sábado, 12 de junio de 2010

Tres años y medio más tarde, el gobierno de Cris se acordó que había un corte en Gualeguaychú!!


Sé perfectamente que es un día y un tiempo especial para los argentinos.
Es sábado temprano, las calles están desiertas. Hablo de las calles de mi barrio que son las calles que veo desde la ventana.

Varios vecinos han vuelto a colgar las banderas argentinas que habían guardado el 26 de mayo. Yo cumplo con el rito de cada sábado. Preparo el mate y echo un vistazo a las noticias… hoy, todas las noticias son una sola noticia: La selección argentina de fútbol debuta en el mundial de Sudáfrica.
Al fin comienza, digo para mis adentros, pues hace una semana que los periodistas conjeturan sobre la nada esperando este partido. El negocio es así, si no hay partidos hay que llenar los espacios con otros temas…los espacios, el físico espacio y el espacio tiempo. Que los barrabravas, que el sexo de los jugadores, que la mínima contractura del jugador número 23 de Nigeria, o que el play back de Shakira en el concierto de bienvenida. Así es el negocio… hablar del circo, porque el silencio no paga.
Shakira, la impecable artista colombiana definió el Mundial de fútbol con una metáfora que a mí me gustó mucho aunque suene a visión femenina de la cosa: “La fiesta del Mundial es un recreo que se da el mundo”.
No sé como será en otros mundanos rincones, pero en Argentina el Mundial de fútbol es precisamente eso: Un recreo.
Se paraliza el país. La vida se torna pelota y el futuro de la Selección argentina de fútbol se confunde con el futuro del país. Cuando escucho un “Vamos Argentina” ante un partido, siempre digo lo mismo: “La Argentina” está acá, es la que hacemos o dejamos hacer todos los días. Allá en la cancha hay un equipo de fútbol que la representa en un evento deportivo.
Aquí estoy junto al mate y frente a la hoja en blanco intentando hablar de otra cosa y resulta que llevo media página hablando, no de lo que quiero… sino de lo que se debe.
Es que hoy quería hablar de que hace tres años y medio que nadie puede cruzar a la República Oriental del Uruguay desde la ciudad argentina de Gualeguaychú. Y viceversa. Ni un día, ni dos ni tres. Ni una semana ni dos ni tres. Ni un mes, ni dos ni tres. Ni un año ni dos ni tres.
Desde el mes de noviembre del año 2.006, un grupo de “asambleístas” de la ciudad de entrerriana de Gualeguaychú, mantiene un campamento sobre la ruta 136 bloqueando el importante paso fronterizo.
Más allá de la legitimidad de la lucha de los vecinos de Gualeguaychú, que uno puede compartir o no, no se entiende la pasividad de nuestros representantes ante semejante acto de violencia ciudadana.
Este tipo de situaciones, que en la mitad del mundo resultarían increíbles, y en la otra mitad inaceptables, en nuestro país resultan…incorregibles.
Hago la aclaración que esta partición del mundo que acabo de hacer no es rigurosamente geométrica, ni antropológicamente científica.
Independientemente de la legitimidad de la lucha y de la causa, no se entiende cómo en una “República”, un gobierno permite sin inmutarse el corte de un vital puente fronterizo. Porque este es un caso y una lucha, pero si cada lucha legítima de cada pueblo de nuestro país se llevara a cabo con las mismas formas, lo tornaría un caos imposible.
Conste que esto que digo hoy, lo dije ya en noviembre de 2.006. Y conste también que por decirlo entonces, varios vecinos de Gualeguaychú me quitaron el saludo (entre otras cosas). Porque decirlo hoy es una cosa pero decirlo entonces, con la “masa y su cantera” enardecida sobre el puente internacional… era cosa más que seria.
En enero del año 2.007, recuerdo que entrevisté al Dr. Florencio Varela (ya fallecido), quien había presentado una denuncia por el corte del puente Internacional entre Gualeguaychú y Fray Bentos, cuando le impidieron cruzar al Uruguay con su familia. Ya en aquella denuncia, el Dr. Florencio Varela expuso que el art. 22 de la Constitución Nacional establece que el pueblo no delibera ni gobierna, sino por medio de sus representantes y autoridades creadas por la Constitución, y que toda fuerza armada o reunión de personas que se atribuya los derechos del pueblo y peticione en nombre de éste, comete delito de sedición.
Y que entre los delitos contra los poderes públicos y el orden constitucional, el Código Penal en su artículo 230 pena a los individuos de una fuerza armada o reunión de personas, que se atribuyeren los derechos del pueblo y peticionaren en nombre de éste y a los que se alzaren públicamente para impedir la ejecución de leyes nacionales cuando el hecho no constituya delito más severamente penado por este código. En la denuncia, el Dr. Florencio Varela decía que “comete delito de acuerdo al art. 194 del Código Penal quien impidiere, estorbare o entorpeciere el normal funcionamiento de los transportes por tierra castigado con una pena de prisión de tres meses a dos años.
Me dijo por entonces el Dr. Florencio Varela que “la libertad ambulatoria es uno de los derechos constitucionales de los habitantes y su privación, implica la comisión del delito previsto en el art. 141 del Código Penal con pena de prisión de seis meses a tres años. La organización puesta en evidencia por los grupos de personas que de hecho han cerrado los pasos fronterizos en reiteradas oportunidades en las últimas semanas cometiendo delitos en forma indeterminada, conforma una asociación ilícita prevista como delito por el art. 210 del Código Penal con pena de prisión de tres a diez años para quienes tomaren parte de ella, elevándose el mínimo a cinco años para quienes sean sus jefes u organizadores”.
Y por último, me dijo lo que a mí me pareció más grave: “De acuerdo a lo ordenado por el art. 231 del Código Penal, la autoridad nacional más próxima intimará hasta dos veces a los sublevados que inmediatamente se disuelvan o retiren, dejando para entre una y otra intimación el tiempo necesario para ello. Si no se retiraren inmediatamente después de la segunda intimación, la autoridad hará uso de la fuerza para disolverlos. Y el art. 235 del Código Penal establece que los funcionarios que no hubieren resistido una sedición por todos los medios a su alcance, sufrirán inhabilitación especial de uno a seis años.”
Pero pasaron más de tres años. El Dr. Florencio Varela falleció, y el puente sigue cortado. No se entiende cómo en un país “serio”, un grupo de personas se puede arrogar la representación ilegítima de un pueblo sin que a nadie se le mueva un pelo. No se entiende cómo un gobierno de un país democrático consiente semejante actitud durante tanto tiempo.
Ni el gobierno provincial ni el gobierno nacional ni la justicia ni las fuerzas de seguridad de nuestro país quisieron solucionar el problema. Ahora, por presiones del gobierno uruguayo, el gobierno argentino ha vuelto a pensar en la legalidad. Pasaron más de tres años, y ahora el gobierno denuncia a los que cortan el puente.
El jefe de Gabinete dice que “el corte del puente es un capricho de los Asambleístas, y que tendrán que ponerse enfrente de la situación y darla por terminada de la manera que lo estamos haciendo". ¡Tres años y medio tarde MINISTRO!!!
Escucho al gobierno y no puedo no reírme. Si lo de los asambleístas de Gualeguaychú es un “capricho”, lo del gobierno argentino ha sido una negligencia imperdonable.
No nos engañemos, este repentino ataque de legalidad, le viene al gobierno de Cristina por el miedo a una acción legal de la República del Uruguay.

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Seguí sangrando por la herida del orto.

Anónimo dijo...

Anoche la Asamblea Ambientalista de Gualegiaychú, se pronunció con una propuesta: un 'impasse' de 50 días, suspención del corte durante ese lapso de tiempo, y le devolvieron la pelota al gobierno para que de una vez por todas solucione el conflicto con Uruguay.

Si el Presidente Mugica quiere ganar plata que primero respete el Tratado del Río Uruguay, que no permita más su violación. Botnia se tiene que ir de la cuenca del mencionado río!

Defender la soberanía y los Tratados Internacionales.