"Nunca hay vientos favorables, si no se sabe a dónde se va"
(Séneca)
(Séneca)
¡Como son las cosas!... basta con que uno desaparezca unos días, para que se ponga en marcha esa máquina infernal creadora de chismes. Bueno, en realidad la máquina es un tanto más sofisticada. Funciona más o menos así: Crea una conjetura y la disfraza de noticia, pero en realidad... son chismes.
Ahora que la historia de la familia Pomar terminó en tragedia, si hacemos un repaso rápido de todas las conjeturas que se hicieron en 20 días, la tragedia de los Pomar se vuelve tristemente cómica. O algo peor que prefiero no escribir.
La tragedia de los Pomar es una tragedia que desnuda la realidad triste de una Argentina que se esmera en el desacierto, y desnuda también el morbo popular de una sociedad que, nos guste o no, gusta y degusta sabores extraños, hasta el límite de lo escatológico.
Claro, ahora están las cartas echadas, dirán algunos. Pero estoy convencido que, como sociedad, no podemos quitarnos el sayo así nomás. No hay excusas.
Si bien los medios cubrieron el caso con morbosidad, también nosotros alentamos esa práctica inútil. Pedimos morbo... y morbo nos dan.
No es la primera vez. Ya nos ha sucedido antes... y mucho.
Pasó con la zaga de los García Belsunce. Pasó con la novela estelar del caso de la familia cordobesa de apellido Dalmaso.
La sociedad se arremolina en el morbo. La ñata contra el vidrio (disculpen mi llanura los que tienen plasma). El vidrio de ese aparato sin límites que se nos mete hasta en nuestras camas.
Los noteros pasan horas y horas frente a la nada, con esa presión empresarial de tener que decir algo para llenar el vacío de la nada, sí, pero también con esa presión social de millones de ciudadanos que exigimos morbo, y lo exigimos a los gritos. ¡Rating!.
Y allá va entonces el río correntoso de las conjeturas primeras, corriendo desbocado cuesta abajo hasta convertirse en chisme. Pero el de la conjetura que se hace chisme, a diferencia de los ríos comunes... es río que suele desembocar en una cloaca gigantesca.
Cuando supimos que María Marta García Belsunce había sido asesinada, durante largos meses la prensa, sabedora de nuestro morbo, nos tuvo embobados con las distintas conjeturas posibles de su asesinato. Desde las más triviales, hasta las más escabrosas. Desde un vecino enojado, hasta la venganza de un cartel narco. Entre medio, por supuesto, se ventilaron intimidades tan contradictorias, que hasta parecían escritas por algún guionista de cine para una película de tres X, de bajo presupuesto. Que la asesinada era homosexual, que tenía relaciones con alguno de sus sobrinos... y otro montón de barbaridades por el estilo.
En el caso de Nora Dalmaso, que ya para nosotros era "Norita" auque nunca en la vida habíamos escuchado de ella, las conjeturas no fueron menos despiadadas. A la pobre mujer asesinada le inventaron, perdón, le "INVENTAMOS" tantos amantes como ciudadanos varones en edad reproductiva posee la ciudad de Río Cuarto. Y en el colmo de la morbosidad amarillista, hasta dejaron entrever una relación con su propio hijo.
¿Tenemos derecho a tanta intimidad inventada? Claro que no. Pero nos importa poco.
Aclaro que siempre en este tipo de críticas, me incluyo. No escribo desde un púlpito inmaculado, ni desde un pedestal blanco desde donde me rasgo las vestiduras.
Me incluyo... todos estamos embarcados en lo mismo. Pero eso no implica que no debamos hacer el esfuerzo por mejorar. Después de todo, somos la especie superior. La que piensa. La que razona. La que entiende en un plano superior al resto de las especies.
No podemos resignarnos, mudos, ante la desesperante: Argentina impotencia.
Hablaba de la tragedia de los Pomar, esa que desnudó nuestra vocación por resignarnos ante nuestra propia impotencia. Una familia entera que desaparece por 20 días. Todos haciendo chismes con las conjeturas. Una fiscal sin autoridad. Un Ministro de Seguridad al que la fuerza policial no le responde. Una policía desorientada y que desorienta. Aparecen los cuerpos y el auto a la vera de la ruta, de la ruta obvia que emprendieron hace más de 20 días, y semejante obviedad legitima nuestra impotencia. Aparecen, digo, y antes de que alguien empiece a investigar, miles de curiosos pisotean la escena. Siempre es igual. La Argentina impotencia...
"Nunca hay vientos favorables, si no se sabe a dónde se va" escribió Séneca.
El escritor Alejandro Dolina le dio una vuelta más a la sentencia de Séneca: "Nunca se puede perder, el que no sabe dónde va", escribió el escritor en su linda opereta "Lo que me costó el amor de Laura".
Tal vez, pensando estas frases podamos encontrar un atisbo de explicación a nuestra triste realidad social. Andamos como sin rumbo los argentinos, pero extrañamente anestesiados. Como si no nos diéramos cuenta de la tragedia que nos rodea. No nos hacemos cargo de nuestra barranca abajo. Se nos deshace el tejido social en las narices... y nosotros, extrañamente mudos.
Sonrío. Hago un rápido recuento. Hemos tenido últimamente muchos vientos favorables que no nos han servido para nada. Y precisamente, no nos han servido para nada, porque nunca hemos tenido un rumbo.
Estamos perdidos pero despreocupados. Nos preocuparemos el día que entre todos, nos pongamos de acuerdo en... hacia dónde queremos ir.
Espero no sea demasiado tarde.
Ahora que la historia de la familia Pomar terminó en tragedia, si hacemos un repaso rápido de todas las conjeturas que se hicieron en 20 días, la tragedia de los Pomar se vuelve tristemente cómica. O algo peor que prefiero no escribir.
La tragedia de los Pomar es una tragedia que desnuda la realidad triste de una Argentina que se esmera en el desacierto, y desnuda también el morbo popular de una sociedad que, nos guste o no, gusta y degusta sabores extraños, hasta el límite de lo escatológico.
Claro, ahora están las cartas echadas, dirán algunos. Pero estoy convencido que, como sociedad, no podemos quitarnos el sayo así nomás. No hay excusas.
Si bien los medios cubrieron el caso con morbosidad, también nosotros alentamos esa práctica inútil. Pedimos morbo... y morbo nos dan.
No es la primera vez. Ya nos ha sucedido antes... y mucho.
Pasó con la zaga de los García Belsunce. Pasó con la novela estelar del caso de la familia cordobesa de apellido Dalmaso.
La sociedad se arremolina en el morbo. La ñata contra el vidrio (disculpen mi llanura los que tienen plasma). El vidrio de ese aparato sin límites que se nos mete hasta en nuestras camas.
Los noteros pasan horas y horas frente a la nada, con esa presión empresarial de tener que decir algo para llenar el vacío de la nada, sí, pero también con esa presión social de millones de ciudadanos que exigimos morbo, y lo exigimos a los gritos. ¡Rating!.
Y allá va entonces el río correntoso de las conjeturas primeras, corriendo desbocado cuesta abajo hasta convertirse en chisme. Pero el de la conjetura que se hace chisme, a diferencia de los ríos comunes... es río que suele desembocar en una cloaca gigantesca.
Cuando supimos que María Marta García Belsunce había sido asesinada, durante largos meses la prensa, sabedora de nuestro morbo, nos tuvo embobados con las distintas conjeturas posibles de su asesinato. Desde las más triviales, hasta las más escabrosas. Desde un vecino enojado, hasta la venganza de un cartel narco. Entre medio, por supuesto, se ventilaron intimidades tan contradictorias, que hasta parecían escritas por algún guionista de cine para una película de tres X, de bajo presupuesto. Que la asesinada era homosexual, que tenía relaciones con alguno de sus sobrinos... y otro montón de barbaridades por el estilo.
En el caso de Nora Dalmaso, que ya para nosotros era "Norita" auque nunca en la vida habíamos escuchado de ella, las conjeturas no fueron menos despiadadas. A la pobre mujer asesinada le inventaron, perdón, le "INVENTAMOS" tantos amantes como ciudadanos varones en edad reproductiva posee la ciudad de Río Cuarto. Y en el colmo de la morbosidad amarillista, hasta dejaron entrever una relación con su propio hijo.
¿Tenemos derecho a tanta intimidad inventada? Claro que no. Pero nos importa poco.
Aclaro que siempre en este tipo de críticas, me incluyo. No escribo desde un púlpito inmaculado, ni desde un pedestal blanco desde donde me rasgo las vestiduras.
Me incluyo... todos estamos embarcados en lo mismo. Pero eso no implica que no debamos hacer el esfuerzo por mejorar. Después de todo, somos la especie superior. La que piensa. La que razona. La que entiende en un plano superior al resto de las especies.
No podemos resignarnos, mudos, ante la desesperante: Argentina impotencia.
Hablaba de la tragedia de los Pomar, esa que desnudó nuestra vocación por resignarnos ante nuestra propia impotencia. Una familia entera que desaparece por 20 días. Todos haciendo chismes con las conjeturas. Una fiscal sin autoridad. Un Ministro de Seguridad al que la fuerza policial no le responde. Una policía desorientada y que desorienta. Aparecen los cuerpos y el auto a la vera de la ruta, de la ruta obvia que emprendieron hace más de 20 días, y semejante obviedad legitima nuestra impotencia. Aparecen, digo, y antes de que alguien empiece a investigar, miles de curiosos pisotean la escena. Siempre es igual. La Argentina impotencia...
"Nunca hay vientos favorables, si no se sabe a dónde se va" escribió Séneca.
El escritor Alejandro Dolina le dio una vuelta más a la sentencia de Séneca: "Nunca se puede perder, el que no sabe dónde va", escribió el escritor en su linda opereta "Lo que me costó el amor de Laura".
Tal vez, pensando estas frases podamos encontrar un atisbo de explicación a nuestra triste realidad social. Andamos como sin rumbo los argentinos, pero extrañamente anestesiados. Como si no nos diéramos cuenta de la tragedia que nos rodea. No nos hacemos cargo de nuestra barranca abajo. Se nos deshace el tejido social en las narices... y nosotros, extrañamente mudos.
Sonrío. Hago un rápido recuento. Hemos tenido últimamente muchos vientos favorables que no nos han servido para nada. Y precisamente, no nos han servido para nada, porque nunca hemos tenido un rumbo.
Estamos perdidos pero despreocupados. Nos preocuparemos el día que entre todos, nos pongamos de acuerdo en... hacia dónde queremos ir.
Espero no sea demasiado tarde.
2 comentarios:
Respecto al caso pomar considero que:
Los periodistas opinologos y "conspiradores" (En su momento habian mencionado que estaban en negocios turbios) deberian menterse todas su opiniones y comentarios por el recto.
A los "vecinos" que decian que habia violencia domestica deberian morderse la lengua por hdps.
La boluda que colgo el video diciendo que tenia el perro de los pomar deberia ser abusada por una jauria de rottweilers.
Los manochantas que fueron a "predecir" el paradero de la familia a cronica, deberian meterse su maso de tarot carta por carta por el ojete.
Estimado Palma:
Cuando al pueblo los romanos le ofrecían: "FESTA, FARINA Y FORCA" todos estaban contentos. Un poco de fiesta, pan y muerte... todo sigue igual que antes, nada ha cambiado en más de 2.000 años de historia.
¿Tendrían los romanos 'prensa amarilla'... o eran tan inteligentes que sus dirigentes entretenían al pueblo, para poder hacer aquello que ellos deseaban desde el poder exigente?
Uyaaaahhh... me salió un versito!
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