jueves, 31 de mayo de 2012

Malvinas. A 30 años del combate de Top Malo House. 30 de mayo


En conmemoración a 30 años del combate de 

¨TOP MALO HOUSE¨.

Generalmente uno estudia a lo largo de su vida la historia de batallas épicas, comandadas por generales valientes que cabalgan en sus caballos al grito de ¡a la carga!

Batallas donde el vencedor es el reivindicado y cuyo recuerdo queda impreso en un lugar privilegiado del orgullo de una nación. Se relatan las heroicas proezas de los soldados victoriosos que en su sacrificio supieron entregarle a su patria un pedazo de historia, una cuota de honor y de gloria.

Así está hoy en Malvinas el puesto ovejero
(Foto: Marisa Bisceglia)

Cuantas veces escuchamos hablar de Cancha Rayada, San Lorenzo, Chacabuco y de las Invasiones Inglesas. Pero muy pocas veces oímos sobre Ayohuma y las hermosas palabras del General Belgrano que juró seguir sirviendo a la causa independentista aún en la clase de soldado; de Curupayti donde sangre brava argentina se derramó en suelo paraguayo.

Uno supone que la gloria está en la victoria. Que el valor se demuestra cuando uno derrota a su enemigo. Que los actos de arrojo sólo se dan en situaciones que permiten la victoria.

A veces nos olvidamos que para que una victoria épica sea de ese modo, se necesita indefectiblemente del otro lado un adversario digno de enaltecer los esfuerzos para lograr un triunfo.

Y eso es Top Malo House. Es la historia donde el valor se expresó en su manera más pura.
Donde el amor por los camaradas se manifestó en su máxima expresión.
Es una historia de sincera emoción, de entrega, de solidaridad, de espíritu de cuerpo.
Es la historia de un grupo de comandos que supo hacer de la derrota una victoria.

Top Malo House ocupa, a nuestra consideración, un capítulo dentro de las más destacadas batallas que viven en la memoria de nuestra historia.
Es que no podría ser de otra manera, ni le cabría otra dignificación, pues fue el combate más virulento que tuvo la Compañía de Comandos 602, y uno de los más cruentos de la guerra.
Sus integrantes pertenecientes a la 1era sección de dicha Compañía, dejaron en el suelo malvinense, para la eternidad, dos centinelas y la sangre de los heridos en combate.
 El arroyo Malo al atardecer, cercano al puesto ovejero, que debieron atravesar los Comandos y hasta donde se repregó gravemente herido el entonces teniente 1º Horacio Losito, en el trascurso del combate.
(Foto: Marisa Bisceglia)




La actuación valerosa de los comandos argentinos significó que la 1era sección de comandos sea una de las más condecoradas de toda la guerra, recibiendo las distinciones de la Cruz La Nación Argentina al Heroico Valor en Combate[1] y al Mérito Militar[2], entre otras.
Por otra parte, existe el reconocimiento por parte de los ingleses que con sobria gallardía reconocen la valentía demostrada por esa 1era sección de comandos.

¨ Top Malo House¨ contiene todos los elementos que dignifica su recuerdo a 30 años de la GESTA DE MALVINAS, y pretendiendo a través de este trabajo acrecentar la mística de ese enfrentamiento, nos adentraremos sobre todo a plasmar en papel el desarrollo de hechos que resaltan los valores, virtudes y gestos que supieron demostrar aquellos 13 soldados, que confluyeron en un humilde puesto ovejero, una madrugada del 31 de mayo de 1982; día en que nacieron nuevos héroes para el altar de nuestra queridísima patria.

Desarrollo

Un trabajo histórico se emprende a través de la investigación de las fuentes que cuentan los detalles de un hecho de significación histórica. Muchas veces nos encontramos con bibliografía que encierra en su seno los objetivos que se propone quien desarrolla el trabajo. Otras veces, no resulta tan fácil y es necesario realizar consideraciones propias desde la observación de los documentos obtenidos.
La bibliografía existente que cuenta los hechos de Top Malo House, quizá no se ajustaban a la propuesta que nos habíamos hecho, pues se centraba más que nada en los detalles técnicos del combate. Así podríamos citar Comandos en Acción del Dr. Ruiz Moreno, Asi Lucharon de Carlos Turolo, Así Peleamos, Malvinas testimonios de veteranos del ejército del General Balza.

Pero gracias a que se trata de un hecho que tuvo lugar hace poco en términos históricos, pudimos obtener un documento de gran valor emocional, que precisamente tiene por vocación dejar para la prosperidad los valores y virtudes que demostró la 1era sección de la Compañía de Comandos 602. Me refiero a las memorias manuscritas del Coronel (R) VGM Horacio LOSITO, quien fue uno de sus integrantes y que fue el responsable de relatar los hechos en los libros que citamos anteriormente.

Este relato tiene la particularidad de dividir los hechos, vividos por él y desde su óptica, en diferentes etapas que van desde la recepción de la orden de embarcarse hacia Malvinas hasta la vuelta al continente. Lo que nos permite acercarnos mejor al propósito de este trabajo. Nos zambullimos en los recuerdos escritos y que cuyo método nos permitimos seguir.

Recepción de la orden hasta la llegada a la escuela de Infantería.

El 2 de abril de 1982, se había hecho pública la noticia de la recuperación de las islas, mediante la operación Rosario, que fue una maniobra militar ejecutada a la perfección. Desde ese día en adelante los oficiales, suboficiales y muchos civiles vivieron un fervor único, que se manifestaba en sus claras intenciones de poder participar en dicha gesta.
El sentimiento lo podemos resumir en que “el abrazo común, la alegría inmensa sin distinción de jerarquía era indescriptible. También me embargaba un sentimiento de sana envidia porque solo un grupo de elegidos, fueron protagonistas de ese memorable e histórico momento… Día a día veíamos los acontecimientos de las Islas por los medios de comunicación, impotentes. Los preparativos, el 1ero de mayo el primer bombardeo, los combates aéreos, el desembarco inglés en San Carlos el 21 de mayo. Ya teníamos muertos, heridos, actos heroicos y nosotros mirando hacia el oeste, cuidando la frontera Argentina - Chilena”[3].

¿La impotencia de donde nace? ¿Por qué ese deseo de perseguir un destino que significa dolor, separación y hasta la muerte? “No es la guerra lo que moviliza, sino la defensa efectiva de la Patria de la manera en que mejor sabemos hacerlo”[4] es la respuesta que plasma el sentimiento patriótico que se tenía por esa gesta.

Cuando analizábamos el manuscrito pudimos leer una anécdota que merece ser contada. El entonces Teniente 1ero LOSITO recibió la orden de integrarse a la Compañía de Comandos 602. Con todo listo, salió de madrugada con su familia en su auto hacia Buenos Aires. En la puerta del Barrio Militar del Regimiento de Infantería con asiento en Tupungato lo esperaba el Teniente 1ero Verchellotti, con su boina roja de paracaidista, con la banda militar y su compañía formada. Le presentó la compañía, lo saludó y lo despidió diciéndole “Un paracaidista despide a un comando que se va a la guerra”.

La reunión de los comandos tuvo lugar en la Escuela de Infantería. Llegaron de todas partes del país y a las leguas se notaba la alegría en sus rostros. “Todo era vertiginoso. En 48 horas teníamos que concentrarnos, organizarnos, equiparnos y marchar a la guerra. De la nada a todo para lo máximo”[5]. Era el momento crucial donde ahora que marchaban para la guerra se iban a “probar de verdad” según las palabras del Sargento 1ero “el perro” CISNEROS, que manifestó mientras tomaba la ametralladora MAG que lo acompañó hasta su muerte en combate.

En esa acelerada preparación el Capitán DURÁN se adelantó en poner en situación a los comandos diciendo “cuanto antes nos conozcamos, más cerca de llegar a 52 hombres vamos a estar cuando termine la guerra”. Era un consejo necesario “para afianzar nuestro espíritu en común pero también que no íbamos a regresar los 52 que participamos. Fue la primera sensación de realidad que se aparecía en medio de esa nebulosa surrealista que estábamos viviendo”[6].

Cumplida esa primera etapa los comandos subieron a un Hércules C-130 rumbo a las islas “para insertarse en una guerra que se mostraba feroz”.

Desde el vuelo del Palomar a Malvinas hasta la recepción de la orden de operaciones.

Las Islas se encontraban cercadas por la flota y aviones ingleses. Los pilotos argentinos debían efectuar vuelos de alto riesgo y a muy baja altura para no ser detectados. El Hércules que trasladaba a los comandos argentinos tuvo tres intentos fallidos para arribar a la isla.
Sin embargo, la insistencia y abnegación de los pilotos dieron por fin con las costas malvinenses y allá a lo lejos se podía avistar Puerto Argentino.
“La rampa del Hércules se abre en pleno vuelo, nos daba la sensación de estar en un barco de poco calado” En ese instante se dio la orden a uno de los tripulantes de apostarse con su ametralladora en la rampa del avión. La apreciación de esa orden era más que nada un sentir de “algún tiro voy a tirar antes que me bajen”[7], pues la eficacia era nula.
“El auxiliar de abordo nos indicó que el aterrizaje iba a ser muy brusco, que tenía que aterrizar y frenar en pocos metros, que teníamos que bajar por una sola puerta frontal (muy chica), que el avión no iba a frenar, que la carga se tiraría a los costados de la pista, que en el trayecto antes de despegar tenían que cargar a los heridos”[8]. Ya comenzaba la primera vista de la velocidad, agilidad e inmediatez que exige una guerra. Era el primer acercamiento a un conflicto de gran magnitud.

La primera sección de la compañía de comandos 602 se conformó por el Capitán VERCESI (Jefe), Teniente 1ero LOSITO, Teniente 1ero BRUN, Teniente ESPINOSA, Teniente GATTI, Teniente MARTINEZ, Sargento 1ero CASTILLO, Sargento 1ero SBERT, Sargento 1ero HELGUERO, Sargento MEDINA, Sargento PEDROSO (enfermero),  Cabo 1ero VALDIVIESO, Cabo DELGADILLO.
Algunos de ellos fueron destinados a esa sección sin tener la aptitud de comandos y “ese grupo heterogéneo tenía que transformarse en una amalgama con corazón de acero, en una máquina de guerra y todo ello en el campo de combate y no en el de instrucción como hubiera correspondido”[9].

Sin lugar a dudas el encuentro de los comandos en el gimnasio que los conglomeraba habrá sido todo un espectáculo. Veteranos y novatos se entrelazaron en abrazos ruidosos, bromas, cargadas y una profunda alegría. “¡Mierda! Que me sentía entre los mejores soldados como indigno de tal honor” aparece en forma destacada en las memorias.

La primera noche fue recibida por cañoneo inglés. “Se escuchaban las piedras fragmentadas que caían sobre el techo, luego de cada explosión. Los “novatos” nos alistamos para ir a los refugios, mientras que los “veteranos”, algunos reían, otros nos calmaban y la mayoría dormía”[10]. Era la adaptación de los recién llegados y el acostumbramiento de los que estaban desde el inicio de la guerra.

Llegó la madrugada del 28 de mayo, y el capitán VERCESI fue convocado por el comando de Puerto Argentino para recibir una orden.

-Desde la recepción de la orden hasta la ocupación de Monte Simons.-

Durante toda la guerra de Malvinas se vislumbró un alto grado de desconocimiento sobre el estado del enemigo. La primera sección de asalto no era ajena a dicha circunstancia.

Todo comenzó en la noche del viernes 28, cuando el capitán José Vercesi, Jefe de la 1ra sección, recibió la orden de ejecutar una exploración de 40 kilómetros, para informar sobre las actividades de los británicos que habían desembarcado el 21 de mayo, y de los cuales se sabía poco y nada. La realidad nos golpeó bruscamente cuando el mayor Mario Castagneto, Jefe de la Compañía 601, a las pocas horas de arribar a las islas, nos impuso acerca de la situación. Nada iba a ser fácil. Con un panorama contradictorio y confuso comenzamos a planificar la misión. Con un particular cansancio, producto de las tensiones vividas en los últimos días y con falta de sueño, los hombres de la 1ra Sección, reforzados con suboficiales apuntadores de misiles Blow-Pipe, un enfermero y el sargento 1ro Helguero de la Compañía de Comandos 601, nos alistamos para la salida”[11].


Coronel Horacio Losito, héroe de guerra, hoy preso político de Argentina


La misión comenzó el 29 de mayo a las 5 de la mañana para finalizar el 31 de mayo, día en que nos recuperarían en helicópteros”[12]
Ya estaba todo listo luego de una larga noche sin descansar. La primera misión de estos comandos se aproximaba, y para casi todos iba a ser su primera y última misión. “El ñato Rico luego de pasar revista y saludarnos nos arengó – y recuerden, que si tienen frío en los pies, el mejor lugar para calentarlos es en la vientre de un inglés[13]

Helicópteros Bell UH-1H esperaban a esos soldados que en cuestión de horas entrarían en combate y asimismo en la historia. “El piloto (Tte SÁNCHEZ MARIÑO) antes de despegar se persignó. El riesgo de la operación era altísimo. Al día siguiente un helicóptero que despegó del mismo lugar fue derribado al poco tiempo del despegue, muriendo varios gendarmes”[14] “Partimos a poco de amanecer en dos helicópteros ‘peinando’ las formas del terreno para evitar radares y armas, y tratando de familiarizarnos con el recorrido, en prevención de tener que volver a pie. Desembarcamos a pocos kilómetros del monte Simons, un cerro de gran altura”[15].
¿Cuál habrá sido la sensación de adentrarse al corazón de la isla, sin saber con lo que se iban a encontrar? En el manuscrito se desprende una sensación de soledad. “Un silencio tajante contrastaba con el ruido ensordecedor de los motores. Estábamos en tierra de nadie, a mitad de camino entre la cabeza de playa de los británicos y nuestras posiciones, lejos de cualquier ayuda, confiando solamente en la propia capacidad y creyendo ciegamente en el camarada”[16] Ellos estaban solos y dependían de su buena pericia ahora. Como había dicho el perro CISNEROS era el momento de probarse a ellos mismos.

El terreno no ayudaba a la marcha, ríos, piedras, viento ensordecedor y el equipamiento que portaban eran por el momento el enemigo que debían superar. “La gran cantidad de equipo que tuvimos que llevar para cumplir con todas las misiones jugaban en nuestra contra. Los equipos más pesados se iban rotando a mi orden, pero en realidad uno dejaba una ametralladora y recibía una radio, dejaba la radio y recibía un misil antiaéreo y así todo”[17].

Hay que imaginar semejante marcha, sufriendo durante todo el camino las inclemencias del tiempo y un constante peso sobre sus hombros.

La expedición continuó el 30 de mayo en las mismas condiciones. Pronto avistaron un corredor aéreo inglés, con carga externa y con cañones de artillería colgando de los helicópteros que se dirigían hacia puerto argentino. Nada pudieron comunicar pues había interferencias continuas. Era la primera vez que se encontraban cerca del enemigo, pero no sería la última.

El grupo humano de la 1era sección compartía más que nada la aptitud de comandos. Algunos de ellos se conocían y eran buenos amigos como el caso del Capitán VERCESI y el Sargento 1ero SBERT. Otros eran quizá la primera vez que se veían, como fue el caso del Teniente 1ero LOSITO y el Teniente ESPINOSA.  “La noche llegó temprano, con ella una fuerte nevada y luego una temperatura bajo cero. Recorrí el sistema de seguridad colocado en los 360 grados en parejas. Todo estaba bien, hasta que encontré al Teniente ESPINOSA solo en su puesto bajo una capaponcho lleno de nieve. Su pareja se había ido, no recuerdo a donde. Me quedé hablando con él para conocerlo un poco más y hacerle compañía hasta el regreso del otro. “Herni” - siempre con una sonrisa, jovial, entusiasta, apasionado de su fusil Malinger que lo cuidaba como una joya. Fue una charla donde destaqué su amor por su esposa e hijas y su convicción y alegría por estar ahí, en ese momento. Vi a un hombre lleno de valores y principios, que lo llevaron después a la máxima acción de un soldado, dar la vida para salvar a sus camaradas”[18].

Esa noche nadie durmió. El intenso frío había sido su desvelador intenso y constante. Los helicópteros ingleses continuaban su marcha cargados de armamento hacia Puerto Argentino y los comandos nada podían hacer para informar la situación. VERCESI decidió entonces dirigirse hacia el primer asiento argentino en Fitz Roy, que estaba a 20 km de su posición. Lo que significaba un día de marcha por ese terreno.

“Antes de partir le propongo a VERCESI, a sugerencia de BRUN, que ambos nos dirigiéramos hacia el corredor aéreo con dos misiles Blow – Pipe para emboscar a los helicópteros. El “tano” se negó porque esa acción escapaba a la misión de explorar. En ese momento íntimamente no acepté su resolución, pero obedecí su orden. Hoy digo que su resolución fue acertada. El tano que fue mi jefe y aún hoy se sigue comportando como tal. Pero ¿Cómo parar a perros de la guerra que tenían el enemigo a la vista? Fue frustrante, pero repito acertada.”[19].

Desde el repliegue de Monte Simons hasta el amanecer del día 31 de mayo en Top Malo House

El repliegue comenzó pasado el medio día del 30 de mayo. Debían llegar a Fitz Roy para dar la novedad de lo que estaban viendo, y que un ataque con un arsenal importante a Puerto Argentino era inminente. Entre las complicaciones propias que ya tenían se sumó un equipo adicional, que yacía en un depósito de armas que había dejado la Compañía de Comandos 601 y la cual debieron cargar. Desde ya que el sueño, el frío y sobre todo la fatiga comenzaban a hacer sus primeras manifestaciones intensas. “Los menos entrenados comenzaban a sentir la fatiga del esfuerzo y el rigor del clima. Nadie se quejaba, nadie protestaba, todo lo contrario, el que caía un poco era ayudado por el resto, desde una palabra de aliento hasta cargar el equipo pesado”[20].

La demostración de las condiciones personales de cada comando se manifestaba en aquellos gestos que denotaban un espíritu de cuerpo. Dónde la flaqueza de uno era con entusiasmo soportada por su camarada.
Es que todos estaban allí, en el medio de la isla. Todos sufrían lo mismo, en diferente magnitud, pero todos sufrían. Pero esas ganas, esa vocación que llama al militar y a todo hombre a defender con las armas la tierra de su nación, hizo que esas inclemencias no fueran tan fuertes para quebrar el espíritu que había nacido. Ellos conformaban un solo cuerpo y una sola mente destinados a un objetivo que pretendían cumplir. 

Los comandos no se imaginaron que en las proximidades estaba el campamento del enemigo, situado en Teal Inlet Settlement, cuyo Jefe era el Brigadier Julian Thompson, según se relata en el libro Comandos en Acción. Y menos aún que ya habían sido detectados por las tropas inglesas. Dada la proximidad se temía que el blanco sea el Brigadier inglés, por lo tanto se había dispuesto todo para proceder a aniquilar a las tropas argentinas.

Llegó la noche. Esta vez más cruda que la anterior. El viento helado quebraba la cara los hombres. La nieve golpeaba como piedra. Sin embargo se mantenía la conducta inalterable de no quejarse y los actos de desprendimiento y de caridad comenzaron a surgir.
“SBERT tenía problemas en los pies, por el frío. Sólo me enteré el día siguiente de ello. Frente a nosotros un obstáculo, el arroyo Malo, con sus aguas heladas, poco profundas pero torrentosas. Lleno de piedras bolas con musgos resbaladizos. ¡Lo cruzamos! No sin antes caernos en más de una oportunidad. BRUN y HELGUERO recién llegados de realizar la campaña antártica asesoran que debíamos buscar refugio por problemas de congelamiento. Se resolvió ocupar un pequeño puesto ovejero. Asaltamos el lugar como para combatir, pero estaba vacío. Todos sentimos un ligero placer al refugiarnos del viento blanco y estar al reparo. Pero inmediatamente ocupamos los puestos de seguridad. Seis hombres ocuparon la habitación de arriba cubriendo las ventanas y el resto en la planta baja”[21].

Cuando llegaron a Puerto Argentino el Teniente Gonzalez Deibe había comentado a los comandos de la primera sección de un puesto ovejero. Que era muy peligroso y que habían dejado un cordero. Evidentemente era el lugar que se refería el comando, pues dentro de la casita de madera encontraron un cordero que se mantenía en perfecto estado por el frío que hacía.

El frío intenso impidió que haya centinelas custodiando la zona. Toda la seguridad se hacía desde el interior de la casa, con visores nocturnos.

“Durante mi turno de seguridad veía como en dirección a Puerto Argentino las granadas de artillería hacían desmanes. Recé por todos los que en ese momento estaban muriendo y siendo heridos, y hasta pasó por mi mente lo afortunado que era de estar en este lugar y no bajo fuego enemigo, sin saber que pocas horas más tarde se desataría un infierno, donde dos de mis hombres que en ese momento descansaban no verían más el sol, pero pasarían a engrosar la lista de nuestros legendarios héroes”[22]

Ya pronto a amanecer, los comandos comenzaron a alistarse. Se comía lo que se tenía y se lo compartía. Quizá el hambre no fue la peor adversidad, era el frío el monstruo que amenazaba la moral, “es ahí que veo los pies de SBERT, lastimados y algo ennegrecidos en la punta. Se disponía a colocarse un par de medias nuevas, secas y limpias que en ese momento era el símbolo del máximo confort. Carlos HELGUERO, pregunta si alguien tenía un par de medias de repuesto porque las de él estaban rotas. Veo al turco SBERT sacarse las medias nuevas, dárselas a HELGUERO, sin estridencias, ni ostentando ese momento de gran desprendimiento, para colocarse luego sus medias secas pero sucias y acartonadas. Ese pequeño gesto de gran abnegación, espíritu de sacrificio y camaradería. Poco minutos daría su vida para salvar la de MEDINA sin que nadie se lo pida”[23].

Desde el amanecer del 31 de mayo hasta la llegada al Hospital de Campaña Inglés.

Es el momento central de este trabajo. En este amanecer los comandos argentinos uno a uno irá demostrando para lo que fue. Es el relato donde se mezcla la entrega, el sacrificio, la abnegación y la voluntad de seguir combatiendo hasta quedar desmayado.

Teniente Ernesto Emilio Espinosa


“¡Prepárense para continuar la marcha! Se ordenó. Los 13 hombres nos dispusimos antes del amanecer a preparar su  equipo para llegar a Fitz – Roy.
El 31 de mayo era el día de nuestra recuperación aerotransportada.
El inconfundible ruido de los palas de los helicópteros, nos hizo suponer por algunos segundos que eran los nuestros. De ahí en adelante todo sucedió en forma vertiginosa sin solución de continuidad.
Alguien gritó ¡no tiene la franja amarilla! (franja que distinguía a nuestras aeronaves). ESPINOSA del puesto de guardia de la parte superior, gritó ¡Son Ingleses! Al mismo tiempo que abrió fuego con su fusil Malinger.
Los comandos ingleses (cuadros para la guerra en la montaña y el ártico) en un número entre 20 o 25 hombres abren una poderoso fuego con armas antitanques y ametralladoras con fuego cruzado sobre la casa. Todo era confusión pero una confusión “controlada” ya que cada uno en forma instantánea hizo lo que debía hacer. Romper claves secretas, responder el fuego, salir por las aberturas combatiendo, tomando una posición defensiva a orillas del arroyo que habíamos cruzado la noche anterior.
En el piso superior ESPINOSA respondió el fuego. La casa se estaba incendiando, el techo había volado. ¡Vamos ESPINOSA! Le dice BRUN, pero este prefirió proteger desde su lugar el repliegue del resto. De esa manera defendió su vida al estallarle una granada M -79 en el pecho que a la vez hiere en varias partes al cuerpo de BRUN.
¿Fue un acto deliberado el de ESPINOSA? ¿Héroe o temerario? ¿Qué lo llevó a hacer eso? Solo puedo responderme esas preguntas, estando convencido de que nadie realiza actos de esa naturaleza sin haber cultivado desde siempre las virtudes que hacen al hombre virtuoso, y “Herni” era así. Lo puedo afirmar porque lo conocí, y más aún después de la guerra a través de su familia. Cada uno responde en forma instantánea en acuerdo a lo que es, y eso es un trabajo de todos los días.
Yo fui el último. Un granada hiere mi cabeza y me arrojó al piso. Desorientado y aturdido, mucha sangre y adrenalina. ¿Puedo moverme? ¡Sí!. Me incorporé disparando contra una fracción de 4 o 5 ingleses que arrojaban granadas, y comencé el repliegue hacia el arroyo. Antes de llegar recibo un disparo en el muslo derecho. ¿Dónde están todos? ¿De dónde viene este tremendo volumen de fuego? ¿quedé yo solo?.
Desde mi posición pude ver como concentraban el fuego los ingleses sobre las posiciones del Sargento  Medina y el Sargento 1ero SBERT. Veo al Turco hacer un largo salto o retaguardia y al llegar a la nueva posición vuelve sobre sus pasos a la posición que había dejado en donde se encontraba MEDINA. Al llegar abre fuego y una descarga de fusiles y explosiones callaron su fusil. MEDINA relató después que él había quedado aferrado por el fuego y con una herida en la pierna que le produjo una fractura expuesta. Al pedir auxilio el turco vuelve sobre sus pasos a socorrerlo y en esa acción muere heroicamente. ¡Dios te salve querido turco!”[24]

Es de una gran emoción poder leer estas palabras, que trasmiten un gran orgullo por las acciones heroicas, los actos de abnegación, sacrificio, solidaridad y de entrega máxima que demostraron los comandos. Por ello quisimos reproducirlas textualmente.

El combate continuó, pero el poder de fuego argentino disminuía en intensidad. La orden de capitulación había sido dada y por ello de a poco iba cesando el fuego. Desde una zanja, todavía se escuchaban disparos. Los ingleses dirigían el fuego hacia allí. Era LOSITO que herido continuaba tirando y combatiendo. Al escuchar que se habían rendido, manifestó su inquebrantable voluntad de vencer y de defender a la patria hasta perder la vida en un grito de bravío coraje  “¡no se rindan carajo!”.
Había perdido ya mucha sangre, y casi sin fuerzas vio a dos ingleses acercarse. Abrió fuego sobre uno de ellos y cayó. El otro era uno chiquito, morocho, de bigotes.
“Había perdido toda la fuerza. Si bien estaba consiente no podía mover ni disparar mi fusil. Levanté la vista y vi a un hombre que vociferaba algo. Pensé que era el fin. Me despedí de mi señora y de mis hijos y esperé el disparo. Pero nunca llegó, solo me ordenaba ¡up your hands, up your hands!. Luego de un interrogatorio, me dijo “finish the war for you” Me puso morfina y una M en la frente.”[25]

Finalizado el combate, se dispuso colocar muertos y heridos al lado de la casa que se estaba terminando de quemar con el cuerpo de ESPINOSA adentro. El Teniente MARTINEZ era uno de los encargados de trasladar los cuerpos. Recién allí se dio cuenta que tenía una herida en el talón.

En otro sector el capitán VERCESI acongojado se encontraba al lado del cuerpo de SBERT diciendo “Turco que me hiciste” en clara mención a la amistad preexistente entre ellos. La vida es misteriosa y los caminos de Dios son inmensos. Quiso que la hija del Capitán se casase con el hijo del Sargento y formasen una familia, cuyo primer hijo lleva el nombre de Mateo en honor al abuelo héroe muerto en Malvinas.

El Sargento 1ero PEDROZO, era el enfermero. “Quizás el momento para el cual se preparó toda su vida, su razón de ser en el ejército y entre nosotros había arribado súbitamente, en forma inesperada. PEDROZO tenía 6 heridos de consideración que clamaban por alivio. Uno a uno fue atendiéndonos, especialmente parando las hemorragias y llevando palabras de aliento. Sí, él que había sufrido lo mismo que nosotros, nos daba fuerzas. Cuando llegó a mí, me puso una venda en la cabeza. Me abrió el pantalón y exclamó ¡Uh! Pero seguidamente me dijo, “no hay problema mi teniente 1ero ya lo vamos a curar”.
Comencé a temblar en forma descontrolada. El se sentó en la nieve y me cobijó con sus brazos haciéndome fricciones “vamos mi teniente primero no afloje”. Luego haciéndole señas a alguien le quitaron el dubet a SBERT y me lo colocó a mí - pese a que PEDROZO estaba mojado y con frío-. El turco aún después de muerto seguía prestando servicios a sus comandos. ¡Carajo, que honor haber combatido con esos centuriones!”[26].

Luego de ese infierno. Llegó la calma. Todo había terminado. La 1era sección había respondido a sangre y fuego el ataque sorpresivo del enemigo. Su saldo fue de 2 muertos y 6 heridos. Gracias al arrojo y valentía de los hombres argentinos la misión inglesa de aniquilación había fracasado. Nunca se habían esperado semejante reacción. En respuesta a una carta que el entonces Capitán LOSITO envió al jefe de la sección inglesa, Capitán Rod BOSWELL en el año 1986, el capitán inglés dadas la situación diplomática, aclaró en dicha misiva que solo contestaba por el valor demostrado en combate. En clara alusión que a pesar de no sentirse cómodo en entablar un intercambio epistolar lo hacía a los fines antedichos.

“Ya éramos prisioneros de guerra, los ingleses festejaban sin perder las medidas de extremas de seguridad. Rod BOSWELL se acercó a nosotros y nos ofreció cigarrillos Dunhill y lo único que dijo fue Never in a House. Llegaron los helicópteros Sea King, cargaron las tropas inglesas y a mí, que al parecer era el herido más grave. Nunca supe porque me hicieron viajar en el piso con los pies afuera, y cada vez que un auxiliar de vuelo pasaba me golpeaba con fuerza en la espalda. Aterrizamos y unos camilleros me llevaron al hospital de campaña. Nada sabía de mis hombres. Al tercer día me trasladaron a una heladera de 3 x 3 metros, luego de unas horas comenzaron a llegar los otros 5 heridos. ¡Otra vez juntos! Teníamos un estrecho acercamiento espiritual. Nos confundimos en un solo espíritu. ¡sólo teníamos que curar a nuestros heridas para seguir combatiendo juntos, como una banda de hermanos!”.[27]

Luego de estar dos días en ese hospital fueron embarcados en el buque Canberra. El capitán del buque los recibió diciendo “ustedes combatieron como valientes y como valientes los trataremos”. 20 días pasaron juntos los heridos en el buque. Para entretenerse hacían que cada uno recuerde una película que más le haya gustado y pasando al frente o desde su cama la debía contar. Eran las noches de cine.
“Junto a nosotros había dos suboficiales comandos anfibios, dos soldados y un subteniente de apellido DURÁN, que era uno que había egresado en abril del Colegio Militar. Es decir era un cadete de IV año que ya había participado de una guerra y volvía herido. Honor que muchos militares que alcanzaron las máximas jerarquías no pudieron disfrutar. Otro soldado que recuerdo es Americo Vallejos, correntino de pelo duro como el Sargento Cabral. Le faltaba una pierna, la otra tenía gangrena. Su rostro estaba desfigurado. Pasaba los días sufriendo terribles dolores silenciosamente, sólo se quejaba cuando no daba más. Como de noche yo dormía sentado por una neumonía que no me dejaba respirar  y su cama estaba enfrente de la mía, sólo nos mirábamos sin decir palabra. Era conmovedor cer al correntino soportando con cristiana fortaleza su destino. Cuando me recuperé de la neumonía, pedí a los guardias hablar con VALLEJOS. Me acercaron a él, y traté de romper el hielo, pero Américo ni me miró. Quizá no me identificó como argentino hasta que me presenté y me ofrecí para ayudarlo. ¿Cómo te sentís Américo?; Mal - me contestó, sin necesidad de averiguar el porqué de su respuesta. Te vas a curar - le dije-. ¡No! - Me replicó – Me siento mal porque me sacaron a escobazos de las Islas y quiero mi revancha”.[28]

Vaya respuesta de coraje del soldado correntino. Respuesta que rara vez nos muestran en las películas o documentales.

Finalmente el 22 de junio vieron las costas de Puerto Madryn. La fragata Santísima Trinidad y un Hércules los escoltaban.

“Después de pasar varios días en el Hospital Militar, a fines de julio nos convocaron en la Escuela de Infantería. Por primera vez nos veíamos los unos con los otros. El intercambio de abrazo con ruido era ensordecedor. En los rostros se veían los rastros inconfundibles que dejaba la guerra en aquellos combatientes. Ya no éramos los 52 iniciales, cinco hermanos de sangre habían quedado en las islas para siempre”[29].

Conclusiones:

A lo largo del relato hemos querido resaltar las cualidades esenciales que se requieren para enfrentar momentos de gran intensidad y de dificultad extrema. El combate en sí mismo ha sido contado en más de una oportunidad, cosa que puede ser corroborado en diferentes libros sobre el tema. Pero creo que este documento muestra desde una óptica interna, los sentimientos y actitudes que tomaron los diferentes componentes de esa sección.
Como lo expresara el Capitán inglés Rick Jolly en una misiva enviada al hoy Coronel (R) Horacio LOSITO (detenido en la Prisión Federal U7 de Resistencia):
 “Todos ellos eran estoicos y nunca se quejaron de su suerte, de alguna manera alegres en su comportamiento y cooperadores con sus acciones”. La 1era sección de comandos dejó gravada en la historia argentina una ejemplo de valentía y de honor en la derrota. Honor reconocido por el propio enemigo que cuando éste enaltece sus cualidades, la ponderación reviste un carácter más significante, como lo expresara el facultativo en la misma carta.

Por ello debemos recordar a los héroes que quedaron y a los que volvieron. Top Malo House es un ejemplo vivo de nuestro orgullo como nación y un combate que quedará inscripto en los anales de las generaciones venideras, como modelo a seguir en servicio, sacrificio, entrega, camaradería, obediencia, disciplina y valor. Dios tenga en la gloria a la gloriosa 1era sección de asalto de la Compañía de Comandos 602.

VIVA LA PATRIA!!!
ALEJANDRO LOSITO(h)
CNL (r) ¨VGM¨ HORACIO LOSITO



[1] Teniente ESPINOSA y Sargento 1ero SBERT

[2] Teniente 1ero Horacio LOSITO

[3] Memorias manuscritas del Coronel (R) VGM Horacio Losito.

[4] Memorias manuscritas del Coronel (R) VGM Horacio Losito.

[5]Memorias manuscritas del Coronel (R) VGM Horacio Losito.

[6] Memorias manuscritas del Coronel (R) VGM Horacio Losito.

[7]Memorias manuscritas del Coronel (R) VGM Horacio Losito.

[8]Memorias manuscritas del Coronel (R) VGM Horacio Losito.

[9]Memorias manuscritas del Coronel (R) VGM Horacio Losito.

[10] Memorias manuscritas del Coronel (R) VGM Horacio Losito.

[11] “Comandos en Accion”, Dr. Ruiz Moreno y “Así Peleamos Malvinas, Testimonios de Veteranos del Ejército”, Teniente General Martin BALZA.

[12] Memorias manuscritas del Coronel (R) VGM Horacio Losito.

[13]Memorias manuscritas del Coronel (R) VGM Horacio Losito.

[14]Memorias manuscritas del Coronel (R) VGM Horacio Losito..

[15] “Comandos en Accion”, Dr. Ruiz Moreno y “Así Peleamos Malvinas, Testimonios de Veteranos del Ejército”, Teniente General Martin BALZA.

[16]Memorias manuscritas del Coronel (R) VGM Horacio Losito.

[17] Memorias manuscritas del Coronel (R) VGM Horacio Losito.

[18]Memorias manuscritas del Coronel (R) VGM Horacio Losito.

[19]Memorias manuscritas del Coronel (R) VGM Horacio Losito.

[20]Memorias manuscritas del Coronel (R) VGM Horacio Losito.

[21]Memorias manuscritas del Coronel (R) VGM Horacio Losito.

[22]Memorias manuscritas del Coronel (R) VGM Horacio Losito.

[23] Memorias manuscritas del Coronel (R) VGM Horacio Losito.

(24) Memorias manuscritas del Coronel (R) VGM Horacio Losito.
(25)Memorias manuscritas del Coronel (R) VGM Horacio Losito.
(26,27,28,29 )Memorias manuscritas del Coronel (R) VGM Horacio Losito

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