sábado, 15 de septiembre de 2012

El hartazgo de los mansos...


Unas semanas atrás, Marco Antonio Guerra saludaba al periodista Jorge Lanata en la sede central de la orga Tupác Amaru que lidera en Jujuy, con millonarios subsidios estatales, doña Milagro Sala. Lanata fue hasta la sede central de la inmensa organización de Milagro Sala a reclamar, pues habían agredido a su equipo de periodistas mientras intentaban tomar imágenes de un barrio y, además de los golpes, a los periodistas también les robaron.
Y allí estaba muy codo a codo con doña Milagro Sala, Marco Antonio Guerra, jefe de otra orga “social”: la “Titi Guerra”.
Marco Antonio Guerra.. ahora Milagro Sala no lo conoce

Una semana después, Marco Antonio Guerra fue detenido por el asesinato en Humahuaca de Luis Condorí, en una pelea brutal por un intento de toma de tierras.
Cuando Lanata salía de aquella entrevista, un grupo de militantes de la Tupác gritaba: “somos buenos… nosotros somos buenos!”… si en verdad son buenos, pues no se les nota.
Lo sucedido en Jujuy muestra a las claras de qué manera y con qué impunidad se manejan los grupos de choque del modelo “nacional y popular”.
Es curioso, estamos gobernados por un grupo de personas que se han hecho multimillonarios a costa del Estado, pero que a la hora de criticar o hacer declaraciones acusan a los que protestan de ser: de clase media alta.
La presidenta se viste como si fuera de la realeza europea, de hecho luce un reloj que vale lo que hoy vale en Buenos Aires un departamento de un ambiente. Y la familia de la presidenta lleva un tren de vida acorde a la de un empresario multimillonario. Y no es de ahora, ya hace 20 años, cuando sólo manejaban a su antojo feudal la provincia de Santa Cruz, los Kirchner solían ya viajar al exterior con una ostentosa custodia personal.


El gabinete “nacional y popular” del régimen que nos gobierna vive en barrios o edificio exclusivos. Todos son millonarios para vivir, pero “indigentes” para estigmatizar.
El Modelo gasta millones de pesos en propaganda para intentar convencernos que estamos en la Suiza del Sur… y resulta que aparece un indigente en la “fantástica” línea Mitre, de los fantásticos trenes argentinos, y acuchilla a un guarda porque le pide el boleto… y así, de dos puntazos, el Modelo de nuestra Helvética realidad se da de narices contra esa única verdad que es la realidad violenta, y la delincuencia cada vez más sangrienta de nuestro subdesarrollo social.
Estamos en una sociedad partida adrede en dos. Y el gobierno nos embarra el futuro con esa retórica estéril y peligrosa: “vamos por todo” “ténganme miedo”.
Cada vez que la realidad emerge violenta, allí acuden rápido los millones para el operativo make up cristinista. Pintarse la cara de color mentira y maquillar. Y acá no pasó nada.
Ni un paso atrás. Viudez. Ni un paso atrás. Lipotimia. Ni un paso atrás. Hospital Austral. Ni un paso atrás. Negocio con tierras fiscales. Ni un paso atrás. Inflación. Ni un paso atrás. Inseguridad a los cuatro vientos. Ni un paso atrás. Corrupción descarada. Ni un paso atrás. Cientos de miles de personas en las calles a los gritos, como el pasado jueves. Ni un paso atrás. El régimen que nos gobierna eligió los modos: a lo Pirro.
No es tonto, sabe que para cargarse impune el país, tiene la ventaja de una mayoría mansa. Solo tiene que mantener en calma con millones y subsidios a los que nunca fueron mansos, ni tuvieron buenos modos. A los que ya en los 70 no tuvieron reparos en infiltrarse en el peronismo y matar a diestra y siniestra para hacerse del poder, y a los que no tienen nada de nada, y se los puede arreglar con poco. Los demás somos “fáciles”. Somos pan comido.
El tema es la mayoría mansa. Los civilizados. Los decentes. Los que no cruzan la raya. Los que siempre ponen el hombro. Los que agachan la cabeza, o se van, antes que luchar.
Esos son los que el jueves salieron a la calle. Los cansados de tanto atropello, de maltratos y de malos modos. Los cansados de que el régimen les imponga las cosas sin siquiera un debate, los cansados de los vivos que usan la democracia como fachada para beneficio propio, esos fueron los millones de argentinos que salieron esta semana a protestar espontáneamente, allí donde al régimen más le duele: en las calles. Y como más les duele: pacíficamente. Y salieron en masa quiénes más les duele: los jóvenes.
Argentina protestó contra el gobierno

Como nunca antes, la mayoría mansa argentina perdió el miedo y caminó las calles y se reunió en las plazas y dijo: Basta. Sin violencia, sin puntazos ni tiros como los “buenos” de Milagro Sala. Sin desmanes, y cuidando el espacio público, porque es de todos. Sin empujones ni trompadas como los Delia. Sin tiros ni bombas como los Kunkel y los Abal Medina en los 70.
La gente del común. Esa que los que se han enriquecido descaradamente en la función pública llama despectivamente “clase media”, salió a las calles sin que nadie la mandara. Sin que nadie le pusiera un colectivo ni le prometiera plata en forma de plan.
Salió la gente sencilla de a pié. La que cada día se levanta a trabajar, a estudiar, a luchar por su familia… la que mañana vivirá de su jubilación y no de lo que se robó del Estado… con mejor o peor pasar económico, eso es lo de menos. Salió la gente que deber enrejarse cada día para que no los maten como perros, o no les roben lo que hicieron laburando. La que debe dar tres vueltas a su casa antes de entrar, la que debe hacer cinco horas de cola bajo el sol para conseguir una tarjeta de subte y viajar más barato, la que se muere en los trenes de la vergüenza, esos trenes de subsidios millonarios que solo beneficiaron a funcionarios y empresario corruptos. La que labura y estudia todo el año y quiere irse de vacaciones donde se le cante las pelotas, porque para eso eligió vivir en “democracia”. La que estira cada semana el sueldo ante una inflación despiadada.
Pero el régimen no entiende. O lo que es peor… tal vez no le importa. Por eso la presidenta se encogió de hombros tras la protesta espontánea más importante de los últimos 20 años. Y miró la hora en su Rólex de oro y brillantes y dijo: no me van a poner nerviosa. Y tal vez porque no les importa, es que el jefe de gabinete Juan Abal Medina, un apellido con olor a mucha sangre, y cuyo padre es asesor del hombre más rico del mundo, dijo tras la protesta: “era gente pudiente que ni siquiera pisaban el pasto para no mancharse". Justo él, el del apellido de asesinos. Justo él de padre millonario. Yo miro a Juan Abal Medina, y lo veo como el típico “progre” de mucha guita, que lleva a cagar su perro a la vereda del vecino.
Montoneros, hoy en el gobierno, asesinan a Rucci, amigo de Perón

Y tal vez no les importa, por eso Estela de Carlotto, la madre de dos terroristas de los años 70 de Argentina que desde hace muchos años busca redimirse con un Nóbel de la Paz (je…) tras la impactante protesta espontánea del jueves dijo: "fueron todos bien vestidos" y eran de clase media-alta". Es curioso que la Carlotto lo ponga en esos términos, porque un día yo la crucé en una esquina, ella, la “revolucionaria socialista” en un impactante auto alemán blindado… y yo, el de “clase media acomodada” en mi viejo auto modelo 96.
El régimen sabe bien a quién joder y a quién no. Jode a los mansos. A los argentinos con "Don de gente" como decía mi abuelita. Y el don  de gente es algo que no tiene que ver con tener plata o no tener. El régimen sabe que no puede joder a los que ya un día agarraron los fierros y le tiraron sobre la mesa los cadáveres a Perón. Y a los más desposeídos por el Modelo los maneja con chauchas. Bien, resulta que ahora los mansos perdieron el miedo.
Acudimos al hartazgo de de los mansos. El tiempo dirá…

Horacio Ricardo Palma
El Dia de Gualeguay
Gualeguay
Entre Rios

1 comentario:

Anónimo dijo...

La pandilla K ahora con miedo del pueblo! Cuidado kretina, se viene la noche!