jueves, 16 de abril de 2009

Sobre eso de los ESCRÚPULOS...


Me lo he dicho tantas veces!! Lo he pensado mil veces desde que soy chico.
Ante cada injusticia, me quedaba el pensamiento rondando en la cabeza. Y las dudas también.
El mundo es de los inescrupulosos. ¡¡Cómo negarlo!!
Pero más allá de las cavilaciones de uno, la verdadera encrucijada nos asalta en ese momento tan especial en que llegan los hijos.
Y ahí me asaltaron las dudas con mucha más fuerza.
Siempre me pregunté si hacía bien en educar a los hijos en los valores hoy, sabiendo que mañana jugarán con la desventaja de los escrúpulos.
¡Esa es la cuestión!
Pero uno es uno después de todo, y termina optando por lo que cree está bien.
Y los chicos crecen.
Hoy estamos todos escuchando las noticias en la mesa familiar del desayuno. Un obispo que hace poco ganó la presidencia de Paraguay con las banderas del cambio y con los oropeles de la mitra, acaba de reconocer públicamente que tiene un hijo. Que lo tuvo cuando era obispo, que a pesar de que su hijo tiene dos años no lo ha reconocido legalmente, que la madre de su hijo tiene hoy 26 años y que él la conoció a los 16…todo esto reconoce el presidente Lugo ante las cámaras.
Lo dice con voz firme y sin siquiera sonrojarse.
Lee la proclama fría del “Yo Asumo”, cierra la carpeta, dice buenas noches y se va a seguir gobernando… con sus mejores banderas arriadas…total.
Y yo miro a mis hijos que por todo comentario levantan las cejas. Y me descubro en las mismas dudas de cuándo chico. Pero claro, cuando uno decide para sí es una cosa, pero cuando uno ha decidido para otros, entra ese remordimiento incómodo de la culpa.
La culpa y la duda de pensar si ha hecho lo correcto en eso de educar en valores que otros no tienen. Digo, uno piensa y se incomoda pues sabe que ha educado a sus hijos con esa desventaja.
Yo casi me pego un tiro el día que me rebotaron un cheque en el banco. Tenía apenas 23 años y el tipo que me había dado el cheque sin fondos me miró sonriente… “y bue, no te lo puedo cubrir”. No pisé un banco por mucho tiempo… sin embargo veo la cara sonriente de doña Hebe, siempre de aquí para allá y codeándose en las cumbres del Poder, a pesar de tener una lista sábana en el Banco Central de cheques rebotados sin fondos…
Y los miro ahora a los dos sonrientes y abrazados. Libres de esa carga pesada e incómoda de los escrúpulos y los valores.
El mundo es de ellos. ¡Claro que sí!… por suerte uno tiene la esperanza en otro mundo. Qué si no…

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