La fiesta de todos.. y todas

"Los conflictos no se negocian" (Sergio Berni)

 Dr. Luis Erro, Intendente de Gualeguay - Sergio Berni, recientemente nombrado por N. Garré

En alguna mañana de este verano que ya se va despidiendo para siempre, estando de vacaciones en Gualeguay y al girar la rotonda que enmarca la estatua del General San Martín, me topé con una hilera de personas, casi todas conocidas, frente a un inmenso camión celeste estacionado frente a la Plaza que, por ahora… y solo hasta que algún funcionario le dé un ataque rebautizador peronista… sigue llevando el nombre del General que libertó media América Latina. Uno nunca sabe.

El camión, grande como una ballena, anunciaba lo que esa mañana traía en sus entrañas: Pescado para todos.

Un plan más, de todos los que el gobierno nacional ha puesto en acción supongo que con las mejores intenciones. Me llamó la atención aquella mañana que muchos, casi todos a decir verdad, digo… que muchos de los que estaban en la hilera a la espera para comprar mariscos, era gente que tranquilamente podía comprar los mariscos sin la necesidad de comprarlo subsidiado por todos.

No digo que esté mal ni que sea una actitud para amonestar. De haberme enterado a tiempo seguramente yo mismo hubiera corrido a comprar mariscos en la barata. No, no es esa mi intención en estas palabras, sino que recuerdo que aquella mañana aquél espectáculo me causó algo parecido a la bronca. Pues, si en realidad este tipo de planes se piensa para que los más necesitados puedan tener acceso a productos que por lo general no tienen acceso (yo creo que es así) y a precios subsidiados, no entiendo por qué los camiones se estacionan en el centro de la ciudad y no en el medio del Pancho Ramírez o en medio del barrio Hipódromo, por ejemplo. Después de todo, también hasta allí podría llegarse el vecino con su poderosa camioneta japonesa último modelo aunque haya llovido en las calles desastrosas de los barrios más alejados del centro. Total, las ganas de no desaprovechar la oportunidad del descuento gritarían un “áura”, y los diez mil pesos de cubiertas y esa caja de tracción integral harían el resto.

Me da rabia que un plan de alimentos subsidiados termine casi exclusivamente en manos de unos pocos que podrían ir cada mañana a comprar los mismos productos al valor de mercado y no en manos de quienes en verdad lo necesitan.

Lo recordé esta semana en que el Intendente de Gualeguay, el Dr. Luis Erro publicó en su muro de Facebook, la red social más importante del mundo, lo que ahora transcribo: “Buen Dia Para Todos!! Hoy en Plaza San Martin Carne para Todos... 6 kg 88 pesos, el Camión reventó 3 Gomas, a 5 km pero en 1 hora va a estar. Más tarde daremos los resultados del Extraordinario Carnaval 2012, Comenzamos a iluminar 1500 metros hasta la Escuela 7 Y también estaremos junto al Compañero y amigo Dr Sergio Berni, asume como Vice Ministro de Seguridad de la Nación. Vamos x Mas”.

Curiosidad o coincidencia. Casi simultáneamente, el Diputado Nacional por la Unión Cívica Radical, Atilio Benedetti, publicaba en la otra gran red social, Twitter, el siguiente comentario: “Valiero reconoció que hay atraso de pagos en el IOSPER. Que no se pague la fiesta kirchnerista a costa de la salud de los entrerrianos.”

Es que siempre este tipo de políticas asistencialistas se saben cuándo y cómo empiezan… pero nunca cuándo ni cómo terminarán. Claro que nuestro país, con toda esa carga de  desigualdad sembrada entre todos nosotros durante muchos años, necesita un minucioso plan de subsidios estatales. ¡Cómo no entenderlo! Pero convengamos que el plan asistencialista debería ser un plan inteligente y estrictamente controlado, y no un gigantesco barril sin fondo subsidiado con toda la caja del Estado.

Fútbol para todos, Turismo carretera para todos, pescado para todos, carne para todos, verduras para todos… toda una fiesta, aunque se lo diga con eufemismos, pagada con los fondos del Estado. Y las fiestas descontroladas suelen terminarse tarde o temprano.

Poco a poco las sombras de la resaca comienzan a pintar de negro la realidad de la nueva mañana. Un Estado nacional que acaparó todo con subsidios, y que cuando los fondos comienzan a extinguirse nos tira las empresas por la cabeza. Y si no que lo diga Macri y que lo digan los porteños que ya han sufrido los brutales ajustes en las tarifas y que son rehenes de las primeras acciones desesperadas de un gobierno nacional que, viendo que el modelo le hace agua, no tiene mejor idea que tirar las empresas que subsidiaba por la borda.

Nunca terminan bien estos festivales de arcas derrochadas. Nunca. No es posible… nunca puede ser posible que para un festejo “popular” como fue el bicentenario de la bandera, un municipio gaste 100 mil dólares para pagar el cachet de un cantante. Ese tipo de liberalidades para con las arcas del Estado no pueden justificarse.

No es que uno esté en contra de los subsidios en sí, sino de los funcionarios que no tienen en claro las prioridades. O no les importa. Pareciera que en esa voracidad desesperada por aferrarse al poder, dejaran de ver con claridad el despilfarro que los lleva al abismo.

Y entonces no hay relato que valga, por más que el relato se reproduzca hasta el hartazgo. La única verdad es la realidad, dijo alguna vez un General que pudo arañar su grado. Fito Páez en plena campaña política se para en el pedestal de un socialismo de cartón y grita: “los porteños que votaron a Macri me dan asco”, y un par de meses después le cobra medio millón de pesos a ese estado bobo que somos todos para, paradójicamente, cantar “gratis”

“Nada es gratis”, les dijo a los estudiantes que protestaban en las calles de su país el Presidente chileno Sebastián Piñeira. Y por más que la frase suene antipática y por más que los más vulnerables de la sociedad no lo comprendan, es una verdad más grande que el camión celeste que el Estado contrata para que venda en el Centro de Gualeguay mariscos a precio de reviente. Ni siquiera esas tres cubiertas que el Intendente Erro avisa que se le reventaron al camión que el Estado contrata para que también venda carne bovina en las plazas.

Tampoco es gratis esa “hermandad latinoamericana” que sólo nos obliga a los argentinos a mantener a millones de inmigrantes ilegales y darles vivienda, salud, educación y transporte bajo la extorsión de cortar el tránsito o bloquear la terminal de ómnibus de la Capital Federal. Estaría bien esta “hermandad” si fuera recíproca. Si los argentinos tuviéramos exactamente los mismos derechos en los países limítrofes. ¿Inténtelo en Paraguay?... después me cuenta.

Nada es gratis… NADA, ni siquiera el papelón de Sergio Berni, el ex militar que acaba de nombrar la ministro Garré. Berni asumió a las cuatro de la tarde con éstas palabras: "Los conflictos no se negocian". Cuatro horas le duraron las "convicciones" a Berni, pues a las ocho de la noche ya estaba negociando con los extorsionadores de la Villa 31 que cortaron el tránsito y bloquearon la terminal del ómnibus durante 11 horas.

Los argentinos volamos desde hace muchos años embarcados en este extraño avión peronista. El avión peronista basa su gran sustentabilidad, , como dice el periodista Juan Cruz Sanz, en sus dos alas. Su ala derecha, y su ala izquierda… y así, este gran avión de extremistas alas, vuela desde hace años en un círculo cada vez más vicioso.