Al kirchnerismo definitivamente no le gustan las críticas
Algo se había intuido cuando el premio Nobel peruano anunciaba su visita por nuestro país para disertar en la Feria del Libro.
Ni bien se anunció la presencia de Vargas Llosa en la Feria, las voces de los cruzados custodios de las “verdades kirchneristas” pusieron el grito en suelo. No voy a decir que pusieron el grito en el cielo como decía mi abuelita, pues fueron gritos mundanos los que intimaron a silenciar al “canalla liberal”.
Bastó que Vargas Llosa insinuara la crítica, para que los cruzados custodios del discurso “progresista retro” de Argentina le tiraran con el viejo manual de zonzeras, un manual que el kirchnerismo aconseja llevar en el bolsillo, para descolgar rápido alguna chicana de urgencia aunque sea en lunfardo.
Por suerte la presidentA encontró un rapto de lucidez entre tanto psicofármaco recetado, intuyó el error de su prole intelectual y mandó desandar el camino de callar de prepo al liberal, con un par de gritos desde el Calafate.
Y si, desde allá. Es que “Uno vuelve siempre a esos viejos sitios donde amó la vida…” como escribió con acierto el poeta. Y donde amasó la fortuna…acoto yo que de poeta no tengo nada.
Y al Calafate vuelve siempre la presidentA cada vez que tiene a mano uno de los tantos feriados del calendario “nacional y popular”… majestuoso enclave familiar el Calafate, que ha logrado enterrar en la nimiedad, a fuerza de lujos y millones, al histórico y ahora apocado paraje riojano llamado Anillaco, referente indiscutido de la corruptela política del peronismo “noventista”.
Pero eso ya fue, ahora Anillaco ha quedado reducido a poca cosa…y la “rosadita” ya no se ve fastuosa, sino apenas una pobre construcción cuando se la compara con las faraónicas mansiones sureñas de Néstor y su viuda.
¡Cómo se acostumbra uno con el tiempo a ciertas cosas que antes le indignaban, carajo! Cuando recuerdo el escándalo nacional por la pista de Anillaco, me parece casi una chiquilinada de un pueblo que se acostumbró a que los de arriban ostentaran sin descaro.
Ahora el periodismo aprendió la lección, y ya no se desayuna con dosis de buscapleitos que molesten de verdad al poder.
Los medios son eso más que nunca hoy en Argentina. Medios. Mitades.
Es que el kirchnerismo heredó de don Néstor su estirpe combativa. Eso de construir poder a lo Pirro. Marcar con una raya el suelo. Los que estén conmigo de este lado. De la raya para allá son enemigos y los combato. Al enemigo ni justicia.
¡¡Y pauta publicitaria menos que menos!!
El tema se le complica con los que caminan por la raya. Pero la militancia saca ahí nomás el manual de zonzeras argentinas, pero el nuevo no el clásico, me refiero al reescrito por un tal Fernández Aníbal, y declara timoratos a los que caminan por la frontera. Indecisos. Ni fu ni fa… decía mi abuelita, que murió abrazada a la estampa hereje de santa Evita.
Golpitas, gorilas, fachos, desestabilizadores, puta oligarquía, cipayos, vendepatrias, locos, delirantes, imbéciles, parlanchines… las filosas lenguas del oficialismo tienen un mote para cada necesidad de ningunear las críticas.
Hay una parafernalia estatal tan egocéntrica que asusta. Como si el gobierno se hubiera creído su propia mentira.
De arriba hacia abajo. La viuda presidencial, la del luto eterno que garpa, está tan ensimismada en el dolor militante de su viudez, que hasta olvidó la efemérides del 25 de mayo. Que quiera o no La Cámpora, fue una revolución popular de la que salió el primer gobierno patrio… y hasta me arriesgaría a decir que el único.
Gran acto embanderado en el Chaco de Capitanich y doña Mendoza. La esposa despechada del gobernador acudió al Te Deum de riguroso “animal print”, como diciendo, acá estoy yo. El 25 mayo se celebró en el chaco del obispo Fabriciano Sigampa, que con los años pasó de cura tercermundista en la Nueva Iglesia Riojana de Angelelli que daba misa con el bandera de Montoneros junto al altar, a cuidadoso obispo en el paupérrimo Chaco.
El obispo Fabriciano Sigampa llamó en su sermón del Te Deum “santo varón” al gobernador del Chaco, mientras en cuarta fila a doña Mendoza casi se le caen sus leopardos vestidos.
Desfile, acto y multitud… Cristina Fernández de luto riguroso y lágrima fácil toma el micrófono, ordena cadena nacional… y hace una reseña de la efemérides “nac y pop”: los ocho años en que “EL” asumió la presidencia.
El ombligo del mundo hablando del ombligo de la historia.
Moreno, Saavedra y toda la Primera Junta pueden esperar hasta el próximo bicentenario… tal vez para esa época haya gente colgada en los festejos, pero no como parte de una escenografía modernosa.
Ahora el prócer es Néstor y su viuda la víctima. Y el 25 de mayo, un día militante.
“El murió por nosotros. El murió para que nosotros vivamos”. No lo dijo el obispo del Chaco sino doña Cristina recordando a Néstor en el octavo aniversario en que asumiera como presidente.
Pero me fui por las ramas. Decía que ya se entreveía la poca disposición para el debate y la crítica que tienen los afines al gobierno. No les gusta que nadie señale una fisura.
Eso sí, si la crítica viene desde la izquierda, la ira se les pone ingobernable. Si bien a la muchachada de este gobierno le sienta cómoda la posición de tener un enemigo de derecha, también apuñala a los que critican por izquierda. Este Frente ampuloso llamado Frente para la Victoria lleva en sus genes la pelea. Nació de las entrañas furiosas de Néstor con un sentido pírrico del poder: Matar o morir. Cuando la crítica viene desde la izquierda, a los cruzados custodios de las verdades kirchneristas se les sale la cadena y hasta pierden el miedo al ridículo. Como quien queda pedaleando en el aire.
Esta semana la prole oficialista ha tenido varios golpes que no termina de digerir. En pocos días el gobierno se vio atacado por ese flanco que más le duele. Primero fue el escritor y periodista Martín Caparrós, a quien le censuraron una nota que escribió para el diario El Argentino, cuyos dueños acaparan casi toda la pauta oficial. Después fue la descomunal paliza intelectual que Beatriz Sarlo les propinó durante una hora y media de programa, a los panelistas del programa “pankirchnerista” 678.
Por último, el dolor que más le duele. El escándalo en el seno de la Fundación Madres de Plaza de Mayo. Sergio Schoklender, el administrador de los millonarios fondos es denunciado por enriquecimiento y malversación. De repente le encuentran al parricida adorador del socialismo cubano, una mansión de 20 habitaciones y un yate de 420.000 dólares.
Caparrós desnudó la realidad de Cristina: Tiene que seguir, porque el Kirchnerismo no existe más allá. Lo mismo le pasó a Menem.
Beatriz Sarlo desenmascaró a los que hablan de lo popular, con sueldos de 90.000 pesos en la televisión pública.
Y lo de Hebe y Schockender es la punta del icberg peor. El triste y millonario negociado que se esconde detrás de las orgas mal llamadas de derechos humanos.
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