sábado, 14 de mayo de 2011

Peronismo en Gualeguay: Haciendo camino al andar...


Pero si parece que fue ayer que uno no podía transitar sin molestos sobresaltos las rutas del país, porque “la puta oligarquía” andaba de protesta en protesta ante las “revolucionarias” retenciones al descomunal producto del “yuyo” nacional y popular.
Parecía normal en la Argentina revolucionada de entonces, consultar a diario el mapa de los cortes de ruta antes de emprender cualquier tipo de viaje.
¿Cuándo fue que fue, lo de la protesta de los quisquillosos habitantes de la república protestante de la soja? ¿El siglo pasado? ¿La década pasada? No no y más “noes”, que la protesta campestre apenas si cuenta con tres años.
De un lado, los centuriones del gobierno de Cristina acusando a la “puta oligarquía”. Del otro lado, los “sensibizados” habitantes de la república de la soja.
Que no queremos retenciones, que te aumento las retenciones, que los que cortan las rutas son desestabilizadores, que el gobierno es insaciable, que la soja es un “yuyito”, que los plantadores del yuyito te paran el país.
Tres años… no más. Y en tres años el gobierno se ha embolsado los beneficios y en tres años la “puta oligarquía” ha optado por el pragmatismo de dejar hacer… para gastar su abundancia con tranquilidad.
De pronto una resolución del gobierno desató los huracanes furiosos con alardes de revolución. Pero nunca desde Mayo de 1.810 las revoluciones fueron cosa seria por estos lares… ni siquiera la pretendida revolución de los terroristas de los 70, que incendiaron el país con bombas debajo de las camas y metrallas por la espalda y secuestros extorsivos para repartir entre las “orgas” terroristas de América Latina con la consigna de la igualdad socialista. Ni siquiera esa pretendida revolución sangrienta de cobardes clandestinos fue de estirpe sincera… 30 años después sus cabecillas terminaron en el gobierno, sí, pero libando las dulces mieles de una burguesía vivida sin una pizca de culpa.
Tanta sangre y tanta muerte y tanta consigna revolucionaria socialista, para terminar en aburguesados de clase media acomodada hablando de un socialismo apenas rococó.
Así son las sombras, muy tenues, en cada pretenciosa revolución argentina.
Andamos la democracia. Unos la ven campeona mundial de 100 metros llanos y otros vemos una democracia renga y tullida de sinrazón. Pero todos, tarde o temprano burgueses sin remedio al fin, nos acostumbramos a llamar las cosas por el nombre falso.
Año electoral. Año de re acomodamientos. De reacomodarse y de mientos…
En países de democracias serias, las elecciones se toman con la seriedad que corresponde, sí, pero también con la naturalidad del caso. Ni se para el país ni se detienen las decisiones ni se fugan capitales ante la duda tremendista. Nada de eso, las democracias de sociedades serias asumen los cambios políticos si tanto tremendismo.
Y escribo esto que escribo y releo lo que acabo de escribir y me lo repito en voz alta y me imagino a los criticadores oficialistas tildándome de cipayo o tomándome por eso que ellos llaman vendepatria, que solo ve las cosas buenas allende las fronteras. Sonrío. Releo. Vuelvo a sonreír, porque los que hasta ayer criticaban mi visión “gorila” de la cosa peronista, hoy lloran en voz alta las penas ciertas ante el dolor de la traición de los propios.
Son los peligros de esa bolsa de gatos que muchos se empeñan en llamar peronismo.
Y entonces un día, tras muchos años de incondicionalidad casi siempre sobreactuada, resulta que viene el gobernador, y unge un candidato “oficial” al que nadie tenía ni siquiera en el banco de los suplentes.
No quiero decir que me asombra. No quiero decir que me preocupa. Muchos menos quiero decir… “les dije” o el siempre antipático e irónico “ha visto usted”.
De todas maneras, de entre tanto estropicio partidario dentro de un “Movimiento” que nadie en 70 años ha podido explicar ni explicarnos de manera convincente sin eufemismos de ocasión, algo quiero destacar de lo que vi esta semana dentro del partido que fundara un tal Juan Domingo, de apellido Perón.
Un recinto atestado de militantes enardecidos para la ocasión. El gobernador que llega en fugaz visita a ungir lo prometido. Adentro, un tercio del Movimiento. Afuera, otro tercio que no entiende la traición. El tercio que falta ha cruzado de vereda… en estos tiempos les toca mentir que para siempre. Y los tres tercios atesoran las mismas esfinges pero, cocidas en distintos moldes.
El gobernador llega y saluda y habla. Al fin. Abraza a un sonriente José Luis Pitón, poderoso empresario nacido en Gualeguay, como si se conocieran de toda la vida.
Veo las imágenes, la sonrisa de Pitón se nota sincera. La de Urribarri ni ahí. La de los que lo rodean ni les cuento… ustedes saben mejor que yo pues han visto esas sonrisas alrededor de tantos personajes diferentes a lo largo del tiempo!
Pero la liturgia peronista tiene esos ritos y punto. Se toma o se deja.
Habla el gobernador y la trona la tribuna que de tanta práctica siempre suena sincera. Hasta cuando miente. Y luego habla José Luis Pitón… y entonces la tribuna me da una clase magistral de civilidad. Habla José Luis Pitón, poderoso empresario nacido en Gualeguay, a quien el gobernador Sergio Urribarri ha ungido como candidato oficial para Intendente de Gualeguay en las próximas elecciones, y resulta que la tribuna canta a coro su satisfacción y me tapa la boca con su clase magistral de civilidad y madurez.
Justo a mí, un escéptico de la hora cero. “A cada chancho le llega su San Martín” decía mi abuelita con un dicho que yo nunca me pude explicar.
“Tomá la vo… damela a mí… la Jotapé de José Luis” corea la tribuna enfervorizada ante las palabras de Pitón.
¡Mis hurras y mis vivas entonces para la juventud que milita en la “gloriosa” Jotapé de Gualeguay! parece que ha sabido al fin despojarse de prejuicios de otras jotapés del país, que verían en un poderoso empresario a un representante de la burguesía nacional.
Empresarios poderosos y juventud peronista unidos en un proyecto: Me gusta.
Una vez más el “movimiento” indescriptible que muchos llaman peronismo ha vuelto a sorprenderme. Esta vez de manera grata. Claro que el que se quema con leche…je.
Me gusta que la “gloriosa” jotapé, una agrupación que tantas veces tomara las armas para combatir al capital, apueste a la convivencia civilizada despojada de prejuicios.
José Luis ha hecho camino, y obviamente “caminos” en su trayectoria empresarial… ahora la “gloriosa” jotapé de Gualeguay comienza a hacer camino a su lado… y yo me quedo pensando en el genial Antonio Machado… “Caminante son tus huellas - El camino nada más; - caminante no hay camino - se hace camino al andar. - Al andar se hace camino - y al volver la vista atrás - se ve la senda que nunca - se ha de volver a pisar. - Caminante, no hay camino - sino estelas sobre el mar. - ¿Para qué llamar caminos - A los surcos del azar...?... ”
Brindo entonces, para que lo de la JP de Gualeguay sea un camino sincero al andar, y no solo un camino de conveniente cantar… veremos.

1 comentario:

Anónimo dijo...

"Billetera... Mata Galán y a la Campora" El poder del dinero. JEH!