25 de Enero de 1977, Cortada Marcos Paz, la más larga de la ciudad de Rosario está a punto de ser el centro de otra atrocidad cometida por "jóvenes idealistas" cuyo único pecado fue pensar distinto según dicen los Kirchner.
En esa cortada de casi cuarenta calles, a la altura del número 6650 se encuentra la comisaría décimocuarta, en la puerta se halla un Agente de vigía según la costumbre de esos años violentos en que los terroristas no vacilaban en atacar todo lo que se movía en uniforme sin importarles si iban con sus esposas e hijos, o si pasaba por el lugar cualquier ciudadano.
Es la hora de mayor movimiento en la seccional, muchas personas vienen y van realizando trámites, denuncias de todo tipo, certificados de vecindad, permisos de fiestas, etc.
Cruzando la calle están los fondos del Club Nueva Era, para ser exacto en ese lugar se encuentran los baños, la distancia a la entrada de la comisaría es menor que la normal propio de una cortada.
El Agente Miguel Ángel Bracamonte, es el custodio del ingreso.
Seguramente algunos de sus pensamientos no deben poder evitar el recuerdo de sus compañeros asesinados hace unos cuatro meses cuando regresaban de cumplir servicio en la cancha de Rosario Central.
La mayoría de ellos amigos y conocidos con los que compartió el ingreso a la fuerza allá por 1974.
Aún debe tener vívido el recuerdo de sus cuerpos destrozados por los explosivos colocados al paso del colectivo que los transportaba y de los civiles muertos que justo pasaron por el lugar fatídico.
Tal vez acaso pensaba en su familia, en los problemas cotidianos que tenía que enfrentar para poder subsistir decorosamente.
Vaya uno a saber en que pensaba cuando una terrorífica explosión marca el justo momento en que Dios lo llama a su presencia y en que la Patria le reclama su sangre ofertada en ese juramento a su Bandera celeste y blanca que alguna vez emocionado hizo.
No viaja solo hacia la eternidad lo acompaña un Angel de quince años que un momento antes llena de vida e ilusiones había ido a sacar el permiso para su esperada fiesta de cumpleaños.
¿Es acaso necesario agregar más a este relato?
Los asesinos fueron, son y serán terroristas, como tales deben ser juzgados por sus imprescriptibles crímenes de "lesa humanidad".
En esa cortada de casi cuarenta calles, a la altura del número 6650 se encuentra la comisaría décimocuarta, en la puerta se halla un Agente de vigía según la costumbre de esos años violentos en que los terroristas no vacilaban en atacar todo lo que se movía en uniforme sin importarles si iban con sus esposas e hijos, o si pasaba por el lugar cualquier ciudadano.
Es la hora de mayor movimiento en la seccional, muchas personas vienen y van realizando trámites, denuncias de todo tipo, certificados de vecindad, permisos de fiestas, etc.
Cruzando la calle están los fondos del Club Nueva Era, para ser exacto en ese lugar se encuentran los baños, la distancia a la entrada de la comisaría es menor que la normal propio de una cortada.
El Agente Miguel Ángel Bracamonte, es el custodio del ingreso.
Seguramente algunos de sus pensamientos no deben poder evitar el recuerdo de sus compañeros asesinados hace unos cuatro meses cuando regresaban de cumplir servicio en la cancha de Rosario Central.
La mayoría de ellos amigos y conocidos con los que compartió el ingreso a la fuerza allá por 1974.
Aún debe tener vívido el recuerdo de sus cuerpos destrozados por los explosivos colocados al paso del colectivo que los transportaba y de los civiles muertos que justo pasaron por el lugar fatídico.
Tal vez acaso pensaba en su familia, en los problemas cotidianos que tenía que enfrentar para poder subsistir decorosamente.
Vaya uno a saber en que pensaba cuando una terrorífica explosión marca el justo momento en que Dios lo llama a su presencia y en que la Patria le reclama su sangre ofertada en ese juramento a su Bandera celeste y blanca que alguna vez emocionado hizo.
No viaja solo hacia la eternidad lo acompaña un Angel de quince años que un momento antes llena de vida e ilusiones había ido a sacar el permiso para su esperada fiesta de cumpleaños.
¿Es acaso necesario agregar más a este relato?
Los asesinos fueron, son y serán terroristas, como tales deben ser juzgados por sus imprescriptibles crímenes de "lesa humanidad".
5 comentarios:
Nunca los olvidaremos, son los verdaderos mártires y héroes de esa guerra maldita desatada por las hordas asesinas que asolaban el país! Y hoy esos asesinos la van de 'jovenes idealistas'.
¿Porqué no se dejan de joder y asumen sus responsabilidades del baño de sangre que regó a la Aragentina?
Darío, el uso de la violencia en democracia es inconcebible e injustificable. El uso de la violencia contra una dictadura es justo y necesario.
El muchacho era parte del aparato represivo....
Ay!!! que largos. duros y gruesos son los dedos que cargais en el vuestro maltrecho orto.
...y esa herida del orto que no para de sangrar!!!
Las heridas del Agente Miguel Ángel Bracamonte y su cuerpo destrozado por la explosión de la bomba asesina, colocada por los hoy llamados 'jovenes idealistas', al menos merece el respeto silencioso del anónimo que lleno de rencor siempre hace referencia a las 'heridas en el orto'.
A ese señor le recuerdo que los únicos vencidos por las armas y voluntad de lucha de los soldados de la Patria fueron los subversivos asesinos.
Los vencidos someten a los vencedores.
¡vaya victoria!
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