La Masacre de calle Junín.
El día LUNES 12 de SEPTIEMBRE se cumplen el 35 años del atentado terrorista que perpetrara “Montoneros” contra un omnibús que regresaba de la cancha de Rosario Central transportando jóvenes policías que habían prestado servicio de seguridad en dicho estadio.
Al paso del colectivo los asesinos hicieron explotar un automóvil con explosivos que causó la muerte de nueve efectivos, ocasionando heridas en cuarenta y el deceso de un matrimonio que circulaba por el lugar en su automóvil, quedando herida su pequeña hija.
Los sucesivos gobiernos provinciales justicialistas y socialistas tratan de que este día pase desapercibido para la población, para ello ordenan un acto oficial dentro de la Jefatura de Policía donde nunca ellos asisten.
Todos los años la Comisión de Homenaje realiza una misa en el lugar del hecho, en calles Junín y Rawson.
Diversos oradores harán uso de la palabra para recordar a estas Víctimas de crímenes imprescriptibles de lesa humanidad, cuyos autores nunca fueron juzgados.
El acto comenzará a la hora 16, 00, se ruega puntualidad y por sobre todas las cosas asistencia.
Pedimos un pequeño esfuerzo a todos aquellos interesados en concurrir, sería de suma importancia la presencia de representantes de otras ciudades.
La intención es que el 12 de Septiembre se transforme en un preludio de los actos del 5 de Octubre en Buenos Aires.
Nuestros muertos dieron sus vidas, démosle nosotros unas horas de las nuestras.
Héctor Orlando Santana
Comisario Inspector(RE), Presidente.
***********
Hugo Humberto Gargarella
Oficial (RE) Víctima, Vicepresidente.
***********
Angel Dionisio Senatore
Suboficial Mayor (RE), Secretario.
...Anoche como un ladrón de sueños caminé por calle Junín hasta llegar a Rawson, allí el corazón se me encogió y lloré de rabia. Frente a ese pedazo de muro lleno de tanta sangre de mis compañeros no pude contener ni los recuerdos ni las emociones.
Uno a uno fui leyendo con los ojos nublados sus nombres como pasando una imaginaria revista traída del pasado.
Me pareció escuchar sus voces respondiendo ¡presente!
Creí verlos en sus uniformes, con los borceguíes relucientes al igual que sus correajes, firmes, atentos al llamado del superior.
Con mi mano espanté recuerdos y lágrimas de hombre que honra a sus camaradas caídos.
Sentí impotencia ante ese pequeño monumento que no alcanza para glorificar sus memorias pensando cuantos museos y mausoleos dedicados a criminales sin conciencia hay en este país.
Mas de pronto lo vi tan luminoso como si Dios lo hubiese tocado con su mano, o tal vez iluminó mi mirada y mente.
O quizás fueron las almas de mis amigos que se apiadaron de mi dolor y se encendieron para borrar la oscuridad de mis tristes pensamientos.
Comprendí que los monumentos más grandes son los que hacemos en nuestros corazones, que mientras no los olvidemos estamos construyendo con los ladrillos de la memoria un altar enorme donde siempre arderá la llama sagrada de los elegidos por la Patria.
Anoche volví a reunirme con mis muertos que estaban más vivos que nunca, ellos calmaron esta desolación de casi creer que dieron sus vidas en vano, esta angustia de ver un pueblo indiferente ante el sacrificio de sus servidores.
Hasta este lugar no llegaron ni llegarán los políticos a rendir homenajes ni quienes hablan de derechos humanos, lo que es peor, ni siquiera muchos de los que no merecen llamarse sus camaradas.
Dicen que la sangre del policía seca rápido, será por eso que ni la injusta justicia condena a los criminales que impunes los asesinaron.
Imprescriptible tragedia guardada en nuestras almas para que un día cuando el estado de derecho vuelva a nuestra nación los culpables sean juzgados.
Cuando llegue Septiembre, a los doce días, a las seis de la tarde, estaremos unos pocos, los de siempre, honrando nuestros muertos.
No estarán, como siempre, los que perdieron el azul que corría por sus venas ahora heladas por la comodidad, la indiferencia y la cobardía de no querer comprometerse con su presencia.
A la misma hora habrá un pequeño acto oculto de acuerdo a lo ordenado por el gobernador de turno, entre cuatro muros donde nadie verá el dolor de los familiares.
Anoche en Junín y Rawson me pareció ver pasar un colectivo azul camino al Cielo, desde las ventanillas nueve rostros me miraban, de forma marcial los saludé y luego mi mano agitándose los saludó como áquel que despide a sus amigos.
Anoche no sé si estuve allí o fue un sueño de mi corazón de policía, pero lo que importa es que no los olvido, por eso les pido a todos, en especial a los que visten de azul, ¡no los olviden!
Mario
Rosario
1 comentario:
Una pena ver tantos servidores públicos muertos. Eso habrá traído severas consecuencias. Cayó el consumo de pizza mangueada en Rosario un 4%.
Publicar un comentario