Discurso de la Presidenta con motivo del Bicentenario del Ejército Argentino
sábado, 29 de mayo de 2010
PALABRAS DE LA PRESIDENTA DE LA NACIÓN, CRISTINA FERNÁNDEZ, EN EL ACTO DE COMMEMORACIÓN DEL BICENTENARIO DEL EJÉRCITO ARGENTINO
Muy buenos días a todos y a todas.
Señor general Jefe del Ejército; señores oficiales; hombres y mujeres que conforman nuestro Ejército Argentino y también saludo a los miembros de las otras Fuerzas Armadas presentes y representadas por sus jefes, en el día de la fecha.
Es cierto que, tal cual lo señalaba el señor Jefe del Ejército, como Presidenta de la Nación soy Comandante en Jefe de las Fuerzas Armadas y que es esto un altísimo honor, ser Presidente y Comandante en Jefe de las Fuerzas Armadas Argentinas, como también es un honor para él, ser Jefe del Ejército Bicentenario.
Pero yo quiero permitirme, en estos doscientos años de los argentinos y del Ejército Argentino, desprenderme un poco de esa condición, si es posible, del honor de ser Presidenta para hablarle hoy a todos ustedes desde un lugar que nos es común a todos y que tal vez sea superior a los honores, que es el orgullo de ser ciudadanos argentinos, con uniforme o sin uniforme, pero con el orgullo y la pertenencia de ser argentinos.
En estos días del Bicentenario, hemos vivido jornadas históricas y memorables y no puedo menos que compartir las palabras del general Pozzi, de lo que fueron estos doscientos años, de gloriosas victorias y también de amargas derrotas.
El otro día, el 25 de mayo, en ese desfile de los argentinos, de la historia de los argentinos, uno puede identificar claramente cuáles fueron esas gloriosas victorias; lo puede interpretar y codificar a partir de la propia actitud de la gente, cuando en el pase que significó conmemorar el cruce de los Andes, una de las más grandes glorias y victorias que podemos tener los argentinos, se cantó la Marcha de San Lorenzo como nunca en mi vida la había oído cantar; casi que se gritó.
La misma alegría, la misma gloriosa victoria, también se vivió en el paso del Éxodo Jujeño que rememoraba la gesta de ese grande que fue el general Belgrano y que, consolidando el frente Norte en la guerra cuando el imperio colonial permitió la victoria y el Cruce de los Andes, sin él y sus batallas de Salta y Tucumán, junto también a las batallas de los infernales de Güemes, tal vez hubiera sido imposible.
También vivimos esas victorias gloriosas cuando en un suceso muchas veces escondido de nuestra historia como fue la Vuelta de Obligado, el entonces brigadier Juan Manuel de Rosas, le impuso una derrota a los imperios más importantes de la época atravesando con cadenas el río y reafirmando la soberanía nacional sobre nuestros ríos, héroe que también muchas veces está escondido en la historiografía oficial pero, que sin duda, ha contribuido a celebrar las grandes victorias de los argentinos.
Luego vinieron las sombras o las amargas derrotas. No quiero hacer hincapié sobre ellas, porque todos las conocemos y las sufrimos, pero tal vez, podamos encontrar un hilo conductor entre las unas y las otras que puedan explicar a ambas. Y se me ocurre que, tal cual lo señalaba el General en su discurso, el hilo conductor de amargas o de gloriosas victorias, fue cuando sus Fuerzas Armadas, en este caso el Ejército, se constituyeron en el brazo armado de la Nación.
Cuando San Martín cruzó los Andes, no los cruzó con los dirigentes políticos, inclusive muchos de ellos se oponían desde Buenos Aires, los cruzó con el pueblo; cuando Belgrano mandó quemar Jujuy, lo hizo su pueblo; cuando Güemes con sus soldados, mal vestidos y casi con harapos, custodiaba la frontera del Norte, eran el brazo armado de la Nación junto al pueblo. Pudimos construir nuestras victorias más importantes cuando la Nación fue eso, por sobre todas las cosas pueblo, dirigida también por quienes tenían el honor de ser su brazo armado. Y cada vez que ese brazo armado confundió su rol y se separó de su pueblo, hubo amargas derrotas.
Yo creo que este es el aprendizaje que tenemos que hacer todos en estos 200 años de historia. Tal vez, en el desfile algunos no hayan percibido en el último, en lo que significaba el presente y el futuro, donde muchos vieron solamente a nuestros chicos de guardapolvos con sus computadoras, que había también allí un inmenso radar que se está construyendo, junto con nuestras Fuerzas Armadas, en el INVAP, radares para aviación civil y militar, que nos van a constituir en uno de los pocos países que va a construir sus propios radares.
Allí estaba el símbolo, entre otras funciones, de lo que este Ejército del Bicentenario y estas Fuerzas Armadas del Bicentenario, deben cumplir en estos próximos 100 años: el respeto irrestricto a la Constitución, el rol importante que deben tener en el desarrollo de la industria nacional. Porque cuando también desfiló esa carroza que simbolizaba el desarrollo de la industria nacional, no debemos olvidar que en ese momento de la historia también nuestras Fuerzas Armadas tenían un protagonismo absoluto en el desarrollo de esa industria nacional. Esta es la gran interpretación que tenemos que hacer de estos 200 años.
Por eso, no organizamos un parque de diversiones ni una kermés, organizamos una conmemoración de nuestra historia, como decía el general Pozzi, con nuestros claros y con nuestros oscuros, con nuestras victorias y con nuestras derrotas. La historia siempre enseña que la virtud de cada uno de nosotros como ciudadanos está en entender y en aprender.
Y créanme que estoy absolutamente convencida -absolutamente convencida- de que toda la sociedad, de que todos los argentinos, los de uniforme y los que no llevamos uniforme, hemos aprendido y hemos entendido.
Por eso, señores integrantes del Ejército Argentino, en su cumpleaños número 200, ¡Viva la Patria!
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Que alguien me explique de nuevo la historia.
¿Desde cuándo el éxodo jujeño fue una "gran victoria"?.
¿Desde cuándo la batalla de Vuelta de Obligado fue una "gran victoria"?
La historia que leyó la presidentA es rara. Muy rara. O confunde epopeyas con victorias... que son dos cosas muy distintas. En ese caso, no entiendo entonces por qué no pone a la heroica gesta de Malvinas en la misma categoría que la de Vuelta de Obligado. No, claro, para la doña, la heroica gesta de Malvinas es una "triste derrota". Ah...claro, que a la presidentA la ideología le nubla la vista de un lado.
Pero en cuanto uno indaga un poquito, a la doña se le queman los papeles.
A Cristina le llamó la atención cómo la gente cantó la Marcha de San Lorenzo en los festejos del bicentenario... "casi la gritaron", les dijo a los Soldados!!!, justo a los soldados que están cansados de escuchar gritar al pueblo la marcha de San Lorenzo. Ah...claro, es que Cristina nunca estuvo en los actos de colegio de su hija en el La Salle de Florida. Es que la niña rebelde iba en helicóptero y con una veintena de custodios... ¿terminó el secundario?... ¿usted qué cree?.
Si Cristina anduviera en los actos, vería cómo y con qué ganas canta el pueblo, su pueblo, la marcha de San Lorenzo... pero bue, hace rato que la doña solo acude a mitines con arreo de gente por el chori y la birra, entre banderas de La Cámpora, como las que ondeaban en el acto del Bicentenario junto al palco oficial...
Claro que hay victorias grandiosas del Ejército Argentino que la presidentA olvida a propósito. Una, es la gran victoria del Operativo Independencia en la gloriosa provincia de Tucumán, cuna de la Independencia y tumba de la guerrilla comunista de Fidel Castro. Aunque tal vez pensaba en el Operativo Independencia la presidentA cuando les dijo hoy a la tarde a los soldados del Ejército Argentino... "Pudimos construir nuestras victorias más importantes cuando la Nación fue eso, por sobre todas las cosas pueblo, dirigida también por quienes tenían el honor de ser su brazo armado..."
Porque sí, fueron los soldados heroicos del Ejército Argentino junto al valeroso pueblo tucumano quienes derrotaron a una guerrilla cruenta y despiadada que aterrorizaba a la provincia y a la Nación.
Otra victoria que la presidentA del bicentenario se olvidó de recordar, es la defensa heroica de la democracia que hicieron los soldados del Ejército Argentino en el cuartel de La Tablada, cuando el gobierno sandinista envió con fusiles y bombas a la resaca del ERP (ejército revolucionario del pueblo), a voltear al gobierno constitucional de Alfonsín. Quizas los sandinistas, como hizo Fidel con el Ché, intentaron desprenderse de los hijos de puta como Gorriarán. Sí, ahí también el Ejército junto al pueblo que desde cerco perimetral pedía a los gritos que mataran a todos los terroristas asesinos que habían entrado fusilando a los colimbas, vencieron en aquél combate a los golpistas del marxismo internacional.
Pero ya ve... que más importante es el Siam Di Tella y una doble de riesgo de la impresentable Hebe bajo una lluvia de heces en un camión de la empresa Román, que los héroes argentinos que dieron la vida para que nuestra querida Argentina siga siendo Celeste y Blanca!!
Por último, muy bien el silencio mortal de todos esta tarde en El Palomar, ante el gritito ahogado y final de la presidentA de Viva la Patria... silencio de grillos.
Señora, ya nadie le cree que a usted le importe un comino nuestra Patria...
Pd. Alguien comentó que los uniformes que se vieron en el palco oficial esta tarde en El Palomar, tenían todos la misma particularidad: carecían de braguetas. ¿Será?
4 comentarios:
Breve Lección de Historia del 'Éxodo Jujeño' para una ignorante:
El ejército español se presentó con cerca de 3.000 soldados, comandados por Pío Tristán. Como respuesta, el 29 de julio Belgrano dictó un bando que disponía la retirada.
La orden especificaba que la retirada debía dejar sólo campo raso frente al enemigo, de modo de no facilitarle casa, alimento, ganado, mercancías ni cosa alguna que le fuera utilizable. Los cultivos fueron cosechados o quemados, las casas destruidas, y los productos comerciales enviados a Tucumán. El rigor de la medida debió respaldarse con la amenaza de fusilar a quienes no cumplieran la orden.
El éxodo jujeño es recordado con gran estima por los habitantes de Jujuy, que cada 23 de agosto conmemoran el mismo. Se considera que la acción de los jujeños de 1812 constituyó un gran acto de heroísmo colectivo que permitió las derrotas posteriores de los españoles. En el año 2012 se celebrará el bicentenario del éxodo.
Queda muy claro querida presidente que el éxodo no fue una victoria, fue una epopeya de heroísmo del Ejército del Norte y el Pueblo de Jujuy… por suerte para ese bicentenario usted ya no será más presidente de la Nación, cargo demasiado elevado para su estatura política.
Según me contaron nadie de la formación respondió al ¡VIVA LA PATRIA! de la comandante en jefe de las Fuerzas Armadas…
Si los uniformes del palco oficial carecen de de bragueta, deben ser porque quienes los usan NO TIENEN PELOTAS y para hacer pis se bajan los pantalones y se sientan en el inodoro. ¡Viven con los pantalones bajos!
Uyyyy...Palma!!!
¡¡¡Cómo te sangra el upite!!!
Debe ser una hemorragia, debe ser.
La presidenta debe haber leído los libros de Pigna... seguro..
Genial GENial....GENIAL!!!, GRACIAS DON PALMA!!
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