Juan L. Ortiz en su poema "Jornada" se conduele: "(...)Tantas almas perdidas y tantos cuerpos sufrientes, con tan preciosa fuerza ignorada! La sombra fría que sube sobre el arrabal, que invade las casas ¿las casas? y tanta criatura inocente, oh, hombres. No amaré más el arrabal, con árboles y calles verdes, como le amaba antes. Su silencio está lleno del silencio terrible de las almas ignoradas y de los cuerpos sufrientes.(...)"
Y concluye su poema "La paz" diciendo: "La paz para negar el horror y la muerte... La paz de brazos altos -nuevo bosque en la tierra- contra el viento de fuego, para apoyar el vuelo de la paloma limpia de sangre, y evocar un aire de baladas con manos anudadas bajo el honor de las glicinas... La paz para negar la llama atroz, la paz de brazos altos y de ojos abiertos..." ¿Será posible hoy este llamado a la paz? ¿Podremos honrar a los inocentes, respetando el dolor de quienes los recuerdan?... Y seguir adelante? Silvina
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Juan L. Ortiz en su poema "Jornada" se conduele:
"(...)Tantas almas perdidas y tantos cuerpos sufrientes, con tan preciosa fuerza ignorada! La sombra fría que sube sobre el arrabal, que invade las casas ¿las casas? y tanta criatura inocente, oh, hombres. No amaré más el arrabal, con árboles y calles verdes, como le amaba antes. Su silencio está lleno del silencio terrible de las almas ignoradas y de los cuerpos sufrientes.(...)"
Y concluye su poema "La paz" diciendo: "La paz para negar el horror y la muerte...
La paz de brazos altos
-nuevo bosque en la tierra-
contra el viento de fuego,
para apoyar el vuelo de la paloma
limpia de sangre, y evocar
un aire de baladas con manos anudadas
bajo el honor de las glicinas...
La paz para negar la llama atroz,
la paz de brazos altos y de ojos abiertos..."
¿Será posible hoy este llamado a la paz? ¿Podremos honrar a los inocentes, respetando el dolor de quienes los recuerdan?... Y seguir adelante?
Silvina
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