Supongo que si mi abuelita hubiera leído este título, el color rojo de su cara le hubiera durado un par de semanas.
Ojo, no digo que me hubiera quitado el saludo ni que me hubiera aplicado un “ubicate” con el revés de su mano, eso nunca, mi abuelita jamás levantó su mano más que para defender a los descamisados con su puño cerrado en alto.
Es que mi abuelita, que murió convencida que Evita era la natural abanderada de los pobres argentinos, tenía una especial forma de aceptar los “tiempos modernos” como ella llamaba al presente, y antes que enojarse apenas si lanzaba un gesto de sorpresa o hablaba para sí como si le hablara al mundo: “Qué lástima, se podría haber puesto otro título”.
“Pero es cosa señalada… que de una sangre pareja salga la cría cambiada…” dice don Velázquez cuando recita protesta social. Y ahora que nombro a mi abuelita recuerdo que hace unos días me senté en el sillón de una peluquería en las afueras de Gualeguay, esas peluquerías rústicas armadas en el garaje de una casa, con más navajas que máquinas eléctricas, boliche donde se escucha cantar a la paisanada y donde los caballos rezongan atados a un árbol sobre la cuneta, y donde los clientes caen con olor a ginebra y a jornal. Esas peluquerías que son peluquerías y no cocoliche. Y me senté en la silla a la hora de mi turno (entre tanto facón a la cintura allí nadie osaría colarse) y el peluquero antes de siquiera empezar a desafilar sus tijeras contra mis crenchas, me reprochó las cosas que le hago decir a mi abuelita en este Semanario.
Lo que falta, pensé, que los lectores se pongan del lado de mi abuelita peronista. Aunque sospecho a mi abuela dejando entrever una sonrisa pícara dibujada bajo sus ojos celestes desde el más allá con aires de triunfo.
De todos modos yo quería esta semana hablar sobre otras cosas. Nuestra presidenta acudió primero a París y luego a la Asamblea de la ONU en la ciudad de Nueva York. En París recaló con la única pata presentable que le queda por ahora al Modelo de Argentina en materia de derechos humanos. Solo por ahora: Estela Barnes de Carlotto.
Ironías del destino, esta vez la presidenta Cristina Fernández tuvo que entrevistarse y recibir a deudos de las estudiantes francesas asesinadas en Salta. Justo en Francia, donde desde siempre el estandarte eran las muertas francesas de los “genocidas”, resulta que ahora también Cristina tiene sus propias muertas francesas por las que dar explicaciones.
Y mientras Cristina y Estela buscaban bronces en Francia en el tema derechos humanos, en Argentina el Ministerio Público tuvo que admitir al fin lo que se sospechaba desde siempre. Desde hace casi diez años distintas ONG y Asociaciones Civiles reclamaban el acceso a la información sobre las millonarias indemnizaciones dadas a las “víctimas” de la guerra de los años 70 en Argentina. Y desde siempre el Estado se negaba a brindar información sobre los casi 2.000 millones de dólares salidos de las arcas del Estado para este fin.
Fue la Asociación de Abogados por la Justicia y la Concordia quien consiguió que el Estado difundiera los primeros datos. Y como se suponía, el Estado efectivamente confirmó que indemniza sin tapujos, aunque con algo de culpa, a familiares de terroristas muertos en combate y a familiares de terroristas asesinados por los propios terroristas. Las últimas dos indemnizaciones abonados por el gobierno de Cristina Kirchner, ascendieron a $ 901.407. Una fue el pasado 26 de agosto, para indemnizar a la familia de Ismael Antonio Monzón, muerto en el ataque a Monte Chingolo, y la otra de $ 750.984, el 9 de mayo, por la muerte de Juan Sebastián Hernández, terrorista de Montoneros fallecido en el ataque a Formosa. Fuentes que siguen el caso interpretaban que históricamente se mantuvo un monto equivalente a los US$ 220.000 dólares.
Según los datos aportados por el Ministerio de Justicia, seis de los doce atacantes fallecidos en el ataque al cuartel de Formosa han sido ya indemnizados, con montos que cobraron sus familiares. Se trata de los casos Reinaldo R. Brigiller ($ 396.364), Juan Sebastián Hernández ($ 750.984), Saúl Kobrinsky ($ 322.560), Jorge Alberto Livieres ($ 224.000), Alfredo Velázquez ($ 224.000)y José Daniel Graziano ($ 322.560). El expediente de Oscar Ramón Boero está en trámite y el de Luis Carlos Morero aparece ya abonado ($ 396.364), pero con el nombre de Jorge Horacio Morero.
También el Gobierno ratificó que se pagó la indemnización a los familiares del dirigente montonero Fernando Haymal, fusilado en 1975 por la propia organización terrorista Montoneros. Sus familiares cobraron el resarcimiento a partir de una resolución firmada el 25 de abril de 2002, durante la presidencia de Duhalde, aunque no se especificó el monto. En la biografía de Galimberti, los periodistas Larraquy y Caballero -este último, actual director de Tiempo Argentino- narran el caso de Fernando Haymal, que luego de cuatro días de detenido dio información a las fuerzas de seguridad para que localizaran al terrorista Marcos Osatinsky, que fue ultimado en Córdoba. Dice el libro: "Haymal fue fusilado por Montoneros después de un juicio revolucionario [en septiembre de 1975]". Lo mismo publicó Evita Montonera, en su número de octubre de 1975, con el título de "Juicio revolucionario a un delator". El informe de la Secretaría de DD.HH. añadida al informe del Nunca Más, señala el caso de Haymal como de ejecución sumaria.
Es decir, el Estado admite un negocio detrás de las indemnizaciones… y lo que es peor, admite que ha discriminado a las Víctimas por razones ideológicas. Así, los familiares de 1500 personas asesinadas por grupos terroristas de Argentina luchan desde hace años para ser reconocidos como Víctimas sin suerte. Una excepción son los familiares de los soldados conscriptos fusilados por terroristas Montoneros en Formosa que cobran de la provincia una pensión de 900 pesos, en tanto que los familiares de los terroristas que en plena democracia entraron al cuartel y los fusilaron mientras se duchaban, han cobrado indemnizaciones de hasta 700.000 pesos. Victimas de primera y víctimas de segunda. Argentinos de primera y argentinos de segunda. Negocio escandaloso disfrazado tras la bandera de los derechos humanos. Poco a poco las máscaras van cayendo y los velos se corren para que aparezca detrás el verdadero sentido de esta política vergonzosa mal llamada de derechos humanos.
Pero El Modelo “nacional y popular” necesita imperiosamente de estas banderas para su disfraz antibalas.
Y ahí está la abanderada del proyecto nacional y popular en la ONU, sospechada de haber gastado 110.000 dólares en zapatos. Solo superada en gastos por el presidente de Ruanda, don Paul Kagame, que pagó 16.000 dólares cada noche de hotel. Los ruandeses agradecidos.
Empecé hablando de mi abuelita y al final agarré para el lado de los tomates. ¡Uy!, perdón, dije tomates y me avisan en este momento que Guillermo Moreno acaba de prohibir la venta de tomates en el Mercado Central hasta que no baje de los 12 pesos el kilo.
Ya voy entendiendo el modelo nacional y popular… ¡nosotros nos apiñamos a las cuatro de la mañana en La Salada, y Ella gasta a cuatro manos en zapatos exclusivos!
Imagino los cánticos de la jotapé en octubre: “¡¡Cristina, Cristina, Cristina corazón… acá estamos los pibes, aguantándote los trapos que comprás en Louis Vuitton”!!!.
¡¡Perdón abuelita, pero lo tenía que decir!!
2 comentarios:
Palma, esperaba que no, pero veo que ¡seguís sangrando por la herida del orto!
Palma, guarda porque para octubre la sangrante herida del orto se te puede convertir en hemorragia!!!
Hola, hace un tiempo que leo tus notas y creo que son divertidas, algo ácidas, bien escritas. Sin embargo me cuesta entender tu notable necedad para entender la realidad. Tu incomprensión del tema DDHH y en particular de los desaparecidos es tu talón de Aquiles, tu parte enferma. Creo que excede lo ideológico y te pone en un plano inmoral y antiético. En una posición incluso muy ofensiva para quienes de una u otra manera sufrimos la dictadura.
Nuestro paias va encontrando un camino de justicia y reparación. Espero lo entiendas, nuestro pais esta bien, el psicópata sos vos.
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