…luchemos
codo a codo respetándonos integralmente unos a otros para ser lo que merecemos
ser y aun no lo somos. Todo está en nuestras manos. VIVA LA PATRIA!!!”
(Coronel
VGM(R) Horacio Losito)
Malvinas,
Malvinas… ¡Malvinas!... Malvinas es la gesta argentina contemporánea por
excelencia. Es la guerra contra una potencia extranjera que vivió nuestra
generación. Todas las anteriores las conocíamos solo por los libros de
historia.
2 de abril de
1982. Me levanté rezongando la rutina escolar. Hacía frío y amanecía despacio.
En la mesa de la cocina estaban mamá y papá esperando para el desayuno. Y
cuando papá estaba para el desayuno, pasaba algo. Y fue mi viejo el que me dio
la noticia: "Acaban de recuperar las Malvinas". Desde mis 16 años,
pensé que eso era una buena noticia, pero papá intentaba hacerme entrar en
razones: "Estamos en guerra", dijo con una preocupación que le
quebraba la garganta. Pero es lejos, contesté queriendo hacerme el gracioso. La
guerra era lejos, y yo tenía mis urgencias: las de mi adolescencia. Fue mucho
después que tomé conciencia. Seiscientos muertos después.
34 años han
pasado, y Malvinas sigue siendo un tema pendiente entre nosotros que,
argentinos al fin, preferimos hablar de las miserias de la guerra antes que
recordar con HONORES a nuestros HÉROES. Pueblo cordero… casi pueblo
cobarde.
Un pueblo
cobarde que prefiere cada año justificarse en las miserias de la guerra, y no
hablar nunca la gloria de sus Héroes!... Si el 2 abril se resume en la patética
película Iluminados por el Fuego, convengamos que, entonces, nos ganaron los
cobardes.
En un país donde
se ensalza hasta la valentía de un perro que salva un gato, curiosamente se
esconden las miles de historias heroicas de nuestros HOMBRES de Malvinas.
La noche del
viernes 28 abril, el capitán José Vercesi, jefe de la 1ra sección, recibió la
orden de ejecutar una exploración de 40 kilómetros para informar sobre las
actividades de los británicos que habían desembarcado el 21 de mayo, y de los
cuales se sabía poco y nada. Todo se hizo a oscuras. Con evidencias de un
particular cansancio, producto de las tensiones vividas en los últimos días y
con falta de sueño, los hombres de la Sección, reforzados con suboficiales
apuntadores de misiles Blow-Pipe, un enfermero y el sargento 1ro Helguero de la
601, se alistaron para la salida." Partimos a poco de amanecer en dos
helicópteros" peinando las formas del terreno para evitar radares y armas,
y tratando de familiarizarnos con el recorrido, en prevención de tener que
volver a pie. Nunca imaginamos que a escasos metros estaba el campamento del
enemigo, situado en Teal Intel Settlement, cuyo jefe era el brigadier Julian
Thompson. Cuando se alejaron los helicópteros, una extraña sensación nos
envolvió. Un silencio tajante contrastaba con el ruido ensordecedor de los
motores. Estábamos en terreno de nadie, a mitad de camino entre la cabeza de
playa de los británicos y nuestras posiciones lejos de cualquier ayuda,
confiando solamente en la propia capacidad y creyendo ciegamente en el
camarada", cuenta el Coronel Horacio Losito, veterano de guerra. Y
prosigue su relato…"Luego de una marcha forzada, en las proximidades de la
cima del monte lugar desde el cual se podía observar con mayor precisión. A las
pocas horas divisamos un corredor aéreo de helicópteros enemigos que transporta
externamente cañones y bultos en grandes cantidades. Volaban en dirección
general la línea San Carlos - Puerto Argentino. Intentamos informar lo que
veíamos, aplicando todos los conocimientos de comunicaciones a nuestro alcance
sin éxito. La interferencia era enorme y no queríamos mantener prendido el
equipo durante mucho tiempo para evitar ser detectados". "El 30 de
mayo de 1982 amaneció frío pero soleado. A media mañana, el capitán resolvió
desplazarnos hacia Fitz Roy-a unos 20 kilómetros del lugar, a través del cordón
del Rivadavia. El objetivo era conectarnos con una sección de Ingenieros y
desde allí poder trasmitir nuestros informes. Comenzamos la marcha sobrecargados,
porque aparte del equipo propio, transportábamos armamento y munición de un
depósito que había instalado la Compañía 601. El desplazamiento sobre la turba
se hizo muy dificultoso y agobiante, ante la posibilidad de pasar otra noche
gélida y mojados, decidimos hacer un alto en un sitio que el mapa describía
como una elevación, pero estaba del otro lado del arroyo Malo, Su nombre: Top
Malo House (la casa de alto). Luego de cruzar el arroyo de agua helada y
torrentosa-donde algunos de nosotros caímos al resbalar en el verdín de las
piedras del lecho- abordamos la casa con técnicas apropiadas para el caso, en
previsión de que estuviera ocupada por el enemigo. Nuestra sección se dividió
en dos grupos: uno ocupó el piso superior y el otro, la planta baja. Sabíamos
que el estar dentro de la casa no ofrecía seguridad, pero existía una real
necesidad de recuperarnos y secar el equipo para poder enfrentar con éxito las
futuras exigencias. La decisión que se adoptó al dilema planteado la pagaríamos
con sangre horas más tarde...”
Fuerzas de elite
británicas con órdenes de aniquilar al enemigo atacaron con todo tipo de
armamento la casa. El Teniente Primero (post mortem) Espinosa, que se
encontraba de guardia en la parte superior de la casa cuando se desató el
ataque, abrió fuego y logró atraer las balas enemigas hacia él, para que el
resto pudiera salir. Eso le costó la vida. Losito, antes de poder salir es
alcanzado en la cabeza por una esquirla de cohete antitanque que los hirió en
la cabeza. Pese al intenso combate, logró replegarse hacia una posición
elevada. En ese trayecto una bala le alcanzó la pierna izquierda, hiriéndolo
nuevamente de consideración. Sin perjuicio de ello, continuó el combate, aún
luego de que el jefe de la patrulla argentina decidió rendirse. El fuego del
entonces Teniente Primero Losito cesó solo cuando se desvaneció a causa de la
pérdida de sangre. Losito fue atendido por los británicos y se convirtió en
prisionero de guerra durante un mes. En esa ocasión el Doctor Rick Jolly, jefe
del staff médico inglés, sanó las heridas de Losito.
La esposa y la
hija saludando al Coronel Losito a la salida de tribunales
Losito se
convirtió así en uno de los soldados argentinos, vivos, más condecorados de la
guerra. Hace unos años tuve el honor de poder visitarlo. Fue en un hospital.
Ahí estaba con su esposa, apenado porque no podrían operarlo debido a un cuadro
de alta presión.
Un hombre muy
alto y morocho que camina con una faja en la cintura por sus dolencias. El
Héroe de Malvinas está también detenido por supuestos delitos de lesa
humanidad. Alguien dice haberlo reconocido en Margarita Belén. El “testigo” lo
describió como “un hombre petiso, rubio y de ojos celestes”… parece un designio
nacional, en Argentina, siempre los cobardes gritan más fuerte. Malvinas,
Gloria y honor a los caídos en combate… recuerdo para todos aquellos que
defendieron la Patria con coraje!!
Horacio R. Palma
Escribidor contumaz...
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