lunes, 21 de abril de 2014

Realismo poco mágico...

El cielo azul celeste anuncia un otoño de Gloria. En el Parque Quintana medio pueblo disfruta una tarde dorada de sol. No hay cosa más linda que ver miles de chicos jugando en un parque. Un chico sonriendo sobre una hamaca cura más que diez inyecciones intramusculares. 


 Otro feriado más… y van… pero éste es un feriado que nadie resiste. Es un feriado XXL, talle especial, pero fecha especial de semana especial, una semana donde judíos y cristianos hemos celebrado nuestras pascuas. Hermanados todos en la Fe. Podemos irnos en paz. Desde la ventana de mi casa veo los adentros de un gran Templo judío. Ya el martes, con la primera estrella, por el barrio las familias de “la cole” peregrinaban hacia el Templo con sus mejores galas. 

En la puerta de la casa de comidas Naná, un gran número de personas esperan para comprar comidas Kosher o tradicionales manjares… los otros negocios del barrio también se vistieron esta semana con otras galas. Huevos y roscas de Pascua, y aquéi y allá el pescado en cada una de las ofertas. La gente de las parroquias ha salido a las calles para anunciar el mensaje de Esperanza de la Resurrección y los misterios de la Cruz. En paz, cada uno con sus creencias, con sus credos y con sus tradiciones. Así me gusta a mí. Así debería ser siempre. Así deberíamos convivir. No parece tan complicado. Pero la tolerancia sí es complicada en los tiempos que corren. Lamentablemente. La tolerancia es un valor que hemos ido perdiendo en ese militar de algunos en blancos y negros. Buenos y malos. Ustedes o nosotros. 

Tender puentes diría Eise Osman, en dos palabras. De eso se trata. Me levanté temprano para disfrutar la mañana hermosa de un otoño que se esmera en hacerse querer. Así que tomé unos mates disfrutando el cielo y la galleta por partes iguales. Después de todo, en Gualeguay, cielo y galleta saben a gloria. Veinte minutos antes de las diez de la mañana, tuve la oportunidad de acceder a una extensa charla con el Intendente de Gualeguay, Dr. Luis Erro. Unos días atrás, le había solicitado una entrevista para una charla informal. Y accedió. Así que temprano me acerqué al edificio de la Municipalidad, que desierto parece mucho más grande de lo que es en realidad. El encuentro fue en su despacho y mate de por medio. Pudimos dialogar en "off", y con respeto decirnos las diferencias... como periodista y como ciudadano, tuve la oportunidad de poder puntualizarle cada una de las cosas que me preocupan y en las que discrepo de su gestión... es increíble, a veces me asombra que los argentinos le temamos tanto a la libertad y caigamos tan fácilmente en la intolerancia... los políticos deberían entender que la crítica constructiva es indispensable para un sistema democrático saludable. Claro que Erro no cambiará mi modo de pensar, ni podrá hacer que yo no escriba o publique lo que pienso. Es claro que de mi conversación el Intendente no cambiará sus formas ni sus modos… pero de eso se trata. De escuchar, de escucharos. De poder hablar con respeto las diferencias y poder preguntar sin miedo nuestras dudas. ¿Tan difícil es?... increíblemente la respuesta es: Sí. Yo salí del encuentro con “el Colo” con la satisfacción de saber que sí es posible el diálogo respetuoso, aún desde las diferencias más profundas. Y con la sensación de que es el camino correcto, aunque sea el camino más largo. Libertad con respeto. Libertad para decir y para decirnos. Y libertad para informar, o para opinar sin que alguno pueda levantar un dedo para decir: ¡qué lo callen! 

A veces uno escucha a los políticos y no puede dejar de pensar en el realismo mágico. Casualmente esta semana murió uno de sus mejores exponentes: Gabriel García Márquez. El genial escritor colombiano recientemente fallecido, premio Nobel de Literatura, abordó como pocos ese género literario donde lo real y lo mágico no tienen límites. Cuando uno se adentra en los libros del realismo mágico, lo fantástico y lo mágico forman parte de la normalidad dentro del relato. Hasta tal punto, que uno llega a creer normal que las vacas vuelen o que los árboles aconsejen a los abuelos. En los relatos del realismo mágico, lo mágico y lo fantástico nunca se explica… las cosas extrañas suceden porque sí, normalmente y nadie las aclara. La mágica realidad de fábula se percibe como real… y nadie la cuestiona. El relator del relato cuenta y describe cosas fantásticas, lo mágico se hace presente ante los ojos del lector, los hechos son reales, pero tienen una connotación fantástica… la gente sabe que no es así, que nunca será… pero el autor del relato nos lo cuenta como lo más normal… y nosotros lo creemos. Murió Gabo, murió viejo y enfermo. A la misma edad en que muchos argentinos que combatieron al terrorismo se encuentran tirados en una cárcel común sin asistencia médica. Gabo, que tuvo la suerte de no haber sucumbido ante ninguna de las tantas balas que asesinaron tantos colombianos, volcó su asombro y admiración hacia la revolución del dictador Fidel Castro. Allí refugió su ideología, como periodista trabajó para Prensa Latina, la agencia de noticias Cubana que fundó Rodolfo Walsh, y que regentearon varios terroristas. Pero Gabo escritor fue mucho más que eso. Fue mil veces más que eso. Gabo escritor es el Gabo que quedará en la historia. Lo digo, porque encontré una gran cantidad de lectores que descalifican a Gabriel García Márquez solo por su ideología. Error. 

Transcribiré lo primero que leí de Gabo... el libro estaba en la biblioteca de la casa de mi infancia... yo aún no sabía nada de política ni de comunismo ni de liberales... ni de maoístas ni de cubanos terroristas ni de argentinos que asesinaban uniformados. Nada de eso, apenas descubrí unas palabras hermosas que amanecían una historia atrapante. Yo aprendí a leer así la buena literatura, disfrutando de las letras y las bellas historias, sin el tamiz absurdo y estéril de las ideologías obtusas, que por mezquindades pretenden prohibirnos el disfrute de ciertas genialidades que no tienen tiempo, ni color ni banderas... : "El día en que lo iban a matar, Santiago Nasar se levantó a las 5.30 de la mañana para esperar el buque en que llegaba el obispo. Había soñado que atravesaba un bosque de higuerones donde caía una llovizna tierna, y por un instante fue feliz en el sueño, pero al despertar se sintió por completo salpicado de cagada de pájaros. «Siempre soñaba con árboles», me dijo Plácida Linero, su madre, evocando 27 años después los pormenores de aquel lunes ingrato. «La semana anterior había soñado que iba solo en un avión de papel de estaño que volaba sin tropezar por entre los almendros», me dijo..."

Horacio R. Palma
El Día de Galeguay
Gualeguay
Entre Ríos

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