Mons. Angelelli dando misa con la bandera de Montoneros
Se
conmemora hoy un nuevo aniversario del accidente automovilístico en el que
perdió la vida el célebre Obispo de “La Nueva Iglesia de La Rioja”, tal como la
hiciera bautizar, Monseñor Enrique Angelelli.
No
eran tiempo fáciles para América Latina ni para nuestro país. Mucho menos para
la diócesis de Angelelli, que desde principios de los años 70 luchaba a brazo
partido en La Rioja para imponer su visión tercermundista.
Claro
que eran tiempos postconciliares. Tiempos de una Iglesia en estado
deliberativo.
Así se anunció en la prensa de La Rioja
Unos
años antes, el Profesor Carlos Sacheri había
denunciado una Iglesia Clandestina. Para que se entienda, una iglesia
infiltrada en la Iglesia. Dos Iglesias. Conclusión: Lo Mataron. El ERP 22 de
agosto le vació el cargador de la “justicia” 9 mm. en la cabeza, en nombre de
la iglesia denunciada. La clandestina.
Carlos
Sacheri volvía de misa con toda su familia. Lo acribillaron delante de sus
hijos. No recuerdo ningún comunicado Episcopal. Mucho menos un “arrepentimiento
público de sus asesinos”.
Su
asesinato continúa impune, pero sus hijos supieron perdonar. Pequeña gran
diferencia.
Monseñor
Enrique Angelelli militaba claramente dentro de la iglesia clandestina. Con
mano firme había reunido a su lado a muchos sacerdotes y monjas que otros
obispos declinaban. También luchó Angelelli contra feligreses que amaban a sus
viejos curas, como Virgilio y Julio Ferreyra, a los que el “Obispo rojo” o “Satanelli”
como lo llamaban en las calles, había echado de sus parroquias.
Panfletos de la época... el pueblo en alerta
En
ese ambiente se accidentó Angelelli. A su lado iba un sacerdote, Arturo Pinto,
que luego dejó los hábitos y que vive hoy en un pueblo rural de Formosa con su
familia numerosa.
Muchos
años después, la agencia “DyN” informaba: "Illanez informó ayer que el
informe de la autopsia dice que no hubo
disparos ni golpes aplicados por terceros sobre el obispo, que apareció tirado sobre la ruta nacional 38
con los brazos en cruz, a muchos metros
de la camioneta que, aparentemente, él mismo
conducía. Por el contrario, según los peritos, el golpe que tiene en
la cabeza fue provocado por la caída en
el asfalto. Según había trascendido hasta ahora de fuentes judiciales, Pinto decía no recordar lo que había
ocurrido".
Plano de un informe de inteligencia de la época
Para
que se entienda de qué iba la cosa… transcribo parte de un documento del
Consejo Presbiterial de la Diócesis de La Rioja, reunido con la presidencia del
Obispo Diocesano, Mons. Enrique Angelelli, llevado a cabo los días 13, 14 y 15
de diciembre de 1.971, ampliada y reafirmada por convivencia sacerdotal realizada
del 2 al 8 de abril de 1.972:
“1.
La Iglesia de La Rioja asume oficialmente el pensamiento y la acción del
Movimiento de los Sacerdotes para el Tercer Mundo…2. Se consideran traidores, a
los sacerdotes de la Diócesis de La Rioja que no adhieran a esta línea
pastoral…”
Un
informe de inteligencia al que tuve acceso, escrito por un agente enviado por
el Presidente Juan D. Perón a los pagos de Mons. Angelelli en el año 74,
sostiene textualmente: “Reunido con el Obispo……….., éste me refiere que no hay
más remedio que eliminar a Angelelli, el Obispo al que más le teme la Santa
Sede. Me indica que el mejor camino, es el escándalo periodístico. Un ataque
sostenido de la prensa que, lentamente, obligue a su remoción. Angelelli ha
reunido en La Rioja, lo peor del tercermundismo a su alrededor…”
El pueblo y los uniformes. Radiogramas cruzados
Recuerdo
aquí que “La nueva Iglesia riojana”, como llamaba el mismo Angelelli a su
diócesis, albergaba abiertamente a curas amancebados, monjas alejadas de sus
congregaciones, es decir, instaladas irregularmente; y ordenaba sacerdotes que
no habían concluido el Seminario. Es decir, “La Nueva Iglesia riojana”, era una
Iglesia ad hoc, sui generis. Una Iglesia dentro de la Iglesia. Por eso el
pueblo cristiano le dio la espalda. Por eso a Angelelli y sus curas y a sus
“monjas minifalderas”, casi lo linchan en las fiestas patronales de Anillaco de
1.973.
Obviamente
Angelelli no fue asesinado. “Tal vez alguien lo hubiera matado de todos modos
al pelado…pero Dios metió la mano…” me dijo hace un tiempo un viejo sacerdote
desde su silla de ruedas.
Foto de arriba: Angelelli echado de Anillaco
Foto de abajo: Zulema Yoma marcha en apoyo al padre Virgilio Ferreyra, echado por Angelelli
Un
enviado con sotana del General Perón a las tierras de Angelelli, elevó este
documento:
“Con
el fin de recoger datos sobre los sucesos en la provincia de La Rioja, donde
varios centenares de residentes expulsaron al Obispo Angelelli y a algunos
sacerdotes y religiosas de la población de Anillaco en las fiestas patronales
de San Antonio, viajé a la Ciudad de Córdoba el 19 de junio (1973). Me mandó el
viceministro, claro que hoy nadie sabe nada ni se acuerda de nada. ¡Pregunte
por los Halcones!...nadie los conoce. La Federal era así. Bueno, me estoy yendo
por las ramas… Llegué el sábado 20, me entrevisté con el Sacerdote riojano Juan
de la Vega, de la Orden de los Mercedarios, a quien conocía de tiempo atrás y
en cuya seriedad y prudencia podía confiar ampliamente. El mismo, en su Convento
de la ciudad de Córdoba me pintó un triste e increíble cuadro de la situación
religiosa que pasaba su provincia, por la acción perversa del Obispo, él lo
definió así: “un verdadero vaciamiento de los valores religiosos y morales de
La Rioja”. Claro que eran los tiempos furiosos “posconcilio”, la Iglesia en
estado deliberativo
Sólo
tres sacerdotes que no seguían la línea pastoral de Angelelli ejercían su
ministerio en La Rioja, de los cuales dos vivían refugiados fuera de sus
parroquias a causa de la persecución de la que eran objeto. El tercero,
resistía. Uno de ellos era el Pbro. Virgilio Carlos Ferreira, de la localidad
de Anillaco, quien vivía refugiado en la casa de unos vecinos y al cual dos
enviados del Obispo intentaron secuestrar, lo que pudo impedir la población,
junto a la policía local. Angelelli le había quitado hasta la pensión por vejez
que le hacía llegar puntualmente la Conferencia Episcopal por tener más de 65
años. También le había quitado el Rastrojero de la Parroquia. Se lo habían llevado
aquél 13 de Junio del 73, y cuando lo reclamó, le dijeron que no molestara,
pues ya estaba viejo para manejar.
Otro
sacerdote refugiado, de apellido Goyochea, se había visto obligado a trabajar
un viejo coche de alquiler, pues el Obispo lo había privado de los medio
comunes de vida para su sacerdocio, como es el ejercicio de su actividad en una
parroquia. El tercero era el Padre Julio Ferreira, oriundo de Catamarca, por
quien el decanato del Norte “apretó” al mismísimo Angelelli para que el Obispo
lo enviara de vuelta a Catamarca.
También
me hizo especial advertencia de La Vega, que el asunto de la ocupación de
tierras en Aminga había surgido por el esfuerzo del Obispo y sus colaboradores,
empeñados en arrancarle al Gobernador Carlos Menem la promesa de entregar un
predio (100 hectáreas) para organizar un grupo de granjas colectivas
(Codetral). Pero según pude indagar, ciertos sectores de la Iglesia estaban
convencidos de que dichas granjas serían en realidad, como lo habían sido en
otros países, el reducto de grupos marxistizados nacidos tras Medellín, y
manipulados por el Movimiento de Sacerdotes Tercermundistas. La reacción del
pueblo, que salió a protestar en masa, impidió que se llegara a concretar dicho
otorgamiento.
También
me informó el Padre de la Vega la existencia de un campo de aterrizaje
clandestino en una zona llamada “El señor de la Peña”, y otro en Barrizales.
Allí se habían detectado aviones que traían cargamentos de armas desde Chile.
En este asunto, siempre según los dichos del sacerdote, estarían implicados
varios satélites del Obispo, especialmente, el sacerdote Arturo Paoli, que
vivía en un lugar estratégico: Suriyaco. De la Vega me dio varios nombres para
poder contactarme en La Rioja. Y me informó que toda la familia del gobernador
Carlos Menem estaba en contra de su gobernación, por las relaciones estrechas
que el gobernador tenía con el Obispo. El mismo padre del gobernador Carlos
Menem le había prohibido a éste entrar a su casa, mientras Carlos mantuviera
relación de amistad con el Obispo Angelelli. Por otra parte, la esposa del
gobernador, Zulema Yoma, rogaba a los hermanos que hicieran algo para alejarlo
de las influencias de Angelelli.
Arriba: Angelelli se va de Anillaco en la camioneta en la que luego se matará
Abajo: 13 entredichados por Angelelli.. hay 3 Menen
El
día 21 estuve en contacto con el Mayor T, a cargo de la Inteligencia en
Córdoba, quien vino a verme a pedido del General D, persona de mi amistad, y en
cuya casa estaba hospedado. Los agentes de inteligencia, según me mostró el
Mayor, confirmaron una serie de datos que el sacerdote de La Vega me
transmitiera antes, y me mostraron algunas fotos donde aparecía el Obispo
Angelelli asistiendo de incógnito a reuniones en Córdoba, con su aspecto
disfrazado (tenía peluca y anteojos oscuros). Eran las famosas reuniones de
mentalización marxista, donde se afianzaba la Teología de la Liberación y se
concertaba la Pastoral Popular de Filipuzzi, basada en el documento sexto de
San Miguel del año 1969. Por todo eso decidí viajar a La Rioja. Viajé el lunes
23 en un avión militar que me dejó en Chamical. En un vehículo enviado por el
Coronel C, viajé directamente al comando donde traté el asunto.
Allí
me confirmaron las conexiones del Obispo con Alipio (tito) Paulletti, del
diario El Independiente, de total apertura hacia la izquierda y que en La Rioja
era conocido como el diario Bolche o el diario del Obispo, desde donde se
desataban todas las campañas de intimidación y confusión. Pauletti luego se
hizo famoso por su libro “Como los Nazis, como en Vietnam”. Allegados a los
Paulletti eran los Lanzilloto.
En
la reunión, recuerdo que cité los nombres que el sacerdote me había dado en
Córdoba. Y como uno de ellos vivía en Chamical, fui a su casa. El señor F
participó de mi opinión, según la cual convenía que yo me informara en los
lugares donde se habían producido los hechos, o donde los sacerdotes y las
monjas tercermundistas realizan sus tareas. Me pareció correcto, así que el día
24 a las 6.30 horas partí en auto junto a él hacia la zona de “La Costa”,
llamadas así, pues las poblaciones en cuestión están recostadas en el faldeo
del cerro Velazco.
Próximos
a Anjullón cruzamos el lugar llamado Barrizales. Pude constatar que era
perfectamente factible el aterrizaje de aviones, aún pesados, pues se trata de
una extensa laguna desecada y en la cual la arena y el salitre mezclados con el
barro, han formado una muy espesa capa, endurecida por el sol y la falta de
humedad. No crece ninguna clase de arbustos, ni siquiera hierbas y tiene una
longitud de varios kilómetros, más de cinco, por dos de ancho. En ese lugar se
habrían producido las descargas de armas, había huellas y yo saqué varias
fotos.
En
Anjullón no encontramos al señor Y. la persona que buscábamos, estaba en Buenos
Aires, entonces continuamos hasta Anillaco, unos diez kilómetros al sur, y allí
nos entrevistamos con el ex Párroco, Pbro. Virgilio C. Ferreira. Se trataba de
un anciano de 74 años, quien se encontraba enfermo con problemas en la vista, y
asilado en la casa de unos amigos. Toda la población lo veneraba y lo trataba
como a un familiar. Me confirmó todos los dichos del sacerdote De La Vega, y me
contó la acción metódica y progresiva del Obispo para desplazarlo a él y a los
otros sacerdotes, y suplantarlos por los sacerdotes que habían llegado a La
Rioja en los últimos tres años. Angelelli recibió a todos los expulsados por
los Obispos de otras diócesis, toleró a monjas afincadas de manera irregular
(sin el permiso de sus Congregaciones), promovió la ordenación de seminaristas
que no habían terminado los estudios, y aceptó a muchos sacerdotes llegados del
extranjero, principalmente de Francia. El escribano allí presente, amigo del
padre Ferreira, contó sobre algunos sacerdotes de la diócesis, como Armando
Amiratti, sacerdote jefe del movimiento que se alzó contra Mons. Bollatti,
Arzobispo de Rosario, Amiratti es quien apareció en una foto del diario El
Independiente celebrando misa junto a Angelelli con una bandera de Montoneros
en el altar.
Además,
comentó también el escribano, que el diario El Independiente, vocero del
Angelelli, publicó que Amiratti estaba casado con Elvira Carlino y que se había
ido de luna de miel a Roma, curiosamente, nadie lo desmintió; también nos contó
del ex jesuita Hueyo, quien viviría “amancebado”; del sacerdote Gervasio Mecca,
que había sido expulsado del Seminario de Córdoba por sus relaciones con la
guerrilla; del padre Juan Aurelio Ortiz y de su indisimulada relación con la
señorita Susana Goyochea, docente de la escuela parroquial Pío XII, del padre
Roberto Queirolo (con problemas con Mons. Laisse en su diócesis de San Luis), y
muchos más, todos pertenecientes al Movimiento De Sacerdotes para el Tercer
Mundo. También nos comentó el intento de secuestro del cual casi es víctima el
padre Ferreira por parte de emisarios del Obispo, cosa que la policía de
Anillaco me ratificó. Nos contó que desde aquél día de San Antonio, el
Departamento de Castro Barros estaba declarado en “Entredicho”, y por
consiguiente, todas los templos impedidos de celebrar actos litúrgicos, como
misas o casamientos. Además, ningún sacerdote podía ejercer su ministerio sin
la delegación del Obispo, so pena de quedar suspendido ipso facto.
Muchos
de estos dichos me fueron luego confirmados por el señor Amado Menem, hermano
del gobernador, testigo presencial de los sucesos de Anillaco y cuya casa está
junto a la Parroquia. Amado Menem me mostró fotografías tomadas en ocasión de
la fiesta de Anillaco lugar de expulsión del Obispo, en las cuales se puede
observar a uno de estos sacerdotes (Antonio Puigjané) que, sin hábito
sacerdotal, de boina y poncho, evidenciaba bajo el mismo la silueta de lo que
parece un arma larga. Puede parecer increíble, pero lo cierto es que, sin
avisarme, puso ante mí una serie de fotografías y me pidió que le indicara si
observaba algo anormal en la foto. Y claro, vi claramente la silueta del arma
bajo el poncho, al que el viento adhería a la silueta del barbado sacerdote
capuchino.
Toda
la mañana y la tarde, hasta las 17.30 hs. estuve recogiendo testimonios.
Hablando con muchas personas; serranos sencillos y abiertos. Todos referían
cosas parecidas: pensaban que el Obispo realizaba un vaciamiento espiritual e
ideológico. “Ha ido sustituyendo nuestros sacerdotes auténticos, por hombres y
mujeres que no actúan como verdaderos cristianos". Aluden a que el
lenguaje del Obispo es de barricada, y el discurso de los sacerdotes, agresivo.
Que suceden cosas insólitas, como que alguien pida permiso a viva voz en medio
la misa para poder fumar, y el sacerdote le diga, también a viva voz, que no
hay problema, que fume nomás. La comunión se hace en muchos templos, partiendo
con la mano unos cuantos kilos de pan francés, y hasta se utiliza el vino de
una damajuana para la consagración, y otras muchas cosas que le quisieron
imponer a la gente por la fuerza. Todos notan un apoyo y dependencia del Obispo
hacia Arturo Paoli, extraño personaje venido de Argel, afincado extrañamente en
el medio de la nada. Un baquiano me confirmó que Suriyaco, donde reside el
sacerdote italiano Arturo Paoli, está precisamente en el cruce de las recuas
que vienen de Chile. Y que él vio una vez cómo se descargaban bolsas con armas,
y quienes las descargaban le dijeron si le gustaban, que eran checoslovacas. El
baquiano hizo luego una denuncia policial, la documentación pude verla luego en
una dependencia policial.
Ya
en la ciudad de La Rioja, me entrevisté con tres vecinos, reconocidos
profesionales, que venían de Buenos Aires. Habían viajado con la misión de
proveer al señor Nuncio, pruebas, fotografías, testimonios, y grabaciones de lo
que el Obispo y sus sacerdotes auto titulan “La Iglesia de La Rioja”. Me
confirmaron que en la nunciatura habían recibido toda la documentación con sumo
interés.
Recuerdo
que hice un informe escrito, debo tener la copia entre tantos papeles, y que en
ese informe dije que lo peor del MSTM(1) lo había reunido Angelelli a su vera.
Es colaborador de Paoli, representante del Pax en la zona Atlántica del América
del Sur. Y recuerdo que pasé por escrito algunas observaciones, pues si
mirábamos el mapa de la zona norte de Argentina, encontrábamos una alarmante
serie de realidades que no podíamos ignorar. Al Noreste, Misiones, intensamente
trabajada por un Obispo tercermunista y copada por las Ligas Agrarias. Al sur y
algo más al Oeste, Goya con Devoto, sin comentarios, y también las Ligas
Agrarias. Al este de La Rioja, Chaco. En Roque S. Peña otro Obispo signado: D
Estéfano, más Ligas Agrarias.
Justo
ocurrió lo de Ezeiza, eso fue en junio del 73. Allí cayeron guerrilleros de
origen brasileño y argelinos. ¿De dónde venían?...me preguntaba en julio
mientras escribía el informe. A Misiones entraban los que querían. Sobre Roque
S. Peña estaban los argelinos, y en Formosa también. Y Paoli había venido a La
Rioja procedente de Argel. Y La Rioja era como un cerrojo que abría la
compuerta de Chile para Hombres y armas en manos de individuos muy inteligentes
y que manejaban mucho, pero mucho dinero.
Si
este cerrojo actuaba, creía yo, tendríamos entonces en Argentina una nueva
Sierra Maestra que embolsaría los grupos guerrilleros de izquierda. Y si no
hacíamos nada, solo había que esperar un nuevo cordobazo para que la guerrilla
avanzara hacia una zona liberada. Y de ahí, recuerdo que escribí, derechito a
la guerra civil. Ahora que lo veo en perspectiva…no estuve tan errado: fue
Tucumán, y al poquito tiempo.
Antes
de volver a Buenos Aires, hice un alto en el camino para consultar a una
persona de toda confianza del viceministro (el viceministro después siguió de
funcionario en el gobierno de Perón). Esta persona de confianza era Monseñor B,
una persona muy amable y culta. Me atendió con mucha deferencia. Conocía muchas
de las cosas que le comenté, y se asombró ante algunos documentos que le
mostré. Tras la charla, Monseñor me dijo que gran parte de la Iglesia pensaba
que no había más remedio que eliminar de alguna manera a Angelelli (el pueblo
casi lo ahorca en Anillaco). Me indicó que él estaba convencido de que el mejor
camino, pues se trata del Obispo al que más le teme la Santa Sede, sería el
escándalo periodístico. Un ataque sostenido de la Prensa que lentamente
obligara su remoción no sería cosa difícil, pues de hecho, varios sacerdotes de
su diócesis vivían con mujeres, varias religiosas sostenían relaciones con
sacerdotes en sus vivencias en comunidad, y hasta un allegado al Obispo en la
Catedral, sacerdote él, tenía un hijo con una ex cocinera a la que habían
mandado a Córdoba, y a la que le enviaban dinero todos los meses. Además,
muchos Seminaristas fueron ordenados por el Obispo sin haber terminado sus
estudios. Y no eran cosas ocultas, sino que era la ideología impuesta desde una
pastoral abiertamente tercermundista, escrita por el Presbiterio riojano en
varios documentos, tras las reuniones de los distintos Decanatos de la
diócesis.”
Así las cosas… lo cierto es que a 36 años del accidente, todavía la figura de Angelelli sigue siendo utilizada para avivar fantasmas que solo existen en las mentes de quienes desde siempre, ganan con la discordia.
Horacio Ricardo Palma
El Día de Gualeguay
Gualeguay
Entre Rios
3 comentarios:
Angelelli aposto, perdió y pago el precio! Nada más que eso!
facho, usa el poco cerebro que tenes
Anónimo, ¿por qué no te hacés caso a vos mismo y utilizás tu cerebro de una vez? Ese pobre comentario es todo lo que se te ocurre. Y el adjetivo "facho", te sale por ideología.
Publicar un comentario