Carlos Ponce de León (izquierda) - Perro Santillán
Relatos de un militante de los '70
Diario La Voz del PuebloTres Arroyos
Carlos Ponce de León, ex obrero metalúrgico y activista del PRT, fue preso político entre 1972 y 1984. Describió su causa, aspectos del cautiverio y sus reflexiones a más de 25 años de volver a la libertad
"Derechos Humanos, una mirada histórica y de reflexión política" fue el título de la conferencia que organizó el jueves pasado la Asamblea Permanente por los Derechos Humanos (APDH), filial Tres Arroyos, en el marco del Día de los Derechos Humanos, en homenaje al comienzo del juicio a las Juntas Militares.
La charla estuvo a cargo de Carlos Ponce de León, ex obrero metalúrgico y militante del Partido Revolucionario de los Trabajadores (PRT), ex preso político desde 1972 a 1984 y actualmente activo militante en los juicios por la verdad vigentes en nuestro país. Antes de concretar dicha actividad, que contó con un buen marco de público en instalaciones de la Biblioteca y Centro Cultural José Ingenieros, de León brindó una extensa entrevista a LA VOZ DEL PUEBLO.
Libertad
"Cuando el Negro cumplió años la última vez, lo llamé y le quise hacer una broma: 'Negro no sólo que lo festejás vivo, sino que lo festejás libre' y él me respondió: 'No te equivoques, siempre fui libre, sólo mi cuerpo estuvo adentro'. Eso sólo lo puede decir alguien que tiene convicciones firmes y una meta clara, y la meta no es otra que una sociedad mejor, más justa, una sociedad socialista".
La anterior afirmación la realizó un militante del PRT que lo acompañó en la nota en el diario, autodenominado León, casi homónimo al apellido de Carlos, que tuvo la fuerza del rey de la selva para poder sobrellevar el castigo que vivió durante 12 largos años, en una época en la cual dejar la vida por los ideales políticos era casi moneda corriente.
Ponce de León nació en Tucumán el 25 de octubre de 1941, vivió en Salta hasta los 7 años y en Santa Fe hasta los 24, cuando se radicó en la capital federal.
Desde 1963 se desempeñó en diferentes trabajos dentro del área metalúrgica, y "la necesidad de profundizar los derechos de los trabajadores" lo llevó a incursionar en la militancia. Ingresó al PRT, organización en la que llegó tener una estrecha vinculación con el buró político, conformado por Mario Roberto Santucho y el tresarroyense Domingo Menna, entre otros.
Luego de una activa militancia, Ponce de León fue detenido por primera vez en 1972.
"Yo fui detenido dos veces. Fui detenido acusado del secuestro de (Oberdan) Sallustro el 31 de marzo de 1972 y salí el 25 de mayo del '73 de la cárcel de Devoto por la amnistía que dio (Héctor) Cámpora", contó de León, quien agregó que debido al "autogolpe del 13 de junio de 1973, la respuesta del PRT fue el copamiento del comando Sanidad del Ejército en capital federal, en la cual participé y fui detenido nuevamente".
Esa vez el activista quedó en cautiverio hasta agosto de 1984. Desde entonces, continúo desempeñándose como obrero metalúrgico y activo militante en la reconstrucción del PRT.
"Paseo carcelario"
"Nunca había venido a Tres Arroyos, pero me pasearon por acá en uno de los viajes turísticos que me brindó la dictadura en 1979, cuando me trasladaron del penal de Sierra Chica a Rawson", comenta con ironía Carlos Ponce de León al comienzo de la charla.
"La cárcel fue una cosa hasta el 1º de julio de 1974 -el día de la muerte de Juan Domingo Perón- a partir de ahí se empezaron a endurecer las condiciones. Nosotros, junto a los presos de la otra causa paradigma de ese entonces, Azul y Sanidad, fuimos trasladados el 1º de julio a Resistencia, después a Río Gallegos, nos trajeron de vuelta a Devoto y luego paseamos por varios lugares. Entramos en lo que nosotros llamamos en broma el turismo carcelario", relata.
Pero con la dictadura las cosas empeoraron. "Hubo más de 12 mil prisioneros políticos durante la dictadura, aparte de todos los que fueron enviados a campos de concentración y fueron asesinados".
Ponce de León, que mide 1,85 metro, tiene la mirada fuerte, la voz ronca y se le nota una fuerte personalidad, fue elegido director político de la cárcel para tratar de manejar la situación. "Muchos logramos sobrevivir. El último intento de terminar de matarnos fue en el episodio donde estuvo por darse la guerra en 1978 con Chile. El Regimiento 7 de Infantería con asiento en La Plata, de la 10ª brigada que estaba al mando del general Sasiaíñ tomó el penal ese día, estaban esperando que se largue la guerra para matarnos a todos. Pero la guerra no se dio y después de eso con la llegada de la Comisión Interamericana de Derechos Humanos y la intervención del Departamento de Estado Norteamericano se desarmaron los dos pabellones y a partir de ahí fuimos a Sierra Chica".
El dos por uno
"Desde 1982 veníamos pensando en una huelga de hambre, para el momento en que fuera elegido quien se sentara en el sillón de Rivadavia, para exigirle nuestra libertad. La iniciamos en mayo de 1984, le hicimos 45 días de huelga de hambre al doctor Alfonsín, no lo dejamos sentar en el Foro Internacional de los Derechos Humanos y tuvo que mandar al Parlamento la ley del 2 por 1. La aprobaron y gracias a eso salí en libertad condicional en agosto de 1984", indica de León, quien había sido condenado a 19 años de prisión.
"Una de las cosas importantes es que nosotros tuvimos en claro que la teoría de los dos demonios era falsa, por eso planteamos la huelga de hambre. Los dos demonios significaba que los dos platillos de la balanza estaban equilibrados, los militares y el pueblo. Entonces, lo que hicimos fue romperle los platillos y la balanza y no pudieron cambiarnos por los milicos. Nos tuvieron que soltar", recordó de León.
Consultado sobre el juicio a las Juntas, señaló que "creo que el juicio fue algo inédito. No ha habido en Latinoamérica un juzgamiento de este tipo. Pero por otro lado, creo que fue insuficiente, porque hubo otro hecho gravísimo que no ha sido juzgado todavía, que fue la guerra de Malvinas, en la cual, según el Código de Justicia Militar, todos los generales que estuvieron en Puerto Argentino tendrían que haber sido fusilados por traición a la patria, porque el código dice muy claramente que los mandos no se deben entregar con el 50 % del personal en buen estado y con más del 50 % del parque, o sea de municiones. Más allá de esto, el juicio significó una demostración de que el terror no es una vía para gobernar".
Ponce de León también realizó una autocrítica sobre aquellos años, donde se derramó mucha sangre en vano, al manifestar que "nosotros éramos demasiado jóvenes, no teníamos un parámetro en el país, sí lo teníamos en el mundo, la Unión Soviética, pero nos dio la espalda".
"Por otro lado, creo que quienes deberíamos haber tenido como aliados, se plegaron como nuestros enemigos, como fueron las direcciones del Partido Comunista Revolucionario y la izquierda trozkista", aseveró.
Al respecto, agregó que "también nos confundimos. Creímos que ese núcleo chiquito que quería el socialismo era el pueblo y en realidad el pueblo había votado a Cámpora, había votado a Perón, había votado a la burguesía. No lo vimos. Creíamos que teníamos la revolución a la vuelta de la esquina".
Por último, brindó su opinión sobre el gobierno de los Kirchner: "Nosotros somos críticos de todos los gobiernos y también de éste, porque consideramos que la esencia de la política económica de la dictadura sigue presente hoy. La esencia es el capital financiero, es garantizarle la tasa de ganancia a ese capital. Todo lo demás es mentira".
Sallustro y Sanidad
Cabe recordar que Oberdan Sallustro fue una empresario argentino que había sido presidente de Fiat y ex-oficial de Italia condecorado por el Papa Pablo VI en Grecia. Según dicen los recortes históricos, el hombre de negocios fue secuestrado y asesinado el 10 de abril de 1972 por el Ejército Revolucionario del Pueblo (ERP) y el PRT.
Mientras que en el fallido copamiento del comando Sanidad del Ejército, realizado el 9 de abril de 1973, murió el teniente coronel Raúl J. Hardoy, algunos soldados resultaron heridos y 13 militantes del ERP y el PRT fueron detenidos.
Una lucha moral
A diferencia de otros presos políticos de los '70, Carlos Ponce de León fue un recluso legalizado y no fue objeto de las salvajes torturas relatadas por otras personas que estuvieron en cautiverio. "Yo fui preso legalizado, además para ellos eran prácticamente intocable. A mí no me golpearon nunca", comenta.
Otra de las diferencias, quizá la más significativa, que tuvo el militante en relación a otros que fueron secuestrados y desaparecidos, es que él comenzó su cautiverio durante un gobierno democrático (estuvo encarcelado durante cuatro gobiernos democráticos -Cámpora, Juan Perón, Isabel Perón y Raúl Alfonsín- además de la última dictadura militar).
Según analiza, "yo zafé de la tortura porque estaba primero en la lista de la Cruz Roja Internacional, estaba primero en el Departamento de Estado norteamericano. Entonces, yo podría hacer cosas que otros no podían".
Además, señala que "nosotros nos propusimos no perder el humor, no perder la alegría. Hacíamos peña todos los sábados, cantábamos todos. Sabíamos que de esa forma los estábamos quebrando. Era la moral de ellos frente a la nuestra".
"El problema era la cabeza. La idea era meterlos en otro lado, era pelearle al suicidio, nosotros éramos enemigos de la ampollita de cianuro. Nuestra consigna era luchar por la vida hasta morir", concluyó.
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