Hay en nosotros los padres, una cuota alta de responsabilidad en lo que pasa alrededor del planeta “hijos”, o en lo que dejamos que pase. Es una cuota alta de responsabilidad, o de irresponsabilidad si uno lo mira desde el lado pesimista de la historia.
Soy de los que creen fervientemente en que uno enseña con el ejemplo más que con las palabras. Es curioso que lo diga yo, que soy hombre de tres mil caracteres (contando los espacios) por fin de semana, pero en verdad es lo que creo. Uno dice con palabras pero enseña con el ejemplo. Yo puedo escribir hasta el fin de los tiempos pero si usted me viera un día cobrando un plan federal de los que varios cobran para contar las “buenas noticias” de Cristina en el país de las maravillas… todas mis palabras ya no tendrían sentido.
Con nuestros hijos sucede lo mismo. En la vida sucede así: Enseñamos con el ejemplo.
Los docentes se sorprenden, aunque cada vez menos, cuando llaman a reunión de padres en los colegios y asisten apenas un diez por ciento de los padres. Eso sí, las ausencias son siempre justificadas con excusas rebuscadas.
Es cierto que los padres hemos creado alrededor de las reuniones escolares toda una mitología para excusar nuestra asistencia: “Que siempre se habla de lo mismo, que se habla mucho y no se llega a nada, que para qué ir a escuchar lo que ya sabemos, que siempre los mismos preguntan lo mismo…” en fin, para qué enumerar lo que todos sabemos.
Por estos días y en esta tierra bendita de gobierno “nacional” y populista, los anuncios de planes asistencialistas que lo abarcan casi todo son moneda corriente. No hay semana que no se anuncie un nuevo plan asistencialista.
Milanesas para todos, pescado para todos, televisores para todos, planes para todos, fútbol para todos…sinceramente no entiendo porqué el kirchnerismo ejerce el asistencialismo a cuentagotas, como jugando morbosamente con nuestra ansiedad, en vez de tomar el populismo por las astas y lanzar de una vez y para siempre un plan maestro que lo abarque todo.
Digo, un plan Maestro que podría llamarse: “Todo para Todos”. Y así, en lugar de hacer un anuncio por semana tan cansador para la presidenta del monólogo fácil y el diálogo imposible… hacer un solo y definitivo anuncio de asistencialismo universal.
Ah… claro, los fondos. El presupuesto. Pero a los compañeros militantes no creo que los detenga una minucia de tan poca cosa como tener que hacer aprobar el presupuesto en el Congreso de la Nación. Pues el régimen siempre tiene para esas contingencias menores, un decreto presidencial en el cajón… y sabe cómo usarlo.
El dinero para asistir a todos de un saque es una limitación, sí… pero apenas un pequeño detalle. Supongo que deben testear semanalmente los fondos del Anses, ese fondo común inagotable de los aportes de todos los trabajadores que tantas veces durante tanta historia nuestra, el Estado ha echado mano para delirios pejotistas y necesidades de urgencia…pero convengamos que en el país de las maravillas Morenistas, de los índices impeKables y la inclusión total, el gobierno debe andar pateando reservas en los pasillos del Banco Central no sabiendo qué hacer con tanta Patria reservista.
Sí, definitivamente un plan social “Todo para Todos” sería una solución definitiva. Sería el punto de llegada. La profundización máxima del Modelo.
Ya me imagino la tapa de los diarios. Las placas de los canales… la guitarra de Boudou y los bigotes de Fernández. De Aníbal Fernández claro, anunciando a toda orquesta el plan “Todo para Todos”… ah no, perdón, el título del plan tiene una falla imperdonable. Imagino a la presidenta leyendo el proyecto enfundada en trajecito negro muy chic, cruzada de piernas dejando ver sus nuevos zapatitos de suela colorada recién comprados por catálogo desde su suite de “luto” presidencial, pegando el grito: “el plan debe llamarse Todo para Todos… y Todas!!.
Imagino entonces los bigotes temblorosos de don Aníbal corriendo por los pasillos a cambiar el nombre del Plan en el papel reciclable par decretos nacionales y populares.
Y allá va pues el plan del Modelo profundizado hasta el fondo, anunciado en letras de molde a página completa. En placa roja como Alerta. La presidenta anuncia el plan cumbre de El Modelo: “Todo para Todos y Todas”. Imagino a los piqueteros entonces arriando banderas, guardando los palos y vendiendo los pasamontañas. Apagando las gomas incendiadas y retirándose de las calles rutas y avenidas subirse a las veredas y caminar para sus casas de paneles Bonafinistas con olor rancio a parricida.
Imagino los LED de Tecnópolis anunciando la buena nueva en fondo azul y blanco. Y un programa especial de 678 con Barone encendido de misticismo y la Russo sonriendo al lado con su cortito de Koleston cobrizo, mientras un desfile de actores y actrices militantes hablan y lloran estrenando talonario de factura B para la TV pública.
Ah… la profundización definitiva del Modelo: “Todo para Todos y Todas”
Los argentinos somos así, nos gusta el estado paternalista y nos cobijamos bajo el poncho del caudillo de turno. Mientras nos den algo… allá vamos.
Ya lo decía mi abuelita cuando veía a la gente agolparse en una degustación en algún súper o en medio de la calle: “A la gente le regalás pis, y se lo toma”. Claro que dicho por mi abuelita la frase no quedaba tan chocante.
Y si no, que me lo desmientan los docentes, de pronto… esos padres desinteresados en esas reuniones escolares que hablan de educación y de hijos y de proyectos, se volvieron misteriosamente participativos cuando el acto que los invita a la escuela de sus hijos es un acto de entrega de computadoras.
Ah ah ah.. ahí es otro cantar. Una cosa es una charlita de la profe de primer año sobre los problemas de aprendizaje que tiene el grupo del nene o de la nena, y otra muy distinta es que por no estar presentes nos perdamos una laptop celeste y blanca con la presi como fondo de pantalla!. Ahí se acabaron las excusas pelotudas. Para recibir la cumpu hay asistencia perfecta. No hay horarios complicados ni abuelitos con fiebre ni hermanitos con tos, ni tías con turnos impostergables. Mirá si nos vamos a perder una compu por un un turno en el médico!
Enseñamos con lo que hacemos. Con el ejemplo. Y con lo que hacemos cada día, con eso mismo hacemos el país. Nada de excusas ni de críticas hacia afuera ni de rasgarnos las vestiduras… tenemos los gobiernos que se nos parecen.
Somos así aunque nos esforcemos en mentirnos al espejo. Somos capaces de vendernos por un televisor, por una tonelada de la semilla top, por un plan social, por un puestito de acomodo, o por un contrato suculento.
De arriba hacia abajo o de abajo hacia arriba… tenemos el país con el exacto promedio de lo que somos. Por eso nos conformamos con poco. Por eso nos compran con poco. Por eso estamos como estamos. Y por eso siempre a lo largo de la historia… terminamos igualando hacia abajo.
Cada uno cargamos la pala de nuestras voluntades. Así que cuando los políticos nos dicen que hay que profundizar el modelo… no echemos culpas, los que cavamos somos nosotros.
Horacio R. Palma
El Dia de Gualeguay
1 comentario:
Palma, seguís sangrando por la herida del orto...aunque no publiques los comentarios.
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