Jurar en vano...

“La Discordia, hija de la Noche, lleva consigo las querellas, las mentiras, los embrollos, las palabras capciosas y por fin el juramento”. (Hesído)

Tras el anuncio del Instituto de Revisionismo Histórico, el enésimo lugar desde donde el gobierno busca ya sin disimulo imponer el discurso único, ahora los investigadores del Conicet recibieron una comunicación en la que se los insta a callarse la boca. Solo la directora del Conicet o quién ella indique, podrán hacer declaraciones.

Los que se pronuncian a favor de la restricción en el decir de los científicos, aducen que la medida es necesaria para unificar el discurso de la comunidad científica que depende de dicha Comisión estatal de investigadores. Los que han encendido las alarmas ante tamaño dislate, afirman que el mail distribuido por la dirección del Conicet, parece un bando militar antes que una comunicación a la comunidad científica.

De a poco. Sin prisa pero sin pausa, el gobierno nos acostumbra cada día a menos libertades. Y de a poco. Sin prisa pero sin pausa, las gentes nos acostumbramos a tener menos libertades. Y curiosamente esto sucede en la misma semana en que la democracia (las minúsculas son adrede) viste una de sus mejores galas, como es la jura de los nuevos representantes elegidos por el voto. presidentA incluida.

En este tipo de actos, los medios y los funcionarios gustan gritar a los cuatro “mientos”, perdón, quise poner vientos, las bondades de un sistema de gobierno “inmejorable” que, resumido en dos renglones funciona así: Unos pocos partidos políticos (casi todos peronistas) arman listas sábanas entre cuatro paredes, y luego nosotros elegimos entre lo que ellos eligieron. Hay grises, como esos candidatos que solo están para la formalidad, y que luego de ser electos migran hacia algún puesto, dejando su banca para el suplente.

Bueno, pero usted “escribidor de cuarta no se queje. Usted escribe con resentimiento gorila, usted escribe cual esbirro de los “milicos”, usted periodista escribe como añorando el gobierno militar…usted imbécil, al menos dé las gracias que en ésta época puede escribir lo que piensa porque antes si lo hacía lo metían preso”. Ok ok… no se la tomen conmigo que yo todos los días me levanto agradeciéndole a la santa democracia argentina, patrona de los brutos acomodados, la posibilidad que me da de poder escribir lo que pienso. ¡Gracias!

Y mientras escribo esto, en la tele muestran una entrevista de una joven periodista al señor (las minúsculas también son adrede) Horacio “perro” Vertbisky. Lo de perro no es un sobrenombre que se me ocurre a mí, sino que es el alias que don Horacio utilizaba en los 70, cuando formaba parte junto al señor Rodolfo Walsh (no voy a aclarar otra vez lo de las minúsculas de la palabra señor) del aparato de Inteligencia del grupo terrorista Montoneros. Debo reconocer que don Vertbisky ha evolucionado para bien, pues de velar la militancia con armas y bombas, hoy vela sus intereses desde un diario de poca tirada pero que se lleva la mayor parte de la pauta publicitaria del Estado. La joven periodista le pregunta a Vertbisky qué le parece la decisión de la presidentA Cristina de que le tome juramento el vicepresidente Julio Cleto Cobos, como manda la Constitución. El “perro” Vertbisky sonríe a media jeta, y vomita un: “Andate Cobos la puta que te parió”. Ah ah ah… bien ahí don Vertbisky, que al final el atildado mandamás del CELS también tiene su cuota de intolerancia, resabio tal vez de cuándo planeaba atentados en nombre de un mundo mejor. La periodista quedó descolocada ante una respuesta tan soez en boca de un hombre al que, se nota, lo cree un representante de dios en la tierra. “Se ve que no le gusta mucho la idea…” alcanza a decir, mientras el “perro” Vertbisky sin dejar su media sonrisa se despide con un: “creo que fui lo suficientemente claro, ¿no?”.

Poco a poco, sin prisa pero sin pausa, las instituciones se han ido desvirtuando. También los Valores, y aquí sí las mayúsculas corresponden, se han ido desdibujando de la sociedad, emulando casi a la perfección aquella frase inmejorable de tango Cambalache... “todo es igual, nada es mejor.…”

Asumen los nuevos Diputados, y resulta que cuando jura Victoria Donda, con su militancia del escote exuberante y los pergaminos de haber nacido en la Esma, los “muchachos” de La Cámpora le gritan “Rodra…Rodra!!”. Entre la muchachada K, algunos pícaros cuelan un “Trola…trola!!”. Y bueno, que los años de militancia oficialista otorgan este tipo de privilegios y de licencias de poder hacer lo que se les canta, en nombre de la “revolución nacional y popular”. Donda escucha “trola” y contesta: "En el primer acto del Congreso que tuvieron la oportunidad de aparecer como lo nuevo, no hicieron más que insultar… No les importa hacerle campaña al intendente de Merlo, Raúl Othacehé, a Daniel Scioli o Gildo Insfrán; no les importa legitimar la deuda externa; erigir como su referente juvenil al ex CEMA Boudou y acordar con las cúpulas más retrógradas en las universidades públicas, entre otras prácticas de la vieja política. Resulta realmente paradójico, además, que sus agresiones sean de tono sexista, denigrando a la mujer, cuando su principal referente político es precisamente una mujer"

La muchachada K se defendió con un comunicado donde aclara que no le gritaron “Trola” sino “Rodra”, que es el apellido del ex novio de Donda y que milita en La Cámpora. O sea, la muchachada se defiende diciendo que cantó un canto sexista, pero de distinto tenor.

Cuando la realidad de nuestra política envía este tipo de señales, yo me río hasta la carcajada de los que me quieren hacer creer cosas como que: “la democracia se cura con más de ésta democracia” o que “con la democracia se come se educa o se cura”.

Poco a poco, sin prisa pero sin pausa, las instituciones y los Valores se van desvirtuando hasta lo inimaginable. Y esta semana se vio claramente en los juramentos de los nuevos legisladores que asumieron en las distintas Cámaras del país. Tal vez muchos no lo hayan notado, pero en poco tiempo los juramentos que hacen los representantes en las distintas Cámaras del país, se han convertido en un rosario de banalidades. Es que como ya no vale la palabra, pocos se sienten en la obligación de empeñarla. Es lo mismo jurar por la Biblia o el Talmud, que jurar por la memoria de un señor corrupto del sur... “Los juramentos ya no son lo que solían ser. Jurar ahora parece un simple acto administrativo que no conlleva compromiso, consecuencias o gravedad alguna. Es el claro reflejo de una sociedad que ha dejado los valores de lado para arrastrarse al fango de los intereses y las conveniencias” me dice Guillermo Dotto. Tiene razón, en los tiempos primitivos del hombre, era desconocido el juramento pues eran tiempos en que la palabra de un hombre tenía valor. Los juramentos nacieron cuando los hombres dejaron de cumplir con su palabra y entonces el juramento le daba el valor. Pero ahora resulta que nuestros representantes han comenzado a desvirtuar el juramento como compromiso, y se creen con derecho a jurar por cualquier cosa. Por Margarita Verón, por los compañeros de lucha, por Néstor conducción, por la revolución nacional y popular. Este tipo de juramento tiene el mismo valor que jurar por Caperucita Roja…o el Lobo, o por la fórmula del agua oxigenada. Ya no juran ni por la Patria, ni por el pueblo al que supuestamente representan ni mucho menos por un Dios del que están convencidos son la competencia. Hay toda una generación de representantes de nuestra democracia que jura por lo que se les viene en gana. Y a decir verdad, pueden jurar por sus perros… total nadie les cree de todos modos.

Horacio R. Palma

Para El Dia de Gualeguay

Gualeguay

Entre Rios