sábado, 29 de septiembre de 2012

Entre lo real y lo virtual


La política es asistida por la imagen. El político se conforma solamente con una buena imagen, ese será el mayor logro que obtendrá…”  
(Marshall McLuhan)



Cada día más, las redes sociales van ganando espacio en nuestras vidas. Espacios virtuales metidos de lleno en nuestras vidas reales. Poco a poco, pero velozmente, hemos ido perdiendo la noción entre lo virtual y lo real.
Asistimos casi sin darnos cuenta a un radical cambio de paradigma en eso de conseguir información y en eso de relacionarnos con los demás.
Tenemos, “amigos” virtuales con los que nos encontramos en un espacio virtual. Accedemos a noticias que se esparcen como semillas que empuja el viento por redes sociales donde miles de millones de personas abrevan con avidez.
De repente, uno se descubre intercambiando anécdotas, recuerdos, notas, comentarios y hasta pensamientos… sin darse cuenta que está comentando con familiaridad, noticias o relatos y hasta historias con personas que nunca ha visto, y que tal vez jamás verá.
Suena extraño para los de nuestra generación, pero es así.
Claro que hay un quiebre generacional. Nuestra generación ha sido una generación que ha debido adaptarse, muchas veces sin éxito, a estos cambios veloces. La generación de nuestros hijos en cambio, nació con el nuevo paradigma. Lo tienen internalizado, les es familiar. Lo viven con naturalidad. Ellos entran y salen de lo real a lo virtual con una facilidad que me asombra y que envidio.
Si hay algo a lo que las nuevas tecnologías nos han ayudado, es precisamente a la facilidad con que la mayoría de las personas podemos acceder a la información. Es un lugar común decir que la tecnología ha democratizado la información, sobre todo, porque hay democracias que no son muy democráticas. No aclararé este punto.
De todos modos, ya no podemos ignorar las oportunidades que nos brinda la tecnología para poder contactarnos con otros, e informarnos más allá de las mordazas.
Así como una noticia puede dar varias veces la vuelta al mundo en las redes digitales, y nosotros podemos leerlas sin salir de la cama, también es cierto que con la misma velocidad tenemos la posibilidad de relacionarnos con quienes pretendemos, para por ejemplo, chequear esas noticias.
Al respecto, les comento una situación que viví esta semana sobre un tema puntual.
Cuando la semana pasada leímos la noticia de la nueva marquesina que la municipalidad de Gualeguay había colocado en la entrada del Parque Intendente Quintana, nos sorprendimos gratamente: “Una grúa de gran porte colocó la marquesina con personal del corralón municipal. El peso de la marquesina es de 478 kilos. Una altura superior a los dos metros y medio y una extensión de ocho metros, toda de hierro forjado con punteras de fundición…”
Hasta ahí una información oficial. Claro que esa es una parte de la información. Es una media noticia por decirlo de algún modo.
Yo, aprovechando las oportunidades de las tecnologías y la democratización de la información, le pregunté al Intendente Luis Erro por Twitter (una red social de mucha utilidad para periodistas y que yo recomiendo) sobre quién había ganado la licitación para la realización de dicha marquesina.
La respuesta me llegó rápida, como corresponde a los tiempos que corren, pero la que respondió fue la vice intendenta, la Señora Mariela Tassistro. También via Twitter, ella me envió el siguiente mensaje: "Se recicló hierro que obraba en corralón y el monto no ameritaba un llamado a licitación, ni siquiera un concurso…".
Desde la oposición, a quienes también consulté sobre el mismo tema pero desde otra red social (Facebook), me contestaron lo siguiente: “No es verdad, esos hierros NO son hierros reciclados, son hierros NUEVOS que los compraron en Gualeguay. No será mucho el monto, pero si son 478 kg”. La gente de la oposición me daba a entender su molestia: “parece que para la municipalidad hay un solo herrero”.
Digo, más allá de las desprolijidades en la gestión, dónde funcionarios o allegados, realizan sin licitación o compulsa pública de precios trabajos de herrería, de banner o calcos para turismo etc. lo que quiero destacar es que las nuevas tecnologías nos brindan estas posibilidades a través de los nuevos canales de comunicación que hoy están al alcance de todos. Son herramientas cada vez más indispensables.
Por eso preocupa tanto que los representantes del régimen que nos gobierna, no estén a la altura de las circunstancias de la historia. Que se empeñen en encerrarse en su torre de marfil, y pretendan gobernar con una prepotencia que desmiente a la democracia. Que pretendan gobernar monologando desde un púlpito, rodeados de miles de aplaudidores. El sistema de comunicación del régimen que nos gobierna, me recuerda mucho a los que con mis hermanos jugamos de chicos en las sierras cordobesas: “Gritar frente a una pared, y esperar ese eco que repite hasta el infinito nuestro grito”.
Mucho grito, mucho incondicional alentado el eco… ese eco que repite lo que hemos dicho, pero no alcanzamos a distinguir si es virtual… o si es real.
Pareciera que el régimen que nos gobierna no alcanza distinguir bien el mundo real del mundo virtual. Hay un mundo real, que es el mundo en que nos toca vivir. Y hay un mundo virtual, que es el que la presidenta grita frente a la montaña de medios oficialistas que repican su eco.
Más allá de todo, yo sé que ese mundo virtual existe… en ese mundo virtual la presidentA del régimen gobierna para todos los argentinos, y Fito Páez compone temas nuevos. En ese mundo virtual la historia se cuenta completa y los 3 Poderes del Estado son independientes.
En ese mundo virtual no existe ningún cepo cambiario… y uno puede ahorrar en dólares para cubrirse de la inflación sin pedirle permiso a ningún funcionario corrupto. En ese mundo virtual la presidenta contesta preguntas a los periodistas sin enojarse, y cuando debe dar explicaciones sobre su sospechoso aumento patrimonial a partir de su entrada a los cargos estatales, no miente que sus millones acumulados los ha juntado en pala debido a su “exitoso estudio jurídico”.
Sí que hay un mundo virtual, en el que uno puede criticar al gobierno sin que le caiga una inspección de la Afip a la mañana siguiente, o le abran una causa judicial por abrir mails con información sospechosa. En el mundo virtual del que les hablo, la inflación no existe. La inseguridad tampoco. Son sensaciones gorilas de una oligarquía enferma por acumular riqueza o bienes suntuarios entre cuatro paredes, quejas de blasfemos burgueses que creen que deben pagar lo mismo por un producto, a lo largo de las semanas.
En ese mundo virtual hay gente con derecho a la protesta pacífica sin que un mercenario funcionario los conmine desde un escenario a “meterse las cacerolas en el or…”. Y las asociaciones de derechos a los consumidores pueden defender a los consumidores sin que el secretario de comercio las eche a patadas… en ese mundo virtual, el relato oficial se une a las necesidades de todos… si uno quisiera ubicarlo, debería buscarlo justo a mitad de camino entre Harvard y La Matanza…

Horacio R. Palma
El Día de Gualeguay
Gualeguay
Entre Rios

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