sábado, 7 de enero de 2012

2012. Semana Uno.


Justo con los Reyes Magos llegó el inicio del sinceramiento en la economía. Parece como que hubieran esperado la internación de la presidenta para que la lástima o el pudor, pudieran más que el chubasco.

Favale (preso por el asesinato de Ferreyra) y el actual presidente Boudou

El subte en Buenos Aires y los servicios públicos de Gas, luz y agua en gran parte del país subieron más del ciento por ciento sin que nadie dijera mucho y sin que nadie tenga que llenar un formulario imbécil en la Afip.
¿Vio como se pueden sincerar las tarifas así de prepo, sin tanto gasto de famoso en la tele anunciando que renuncia al subsidio que nadie pidió?... todavía recuerdo cuando en este país al sinceramiento de la economía lo llamaban ajuste brutal. Ahora es sintonía fina.
Es una lástima, porque uno ya se había acostumbrado a una economía falluta y no tan sincera. Es una lástima porque uno hacía el esfuerzo de creer el discurso de Moreno, el sheriff de los precios y las tarifas, y se esforzaba en creerle al Indec, que tanto empeño le pone a las mentiras. Pero así son las cosas.
Una señora envía 200 euros desde España a su madre que vive en Buenos Aires con la jubilación mínima. Se presenta la madre a retirarlo… pero hay un pequeño inconveniente: El estado argentino la obliga a retirarlo todo en pesos y solo después de llenar tres hojas de papeles. Ah sí, como cuando de chico veíamos las películas de la Berlín intramuros. Es cuestión de acostumbrarse… así como nos acostumbramos al look de trajecito de luto, también nos iremos acostumbrando a las libertades coartadas y a los desaforados soldados del régimen.
Y hablando de los desaforados soldados del régimen, esta semana leí dos cosas que reflejan en sí mismas lo bajo que hemos caído en nombre de la democracia. Les cuento la primera de ellas: “Vos de mí no vas a escribir más, vas a vivir en Tribunales”. “No vas a publicar más, porque después no te van a quedar ganas de publicar nada sobre mí”, le dijo Sergio Szpolski a un periodista de Clarín. Y siguió: “…Por ahí nunca te encontraste con nadie como yo. Te voy a perseguir hasta el fin del mundo, incluyendo escraches. Vos no ponés más que soy un banquero cagador. Voy a investigarte a vos, a tus hermanos y a tus padres, voy a ir contra todos y te voy a hacer mierda”.
Szpolski, dueño de Grupo Veintitrés, llamó al celular del periodista de Clarín a quien el empresario kirchnerista considera “esbirro de Magnetto porque escribe pago”.
Un fanático top del modelo, haciendo alarde de intolerancia en el discurso. Porque, convengamos que si uno se siente ofendido tiene todo el derecho de reclamar por los carriles que correspondan. Lo trágico es el discurso prepotente de intolerancia.
La segunda cosa que leí fue una nota que tengo guardada desde el 5 de enero en mi mesa de luz para explicar y explicarme lo que es el periodismo militante. Demetrio Iramain es poeta y periodista. En vísperas de Reyes escribió una de las tantas columnas militantes en el diario estrella de la corporación del poder. No es una crítica lo que comento ni siquiera hago juicio de valor, tan solo digo que sorprende en el día a día cómo los malos humores crecen y las buenas tolerancias se achican. Cómo, en poco tiempo los argentinos nos hemos vuelto sin darnos cuenta, enemigos de facciones irreconciliables. Ellos o nosotros. Embanderados en una supuesta República y explicando la democracia excluyendo deliberadamente al que piensa distinto, luchamos a brazo partido para callar las voces que nos molestan. Furiosos y primitivos… así nos hemos vuelto como sin darnos cuenta.
Sabemos que los regímenes que se esmeran para perpetuarse en el poder, necesitan ideólogos que armen la puesta en escena y fanáticos que la defiendan enceguecidos. Es lógico que los regímenes enquistados durante décadas en el poder, necesiten de gentes que le defiendan hasta lo indefendible: la violencia, la corrupción, la intolerancia el doble y el triple discurso y hasta el enriquecimiento desmedido. Todo.
Demetrio Iramain, que es poeta y periodista escribió el pasado 5 de enero una nota que se titula “Fuerza Cristina, viviremos y venceremos”. Les transcribo el final: “…Como si los dueños de la guita no ejercieran el poder. Como si el poder fuera exclusiva propiedad o atributo de la mandataria que el pueblo eligió, y no de los poderes concretos, del dinero puro y duro, que nadie votó nunca, pero estructuran nuestras vidas en sociedad desde que nacimos: las corporaciones, los jueces a sueldo de ellas, los propietarios de los medios donde sus empleados tras los micrófonos festejan a cuenta. Cáncer y aguinaldo. ¡Fuera la Gendarmería de Cablevisión!. Se equivocan, sin embargo. Erran otra vez. Insisten en el mismo desliz de otras veces, de otros contextos incluso más dramáticos que una cirugía programada. ¿U olvidaron ya la lección del 27 de octubre de 2010? Cuanto más duro y difícil se le haga, más cuesta abajo en la pendiente, más sola y débil parezca, hipotensa, afónica, más néctar saldrá de esta mujer. El pueblo, simplemente, la acompaña. Su silencio es un grito dulce golpeando contra las ventanas del Hospital Austral. Dice estar para lo que sea necesario. Donar su sangre; pasar la noche en vela. ¿Cuánto hace que no surgía una líder de masas semejante, una estadista de tamaña altura, una oradora que apela a la “poesía aplicada” y, como un especialista en ciencias duras, no deja ni un solo cabo suelto? Lo necesitábamos. Ningún cambio social se emprende sin épica. El pueblo la ha encontrado: una mandataria que emociona, que conmueve, que se hace entender, a la que le cree y ama. Ordene nomás, presidenta. Compañera. “Somos sus partisanos”, como dijo Hebe de Bonafini en Plaza de Mayo, en la marcha del último jueves del año viejo.” Fin del tema 2.
Dejé para lo último una pizca de Víctor Heredia, el notable cantautor argentino que hace poco más de una semana dio un recital en la Costanera de Gualeguay. El espectáculo era gratis, aunque cabe aclarar que, por las declaraciones de Víctor Heredia luego en Radio Gualeguay, evidentemente no tocó gratis. Tampoco tiene obligación de hacerlo… ni siquiera en aras de su discurso utópico de un socialismo superador.
Richard Manzor le hizo una entrevista a Víctor Heredia ni bien éste bajó del escenario dónde el cantante dio sus impresiones sobre el espectáculo. Al finalizar la entrevista, con ese modo tan particular de Richard para el decir… para ese preguntar opinando que lo hace especial, le dice: “Víctor, la última… para terminar, la última”. Y tras ese silencio de Víctor Heredia esperando la última pregunta, la del estribo… Richard sorprende con un: “Víctor, gracias por existir…”.
Había mucho ruido en el audio, así que no alcancé a escuchar si Víctor Heredia emitió un “de nada”. Pero supongo, sabiéndolo sabio, que más que un de nada se habrá reído al menos para sus adentros. Todos sabemos que el existir nunca ha dependido de nosotros. Uno viene al mundo un poco como con los subsidios… sin elegirlo. Uno cae en esta tierra tras el más misterioso azar. No puede nadie elegir dónde y cuándo nacer… y si no, que lo diga Marcelo Cudugnello, el hijo que Víctor Heredia debió reconocer tras diez años de batallas judiciales. Marcelo todavía lucha por su identidad… y por los derechos de haber nacido donde nació, sin haber podido elegir.
Pero vamos, que el año recién empieza y ¡todavía soñamos!

3 comentarios:

Anónimo dijo...

Seguí sangrando por la herida del orto.

Anónimo dijo...

Vamos por partes, al poeta éste yo le digo que no había tanta gente en el "aguante", que había más banderas que gente.
Segundo, que nunca pasaron las colas de cientos y miles que donaron su sangre por la Kirchner, por qué será?
Por último, después de decir que tenía cáncer, la maquinaria propagandística da una voltereta en el aire y dice que no tiene cáncer. Probablemente lo del cáncer haya sido una mentira de Clarín, no? Pero yo los escuché a ellos. En fin, veremos el nuevo look de la heroína y verificaremos si fue lifting o retoque de los hilos de oro. Eso sí, que no se pierda la épica, oro de la Cordillera por la que cruzó San Martín para sostener el modelo. Son de colección.

capitan futuro dijo...

Parece que cuando llega el verano un prepara mas ensalada...eso parece cuando lees esta nota.una gran ensalada. Podrías haber aprovechado y decir "miren que buen tratamiento le dieron en el hospital del opus"...o algo asi sigiendo la linea de tu artículo anterior. Pero no. y terminas con un asunto de índole privada como esla de un hijo no reconicido de Victor Heredia, que tiene todo el derecho de saber y reclamar ate la justicia. El mismo derecho que tienen las familias qeu buscan a familiares robados de bebes en centros clandestinos de detencion. Me alegra que or fin coincidamos que la identidad es un derechos para todos y todas. Me imagino que no elucubraras qeu robarse un bebe luego de asesinar a sus padres es lo mismo que no hacerse cargo de un embarazo, no?