Unas
semanas atrás, Marco Antonio Guerra saludaba al periodista Jorge Lanata en la
sede central de la orga Tupác Amaru que lidera en Jujuy, con millonarios
subsidios estatales, doña Milagro Sala. Lanata fue hasta la sede central de la
inmensa organización de Milagro Sala a reclamar, pues habían agredido a su
equipo de periodistas mientras intentaban tomar imágenes de un barrio y, además
de los golpes, a los periodistas también les robaron.
Y
allí estaba muy codo a codo con doña Milagro Sala, Marco Antonio Guerra, jefe
de otra orga “social”: la “Titi Guerra”.
Marco Antonio Guerra.. ahora Milagro Sala no lo conoce
Una
semana después, Marco Antonio Guerra fue detenido por el asesinato en Humahuaca
de Luis Condorí, en una pelea brutal por un intento de toma de tierras.
Cuando
Lanata salía de aquella entrevista, un grupo de militantes de la Tupác gritaba:
“somos buenos… nosotros somos buenos!”… si en verdad son buenos, pues no se les
nota.
Lo
sucedido en Jujuy muestra a las claras de qué manera y con qué impunidad se
manejan los grupos de choque del modelo “nacional y popular”.
Es
curioso, estamos gobernados por un grupo de personas que se han hecho
multimillonarios a costa del Estado, pero que a la hora de criticar o hacer
declaraciones acusan a los que protestan de ser: de clase media alta.
La
presidenta se viste como si fuera de la realeza europea, de hecho luce un reloj
que vale lo que hoy vale en Buenos Aires un departamento de un ambiente. Y la
familia de la presidenta lleva un tren de vida acorde a la de un empresario multimillonario.
Y no es de ahora, ya hace 20 años, cuando sólo manejaban a su antojo feudal la
provincia de Santa Cruz, los Kirchner solían ya viajar al exterior con una ostentosa
custodia personal.
El
gabinete “nacional y popular” del régimen que nos gobierna vive en barrios o
edificio exclusivos. Todos son millonarios para vivir, pero “indigentes” para
estigmatizar.
El
Modelo gasta millones de pesos en propaganda para intentar convencernos que
estamos en la Suiza del Sur… y resulta que aparece un indigente en la “fantástica”
línea Mitre, de los fantásticos trenes argentinos, y acuchilla a un guarda
porque le pide el boleto… y así, de dos puntazos, el Modelo de nuestra
Helvética realidad se da de narices contra esa única verdad que es la realidad violenta,
y la delincuencia cada vez más sangrienta de nuestro subdesarrollo social.
Estamos
en una sociedad partida adrede en dos. Y el gobierno nos embarra el futuro con
esa retórica estéril y peligrosa: “vamos por todo” “ténganme miedo”.
Cada
vez que la realidad emerge violenta, allí acuden rápido los millones para el
operativo make up cristinista. Pintarse la cara de color mentira y maquillar. Y
acá no pasó nada.
Ni
un paso atrás. Viudez. Ni un paso atrás. Lipotimia. Ni un paso atrás. Hospital
Austral. Ni un paso atrás. Negocio con tierras fiscales. Ni un paso atrás. Inflación.
Ni un paso atrás. Inseguridad a los cuatro vientos. Ni un paso atrás.
Corrupción descarada. Ni un paso atrás. Cientos de miles de personas en las
calles a los gritos, como el pasado jueves. Ni un paso atrás. El régimen que
nos gobierna eligió los modos: a lo Pirro.
No
es tonto, sabe que para cargarse impune el país, tiene la ventaja de una
mayoría mansa. Solo tiene que mantener en calma con millones y subsidios a los
que nunca fueron mansos, ni tuvieron buenos modos. A los que ya en los 70 no
tuvieron reparos en infiltrarse en el peronismo y matar a diestra y siniestra
para hacerse del poder, y a los que no tienen nada de nada, y se los puede
arreglar con poco. Los demás somos “fáciles”. Somos pan comido.
El
tema es la mayoría mansa. Los civilizados. Los decentes. Los que no cruzan la
raya. Los que siempre ponen el hombro. Los que agachan la cabeza, o se van,
antes que luchar.
Esos
son los que el jueves salieron a la calle. Los cansados de tanto atropello, de
maltratos y de malos modos. Los cansados de que el régimen les imponga las
cosas sin siquiera un debate, los cansados de los vivos que usan la democracia
como fachada para beneficio propio, esos fueron los millones de argentinos que
salieron esta semana a protestar espontáneamente, allí donde al régimen más le
duele: en las calles. Y como más les duele: pacíficamente. Y salieron en masa quiénes
más les duele: los jóvenes.
Argentina protestó contra el gobierno
Como
nunca antes, la mayoría mansa argentina perdió el miedo y caminó las calles y
se reunió en las plazas y dijo: Basta. Sin violencia, sin puntazos ni tiros
como los “buenos” de Milagro Sala. Sin desmanes, y cuidando el espacio público,
porque es de todos. Sin empujones ni trompadas como los Delia. Sin tiros ni bombas
como los Kunkel y los Abal Medina en los 70.
La
gente del común. Esa que los que se han enriquecido descaradamente en la
función pública llama despectivamente “clase media”, salió a las calles sin que
nadie la mandara. Sin que nadie le pusiera un colectivo ni le prometiera plata
en forma de plan.
Salió
la gente sencilla de a pié. La que cada día se levanta a trabajar, a estudiar,
a luchar por su familia… la que mañana vivirá de su jubilación y no de lo que
se robó del Estado… con mejor o peor pasar económico, eso es lo de menos. Salió
la gente que deber enrejarse cada día para que no los maten como perros, o no
les roben lo que hicieron laburando. La que debe dar tres vueltas a su casa
antes de entrar, la que debe hacer cinco horas de cola bajo el sol para
conseguir una tarjeta de subte y viajar más barato, la que se muere en los
trenes de la vergüenza, esos trenes de subsidios millonarios que solo beneficiaron
a funcionarios y empresario corruptos. La que labura y estudia todo el año y
quiere irse de vacaciones donde se le cante las pelotas, porque para eso eligió
vivir en “democracia”. La que estira cada semana el sueldo ante una inflación
despiadada.
Pero
el régimen no entiende. O lo que es peor… tal vez no le importa. Por eso la
presidenta se encogió de hombros tras la protesta espontánea más importante de
los últimos 20 años. Y miró la hora en su Rólex de oro y brillantes y dijo: no
me van a poner nerviosa. Y tal vez porque no les importa, es que el jefe de
gabinete Juan Abal Medina, un apellido con olor a mucha sangre, y cuyo padre es
asesor del hombre más rico del mundo, dijo tras la protesta: “era gente
pudiente que ni siquiera pisaban el pasto para no mancharse". Justo él, el
del apellido de asesinos. Justo él de padre millonario. Yo miro a Juan Abal
Medina, y lo veo como el típico “progre” de mucha guita, que lleva a cagar su
perro a la vereda del vecino.
Montoneros, hoy en el gobierno, asesinan a Rucci, amigo de Perón
Y
tal vez no les importa, por eso Estela de Carlotto, la madre de dos terroristas
de los años 70 de Argentina que desde hace muchos años busca redimirse con un
Nóbel de la Paz (je…) tras la impactante protesta espontánea del jueves dijo: "fueron
todos bien vestidos" y eran de clase media-alta". Es curioso que la
Carlotto lo ponga en esos términos, porque un día yo la crucé en una esquina,
ella, la “revolucionaria socialista” en un impactante auto alemán blindado… y
yo, el de “clase media acomodada” en mi viejo auto modelo 96.
El
régimen sabe bien a quién joder y a quién no. Jode a los mansos. A los
argentinos con "Don de gente" como decía mi abuelita. Y el don de gente es algo que no tiene que ver con
tener plata o no tener. El régimen sabe que no puede joder a los que ya un día
agarraron los fierros y le tiraron sobre la mesa los cadáveres a Perón. Y a los
más desposeídos por el Modelo los maneja con chauchas. Bien, resulta que ahora
los mansos perdieron el miedo.
Acudimos
al hartazgo de de los mansos. El tiempo dirá…
Horacio Ricardo Palma
El Dia de Gualeguay
Gualeguay
Entre Rios
1 comentario:
La pandilla K ahora con miedo del pueblo! Cuidado kretina, se viene la noche!
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