jueves, 19 de noviembre de 2009

Homenaje a 35 años del asesinato del coronel Ibarzábal


Hoy 18-30 hs. en el Círculo Militar de la Ciudad de Buenos Aires - Av. Santa Fe 750
Homenaje al Coronel Ibarzábal, asesinado hace 35 años por el terrorismo argentino...

Cuenta su hija Siliva Ibarzábal...

Las viviendas militares en el cuartel de Azul estaban separadas por una calle. Eran las doce menos cuarto. Yo estaba con unos amigos porque la noche anterior había cumplido 18 años y ellos no habían podido venir. Empezamos a escuchar detonaciones. Dos de los chicos eran militares muy jóvenes que se dieron cuenta enseguida de que eran disparos. Nosotros somos tres hermanos. Soy la mayor. María José tenía 14; el varón, Roberto, tenía entonces 10 años y estaba durmiendo en su cama. Mi papá lo pone en el piso y empieza a bajar las persianas. Después tomó un revólver para ir a defender el cuartel, estaba de civil, con camisa y pantalón. Tengo grabado que mi mamá le decía: “No cruces, esperá a que te cubra la guardia”, y tomó el teléfono. Pero mi papá le agarró el brazo y le dijo: “Tengo que ir. Soy el jefe”. Y se fue. Cruzó la calle. Fue la última vez que lo vi, corría con un revolver en la mano para defender el cuartel. Tenía 46 años y era de Juan José Paso, un pueblito cerca de Pehuajó.

Ibarzabal fue secuestrado y durante diez meses vivió en las llamadas “cárceles del pueblo” del ERP, unas jaulas metálicas más propias para animales. Durante los meses siguientes, el ERP intentó negociar la libertad de Ibarzábal con el gobierno de Perón, de Isabel Perón y con el Ejército.

-Hacían contacto con el padrino de mi hermano, amigo íntimo de mi papá, que tenía una inmobiliaria en Flores. Era accesible para que entraran y salieran porque daba a la calle.

El 19 de noviembre de 1974, diez meses después del ataque a Azul, en San Francisco Solano, Quilmes, durante un control de rutas, se produjo un tiroteo entre la policía y los ocupantes de una camioneta que llevaba en el techo un armario metálico.

-En ese armario metálico llevaban encerrado a mi papá, para cambiarlo de lugar. Antes de entregarse, uno abrió el armario y disparó. Lo mató. Después
se entregó.

1 comentario:

Anónimo dijo...

Vuelvo a insistir, según el Estatuto Penal Internacional de Roma, este es un crimen de "lesa humanidad"... entonces que juzguen a los asesinos.