24 de marzo... un pobre tributo al genial Houdini

NI EL DÍA MÁS TRISTE... NI LA NOCHE MÁS LARGA

Pintadas en un monumento que recuerda a las Victimas de un atentado de Montoneros en Rosario

Estoy estrenando el otoño. Afuera y adentro. Afuera el aire fresco me pone de buen humor. Adentro, el incipiente estado gripal me vuelve fatalista.

Ya lo decía mi abuela, “andar con cuidado cuando el tiempo asoma destemplado.”

Yo cuando era chico escuchaba los consejos de mi abuela con oído breve, como si mi abuela estuviera hablando de ciencia ficción. Ahora, que el tiempo se hizo de mis huesos… y parece que para siempre… yo revivo en ellos, es decir en sus dolores, muchas de las verdades que mi abuela regalaba como consejos.

No sé a los demás, pero a mí el otoño es una estación que me gusta. Es un tiempo dorado indispensable, una transición justa y necesaria para olvidar sin dramatismo el jolgorio del verano, antes de entrar en la tristeza ruda del invierno. Para mí el otoño es bálsamo.

Es jueves 24 de marzo. Y mientras muchos disfrutan del feriado en las calles tibias o en las rutas recalentadas, yo ando acodado frente a la pantalla disfrutando el amigo mate, y escribiendo en voz alta.

Y sí, es jueves y es 24 de marzo, y con esto de las redes sociales y los medios digitales de comunicarse me han llegado varias invitaciones para diversos actos. Es que por decreto el gobierno ha instaurado desde hace varios años en Argentina el 24 de marzo como el Día de la Memoria por la Verdad y la Justicia. Un pomposo título que pocos honran.

No sé cuántos menores de 40 recuerdan que un 24 de marzo de 1.976 asumió el General Videla como Presidente de facto de nuestro país, ante un descomunal desbande institucional de un gobierno peronista en fuga.

Por entonces, peronistas y peronistas luchaban por hacerse del poder aprovechando el desgobierno de una mujer pusilánime. Y cuando digo luchaba digo que se mataban. Y lo digo sin edulcorados eufemismos: Peronistas y peronistas se asesinaban en las calles.

Los terroristas mataban gente al grito de “Perón o muerte”. Y los peronistas mataban gente amparados por el Ministro de cabecera de la viuda de Perón.

“Con indultos somos todos Compañeros… sin indultos somos todos Montoneros”, cantaba la “juventud maravillosa” amenazando de muerte a quien osara discutirles la impunidad para matar. Y las amenazas se cumplían, todos los días metían bombas y balas al que se les cruzara por delante, o al que se descuidaba por detrás.

Y mientras los peronistas dirimían sus disputas de poder tirándose los cadáveres sin pudor, el Radicalismo navegaba en su eterna militancia de la indecisión, esa vaguedad desesperante que forjó a su más fiel exponente: el último Presidente radical de Argentina.

Balbín, el referente histórico del partido Radical en los 70, pedía entre bambalinas a las Fuerzas Armadas que se hicieran cargo del gobierno… cuando los periodistas le preguntaban sobre qué soluciones tenía su partido para un país desangrándose, Balbín contestó: “Hay una salida, pero nosotros no la tenemos”.

Y más allá el país, que veía la Argentina desangrarse en cada esquina.

Todos los diarios de la Argentina avisaban el caos y pedían el gobierno de las Fuerzas Armadas. Clarín, La Nación, La Opinión (que dirigía Jacobo Timerman)… hasta el mismísimo diario La Tarde, un diario cuya titularidad varios le atribuyen al recientemente fallecido Almirante Massera, y cuyo director era el actual Canciller Héctor Timerman. El diario pidió primero y agradeció después la decisión de las Fuerzas Armada de haberse hecho cargo de una situación insostenible.

El diario de Jacobo Timerman, y cito este diario para que los desmemoriados de “La Cámpora” no se nublen en su fascismo contra Clarín, tituló el 19 de marzo de 1.976: “Un muerto cada cinco horas, una bomba cada tres”… se entiende el mensaje ¿no?.

Así sangraba este país que ahora, 35 años después, muchos citan con eufemismos. El 24 de marzo de 1.976 fue una consecuencia y no una causa. No fue, Ni el día más triste ni la noche más larga. El 24 de marzo se vivió con alivio, y el ejemplo claro de esto es un dato fácil de constatar que publica el escritor Nicolás Márquez: “De las 1.697 intendencias vigentes en la gestión de Videla, solo el 10% eran comandadas por miembros de las FF.AA.; el 90% restante eran civiles repartidos del siguiente modo: el 38% de los intendentes eran personalidades ajenas al ámbito militar de reconocida trayectoria en sus respectivas comunas, y el 52% de los municipios era comandado por los partidos tradicionales en el siguiente orden: ” La UCR , con 310 intendentes en el país, secundada por el PJ (partido presuntamente “derrocado”), con 192 intendentes; en tercer lugar se encontraban los demoprogresistas con 109, el MID con 94, Fuerza Federalista Popular con 78, los democristianos con 16 y el Partido Intransigente con 4”.

Argentina se desangró durante mucho tiempo, y el dolor de todas las víctimas merece un reverencial respeto. Y no es mintiendo la historia ni escondiendo la verdad con eufemismos como lograremos pacificar definitivamente nuestro país.

No es demoliendo el busto de una Víctima para levantar el monumento de otras Víctimas como se sanan las heridas del pasado. Con ese tipo de actitudes solo se logra avivar los odios y los rencores. Si eso buscan, pues que lo digan sin rodeos.

El camino debe ser superador, sobre todo cuando las políticas de Estado de hoy en Argentina, están siendo trazadas por el partido que más tuvo que ver con la violencia setentista.

El camino debe ser de Reconciliación y de Perdón… nunca el del rencor.

No se entiende el porqué desde hace unos años, cada 24 de marzo el Estado despliega un esfuerzo titánico por mentir la historia y esconder a los responsables.

El peronismo todo cada 24 de marzo parece tomar “olvido forte” en envase extra grande. Los peronistas todos, los “históricos” y los de “La Cámpora”, tienen una habilidad execrable para hablar de aquél día y de aquella historia como si no fueran responsables.

Los eufemismos de los peronistas diet de hoy para poetizar el 24 de marzo de 1.976 son una tesis berreta para un posgrado de desmemoria.

Curiosamente, un 24 de marzo nació el genial ilusionista Harry Houdini, quien pasara a la historia como el más grande escapista de todos los tiempos. Su ilusión más afamada fue La Metamorfosis. Houdini era atado de pies y manos y metido en una bolsa. Luego metían la bolsa dentro de un baúl y lo cerraban con candado. Su asistente se paraba sobre el baúl, levantaba una tela, contaba a hasta tres y la tela caía al piso. Sobre el baúl aparecía Houdini, y dentro del baúl su asistente. Houdini ponía cara de “yo nunca estuve ahí”.

Un número similar nos brinda la clase política de Argentina cada 24 de marzo.

Llenan el escenario de luces. Y allí está en el cajón de la historia Argentina… sobre él los políticos que la embolsaron la encadenaron y la maniataron. Todos arriba del cajón de la historia levantan la manta el 24 de marzo… y cuentan hasta tres y la dejan caer al suelo… y nos obligan. Y ponen cara de “yo nunca estuve ahí”.

Pero la imitación es tan mala… que cada vez el truco tiene menos aplausos, y más chiflidos.