sábado, 30 de noviembre de 2013

"Argensinos"... argentinos y asesinos en partes iguales

En una siesta tranquila y calurosa, bajo un cielo azul y formoseño, un pibe barre. En realidad lo que está haciendo es cambiar la tierra de lugar. A pocos metros, varios de sus compañeros se duchan para calmar los sudores de una mañana atareada. Los demás intentan una breve siesta.

¡Viva la Pensión!


Están bajo bandera, son colimbas, muchos de ellos han venido de monte adentro y en el regimiento han descubierto el baño, el agua tibia saliendo de una canilla, y un plato de comida caliente que no se saltea días, como en la pobreza del monte.
Lo que para algunos parece poco… a ellos les suena a mucho.
La Argentina de entonces era una Argentina de gobierno que luchaba por mantener la democracia endeble, atacada a tiro y bomba por un grupo de “iluminados” que trabajaban a tiempo completo para minarla a sangre y fuego.
Gobierno peronista de Isabel, reciente viuda del General Perón. Los que han quebrado lanzas contra la bandera celeste y blanca, calcados colores de este cielo de siesta formoseña, han resuelto seguir los designios de un dictador que ha comenzado a pura bala su mandato en Cuba, la hermana mayor de las islas del Caribe, con tan buenos resultados de miedo… que aún mantiene su esfinge el poder total… absoluto de la vida y la muerte en la Isla. 
Un estruendo de autos quiebra el silencio de la siesta formoseña y le quita la monotonía de sus ruidos, que son casi silencios. Carlos, Pedro, Daniel… póngale usted los nombre que quiera, pero medio centenar de “argensinos” (argentinos y asesinos en partes iguales), han preparado la masacre de esta siesta desde hace tiempo.
Cuidadosamente han decidido que en esta siesta tórrida de las afueras de Formosa, asesinarán a quienes digan un pero. A punta de pistola han secuestrado un avión de Aerolíneas Argentinas (hoy ya tienen todos) que dejarán luego tirado en medio de un campo… han tomado el aeropuerto, los muertos que regarán serán un número más para casi todos, sin nombre en una historia de muerte… solo el pueblo formoseño se ha empeñado en no olvidar.
Y entran ahora a los tiros contra los pibes que barren envueltos en sudor de patria y de monte, ajenos a las utópicas ideas de los asesinos sin ley, sin Dios y sin Patria.
“Rendite negro que con vos no es la cosa”… grita el porteño que viene con los prejuicios atados a la punta de su fusil bolche. “El negro del monte es pueblo y bajará las armas de miedo y se unirá a la revolución de la mentira…”, piensa el señorito bien de Buenos Aires que le han prestado en Cuba una revolución inventada que se llevará muchas vidas de muchos argentinos.


Pero al “Negro” lo ha parido el monte y en monte ha mamado su tierra y en su tierra aprendió a defender a su Patria… aunque el Negro no sabe leer, sí sabe que la Patria se defiende con la vida. El Negro apenas si garrapatea su firma, pero con su actitud fue más valiente que muchos de sus superiores que gastaron una vida de ilustración para entregarse mansos a las voluntades de los que mataron a los suyos.
“Acá no se rinde nadie, mierda!!” grita el Negro Luna, y con 6 palabras el “negrito del monte” tira abajo mil hojas de pelotudos manuales revolucionarios para América Latina.
Pero los “argensinos”, están dispuestos a matar a quien se plante. Y sin el mínimo remordimiento comienzan la masacre. Fusilan a los que barren, a los que se duchan, a los que “sestean”. A los con uniforme o a los que pasan por la calle.
Los “argensinos” son “pura…sangre”.  AntonioHeribertoJoséDanteIsmael, Tomás, Edmundo, MarcelinoAlberto, Víctor, Eduardo y Hermindo, que es LUNA, murieron aquella tarde, bajo las balas de un grupo de “argensinos”, argentinos y asesinos por partes iguales, y muchos de ellos, sin saber por qué puta razón alguien entró a pura bala a fusilarlos mientras se bañaban para desagobiar la siesta formoseña.
Y curiosamente hay otra siesta… lejos de Formosa pero no tanto.
Ocurrió un primero de Diciembre… como hoy, pero de 1974.
Once “argensinos” argentinos y asesinos por partes iguales, planearon aquella tarde arrancarle medio corazón a Maby.  Y lo lograron.

Maby llora.. y reza
Fue un mediodía caluroso de un primero de diciembre. La locura y la muerte se arrebujaron entonces en las manos de once hijos de puta (dicho con todo cariño). La calle se llama Ayacucho, pero ésta era otra batalla. Humberto, 31 años, estaciona su auto Citroen Ami 8 frente a la casa de Ayacucho 233, a pocas cuadras de centro de la capital tucumana.
Allí viven sus padres. De pronto, tres autos le cierran el paso. No avisan. Nunca avisan. Ellos hablan con balas. Disparos, gritos, confusión. Humberto Viola trata de defenderse y defender a los suyos, sabe de memoria cómo matan estos tipos. Se desespera, sabe que después de las ráfagas primeras vendrán a rematarlos. Siempre hacen lo mismo. Quiere defenderse, pero un escopetazo lo mata en acto. En el asiento de atrás queda muerta también su hija María Cristina, de 3 años. Otra bala se clava en la cabeza de María Fernanda, su otra hija de 6 años. En la puerta de la casa grita paralizada su mujer Maby. Desde sus 26 años, ve cómo en unos segundos le arrancan media vida. Conmoción en el barrio. Conmoción en Tucumán. Terror en todo el país. Las noticias muestran una joven mujer embarazada llorando frente al cajón de su hija y de su marido. Y del cementerio de Yerba Buena, parte Maby al sanatorio donde su otra hija, María Fernanda lucha por escaparle a la muerte. Ahí está Maby… todo dolor y todo amor. Con su panza enorme que más tarde será Luciana. Maby solo llora y reza. Reza y llora. Tiene buenas razones.
El país que la mira, grita venganza… también tiene las suyas.
Los asesinos que ese mediodía le arruinaron la vida, escaparon con una sonrisa en los labios. Así lo dicen todos los testigos. Se fueron satisfechos, como disfrutando la muerte. Se enjuagaron un poco la sangre. Tal vez aún festejaban la victoria de tanta muerte. Los imagino… sentados en una mesa frente a la máquina de escribir. Y con los cuerpos aún tibios, velados por la Patria, contaron así su puta hazaña: Ejército Revolucionario del Pueblo, (ERP), brazo armado del PRT - Partido Revolucionario de los Trabajadores, parte de guerra: "A las 12.45 hs. se colocaron los coches en posición de espera; a las 13.13 pasó el Objetivo y se aproximan el auto operativo y el de apoyo...
Los asesinos de tantos argentinos se sacaron la careta, y se burlaron delante de todos aquél mediodía caluroso de una Tucumán inundada de sangre.
Esta semana, las tragedias de estas siestas y de otros tantos días y de tantas noches de puta historia argentina, se citaron en el Congreso de la Nación. Allí, nuestros representantes, los representantes de una Argentina que avergüenza, votaron una pensión vitalicia que arranca en $ 6.000 para todos aquellos que un día arriaron la bandera de la Patria, y levantaron la de una revolución comprada.


Usted, yo, Maby… sus hijas, los familiares de todos aquellos chicos masacrados mientras se duchaban en la siesta formoseña, tendremos que mantener de por vida, a miles de “argensinos”, argentinos y asesinos por partes iguales.

Han pasado los años. Han ganado los malos. Se han rendido los buenos.

Horacio R. Palma
El Día de Gualeguay
Gualeguay
Entre Ríos

4 comentarios:

Anónimo dijo...

[}¡Y seguïs sangrando por al herida del orto...!!!

Anónimo dijo...

Te felicito, Horacio. Si la verdad que contás es "sangrar por la herida del ort...", como dice el cobarde Anónimo, ojalá sigas sangrando por ahí... Yo me ofrezco como donante y seguramente muchos otros también lo harán. Te mando un fuerte abrazo Gerardo Z

Anónimo dijo...

Uy! reapareció el "orteño" después de la caída en las urnas de la Kerner, había desaparecido.

Anónimo dijo...

¿Kerner?