los 70, el incipiente foco guerrillero urbano y rural, en aquella provincia argentina, donde los terroristas buscaban crear una zona liberada a sangre y fuego. La señora hizo un silencio de muerte. O tal vez fue solo estupor, como si un soplo helado le hubiera recorrido la espalda. Dio un largo rodeo verbo…trágico, como preparando la respuesta. Sospecho que la maldijo. Y contestó: «Sí, sabemos que hay algún diputado que ha presentado ese proyecto, que no está impulsado por el Ministerio de Defensa, por supuesto, y entiendo que por ninguna otra área del Poder Ejecutivo. Y la verdad es que no entendemos cuál puede ser el motivo para que las personas que participaron del Operativo Independencia, puedan tener algún derecho a una especie de pensión…» Fue en este punto, cuando la Ministra estaba saliendo del paso sin muchas explicaciones, que otra joven panelista la interrumpió diciendo: «Quieren ser reconocidos como combatientes de guerra. Consideran que el Operativo Independencia fue un acto de guerra. ¿Cuál es la postura del Ministerio?». Entonces, al que se le desencajó la cara fue a Badía, como si temiera por su contrato en el canal estatal. La pregunta fue clara, fue concreta, y la Ministra contestó de la manera que uno espera: Cobardemente: «No, no, nosotros no avalamos dicho proyecto».
MEMORIA
Es curioso, pero una pregunta similar ya había contestado Nilda Garré, casualmente, en los años en que ahora ella y este gobierno se empeñan y se esmeran en recordar. ¡Leed!: «…a todo ello ha venido a sumarse, en las últimas horas, un atentado con explosivos contra el Comando General del Ejército (Montoneros) que agrega una nueva lista de víctimas de esta guerra boba en la que todos parecemos estar atrapados… Me resisto a creer… que estas instituciones… no puedan dar una contribución positiva y eficaz en esta guerra dramática…Yo me resisto a creer que los legisladores nacionales… no podamos coadyuvar con los demás poderes del estado en una acción enérgica, comprometida y solidaria para terminar con estos enemigos que, por izquierda o por derecha, nos someten a una guerra que no queremos y hemos rechazado reiteradamente…» Esta fue la respuesta que en 1975 dio Nilda Garré de Abal Medina, cuando era diputada del Partido Justicialista en el gobierno de Isabel Perón. Claro que por entonces, las «papas» quemaban. Y los terroristas como su cuñado Abal Medina, mataban a diestra y siniestra. Extraño es, que el mismo gobierno y las mismas personas que reivindican Memoria y Verdad y Justicia en cada recodo de la historia, olviden su propia historia, o intenten rescribirla con mentiras. ¿Acaso nadie, de todo este gobierno «peronista», recuerda aquél decreto que el 5 de febrero de 1975, el gobierno peronista de la viuda del General, redactó para dar comienzo a las Operaciones Militares en la Provincia de Tucumán? Me refiero al Decreto 261, que comenzaba así: «Visto: Las actividades que elementos subversivos desarrollan en la Provincia de Tucumán y la necesidad de adoptar medidas adecuadas para su erradicación, La Presidente de la Nación Argentina , en acuerdo General de Ministros, Decreta. Artículo 1: El comando General del Ejército procederá a ejecutar las operaciones militares que sean necesarias a efectos de neutralizar y / o aniquilar el accionar de los elementos subversivos que actúan en la Provincia de Tucumán…». Entonces uno, que se traga el sapo de que este es un gobierno peronista, dice. ¡La pucha!, nos piden Memoria, y nos gritan Verdad, pero no recuerdan sus propias palabras, ni la historia de su propio partido. Entonces, uno conjetura. Y a decir verdad, a mí me han cansado con tanta Mentira de Historias falseadas. Y me revuelve las entrañas escuchar a la actual Ministra Garré, entonces diputada, decir muy suelta de cuerpo: que «no entiende cuál puede ser el motivo para que las personas que participaron del Operativo Independencia, puedan tener algún derecho a una especie de pensión…» ¿Cómo no entiende? ¿No recuerda? ¿Pretende tomarnos el pelo? Tal vez al leer sus propias palabras, que este mes ha publicado la Revista B1, le devuelvan a la Ministra la memoria que se empeña en olvidar. Y si no, entonces tal vez estos números le refresquen también la memoria a la señora: Sólo en la primera fase de la Operación Independencia, en 1975, se registraron 37 combates, fueron destruidos 58 campamentos guerrilleros, y en los enfrentamientos murieron 160 combatientes del Ejército Revolucionario del Pueblo y 53 miembros de las fuerzas que dieron sus vidas para defender la Democracia. Y por si aún le quedan dudas, puede ojear los más de 50 Partes de Guerra que en Tucumán emitieron las organizaciones subversivas. Números y datos, de la Guerra que olvida Garré, vaya a saber por qué.
HOY COMO AYER
Y mientras el gobierno y sus aliados en esto de los Derechos Humanos (de algunos derechos para algunos humanos) están empeñados en rescribir la historia de los 70 de manera antojadiza, cosas graves suceden en Argentina. Idénticas a las de entonces. El sargento de la Policía bonaerense Hernán Clemente Bértola de 41 años y padre de 4 hijos, fue asesinado esta semana cuando volvía a su casa, luego de haber prestado 2 servicios adicionales en canchas de fútbol. Subió al colectivo, y un delincuente lo ejecutó por el solo hecho de llevar puesto su uniforme policial. Horas más tarde, el oficial de la policía bonaerense Luciano Flores, de 24 años, se convirtió en el segundo policía bonaerense asesinado en una semana. Y el sexto en lo que va del año. Flores acompañó a un amigo a comprar mercadería. Entraron dos hombres armados, redujeron a la gente, y cuando los asaltantes revisaron el bolso de Flores y le encontraron su arma reglamentaria, sin decir una palabra lo ejecutaron con disparo en la cabeza. ¿Por qué?…porque era policía. Nadie de este gobierno se alarmó ante estos fusilamientos. Pero a los que gustamos leer la historia, y recordar con Memoria Completa, nos asusta saber que así mataban en Argentina, los terroristas en los años 70. A quemarropa y porque sí. Para escalar rango en las «Orgas». ¿También habrán olvidado esto? ¿O será acaso un mecanismo inconsciente, como para aliviar la culpa de tanta muerte en la espalda? Me dan asco.
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