Lo hizo durante 11 años
El juez Schiffrin cobró jubilación de privilegio
El juez Schiffrin cobró jubilación de privilegio
20-10-2008 /
En el año 1975 el actual magistrado se desempeñaba como subsecretario en el Ministerio del Interior de la Nación. Era entonces el comandante de la Policía Federal Argentina. Cuenta que la buena relación que tiene con la fuerza le viene de aquella época, cuando diseñaba políticas de seguridad.
Schiffrin demora las causas, pero se apura a cobrar su doble sueldo: el de juez y una jubilación de privilegio
En un momento dado, lo tentaron de una universidad de Alemania para hacer un curso de posgrado. En aquella época era un joven de apenas 35 años e imaginaba que el gobierno peronista del cual era funcionario duraría muchísimos años, situación que le permitía viajar a Europa, efectuar un curso de derecho criminal y volver con los galardones académicos que le daba el paso por Alemania. Así podría colocarse en una situación de privilegio frente al actual procurador general de la Corte, Esteban Righi, quien era su jefe, pues era el ministro del Interior de Cámpora.Así partió rumbo al Viejo Mundo, con sus ilusiones y pretensiones en la valija, despidiéndose por unos meses de sus camaradas políticos con el permiso expreso de Righi y con la bendición de su esposa, Alicia Bliffeld, que -embarazada de su hija Merceditas- se quedaba en la Argentina.
En 1976, los sorprendió el golpe militar y al comenzar la dictadura prefirieron afincarse en el Viejo Continente: Alicia y Mercedes, entonces, viajaron para Alemania. Leopoldo Schiffrin siempre recordó su paso por el Ministerio del Interior como jefe de la Policía Federal con orgullo, alegría y un sinnúmero de buenos recuerdos que sigue relatando a la fecha en determinadas charlas con amigos de verdad. Regresó a la Argentina a fines de 1983, luego de su paso por Venezuela y a partir de la promesa que le consiguió sacar a su antiguo amigo Paixao -quien había sido elegido por el presidente Alfonsín para desempeñar el cargo de subsecretario de Justicia de la Nación- de convencer a Enrique Petracchi, ministro de la Corte de Alfonsín, de que le ofreciera un puesto en el máximo tribunal de la Nación. En 1984, Schiffrin fue relator y luego secretario letrado de la Corte.Para esa época, el ahora juez de la Cámara Federal de La Plata inició una demanda originaria contra el Estado por el golpe militar del 24 de marzo de 1976, pero no en beneficio de la ciudadanía toda sino propio, pues reclamó una indemnización suculenta por haber tenido que irse del país.
A su vez, comenzó el trámite de jubilación de privilegio por el tiempo trabajado como subsecretario del Interior de la Nación.La cuestión es quizás merecedora de una profunda revisión cuanto menos ética y moral, ya que contó con la aquiescencia y homologación en aquel momento de la Corte Nacional; pero la indemnización le fue concedida a Schiffrin por haber sido "un perseguido político" que necesitó irse del país; pero todo esto mucho antes de que llegara el gobierno militar y durante el transcurso de un gobierno constitucional, del cual había sido funcionario.
Así y todo, en abril de 1989 comenzó con el cobro de una jubilación de privilegio, la cual se encuentra suspendida como consecuencia de una denuncia pública que apareció en un diario de la ciudad de La Plata. Pero puede volver a cobrarla cuando lo solicite.En la ANSES, el beneficio está registrado bajo el Nº 01-0-0444043-0 con un haber real de percepción de $ 3.500 (ver imagen que acompaña esta nota). Tiene el expediente en la Subsecretaría de Administración de la Corte Suprema registrado bajo el N° 996-14808264-0-00 por la cual se le suspende el beneficio por cuenta bis en mayo del año 2000.
Esto significa que percibió durante once años, en forma ininterrumpida, una jubilación de privilegio, a sabiendas de que cometía no sólo una contravención legal sino también una falta a las reglas éticas y morales. Debemos recordar también que Schiffrin percibió 3.500 dólares mensuales, lo que equivale a 462.000 dólares percibidos indebidamente. En el Consejo de la Magistratura ya se descubrió a otros jueces en la misma situación y, de acuerdo con información publica que fue dada a conocer hace escasos días, dichos magistrados deberán devolver las sumas percibidas de manera irregular. Es de esperar que se tome al respecto una medida absolutamente democrática y que demuestre la vocación republicana de los consejeros.
JUAN PABLO GARDINETTI, SECRETARIO Y ACREEDOR. El doctor Leopoldo Schiffrin, de profusa actividad de enfrentamientos con todos sus colegas, secretarios y empleados, fue acusado incluso por abogados del foro platense de quedarse con el dinero de un relator de su propia vocalía -el doctor Juan Paulo Gardinetti-, quien consiguió que le devuelva el dinero que le tenía atrapado en un expediente de su vocalía a través de un requerimiento con telegramas colacionados y la intervención de estudios jurídicos.Lo señalado anteriormente consta en una de las siete denuncias formuladas por el doctor Carlos Gaskin, quien puso de manifiesto ante el Consejo de la Magistratura que Leopoldo Schiffrin contaba como secretario en la Cámara Federal a Gardinetti, que tenía acorralados sus ahorros en la sala del juez Schiffrin.El día que se resolvió entregarle el dinero a Gaskin, Schiffrin no firmó la resolución, como sí lo hicieron los otros dos jueces de la Sala -dada la relación existente con su secretario Gardinetti-; pero de todas formas los ahorros de este empleado, lejos de llegar a sus manos, pasaron íntegramente a la cuenta que tiene en el Banco Nación de La Plata con número 3.000 115/52. Cuando Gardinetti volvió a reclamar su dinero, Schiffrin no cumplió con la palabra empeñada y decidió no renovarle su contrato de secretario en su propia vocalía. Lo dejó literalmente en la calle, circunstancia que llevó al secretario general de los Empleados Judiciales, Julio Piumato, a realizar tratativas para que Gardinetti recupere su puesto de trabajo.El dinero le fue devuelto luego de que iniciara una demanda contra Schiffrin, que estuvo representado por el recordado abogado de los organismos de Derechos Humanos, Jaime Glusman. En la audiencia con Gardinetti, Glusman no ahorró palabras y sentimientos de disculpas y de reconocimiento hacia el joven abogado que quedaba en la calle, y de esa forma se llegó a la firma de un acuerdo en el que Schiffrin reconocía la deuda que tenía con el empleado.La intervención de Piumato rindió sus frutos y Gardinetti fue reintegrado en el cargo de prosecretario en la Cámara Federal de La Plata, en la Secretaría de Superintendencia, área de Jurisprudencia, ya que para reintegrarse sólo peticionó que, obviamente, no deseaba trabajar con Schiffrin.
OTRO SECRETARIO. Hernán Israel Schapiro tuvo una suerte dispar respecto de su colega Gardinetti en función de la amistad y cariño que el juez Schiffrin le dispensa como consecuencia de la íntima relación que guardaba con su padre. Esa amistad llevó a Schapiro a conseguir la gracia de Schiffrin sin que padeciera los atrasos, demoras y esperas injustificadas por su inacción laboral, dado que Hernán Israel Schapiro no debió esperar los años de atraso que tiene Schiffrin en la resolución de expedientes.Schapiro obtuvo una enérgica y rápida respuesta a sus pretensiones, y se llevó el dinero que le correspondía en un lapso menor a los treinta días, a diferencia del resto que en la sala del juez Schiffrin esperan por años y años.
LA ESPERADA AUDITORÍA. En el círculo íntimo de Schiffrin se encuentra claramente agraciado su ahijado -no sólo judicial- Diego Lacki, quien en su estudio jurídico cuenta como socio al joven Fernando Monticcelli.
En la época del famoso corralito financiero, los abogados vinculados a quienes resolvían la devolución de los dólares atrapados rápidamente tuvieron la "fama" de su vínculo y les llovían los angustiados ahorristas que buscaban desesperadamente la manera más rápida y eficaz de recuperar su dinero.Uno de dichos aventajados abogados fue, precisamente, el doctor Diego Lacki, quién fue merecedor -en aquella época- del señalamiento permanente de muchos abogados que no tenían tan aceitada la relación judicial.La enojosa situación incluso fue merecedora de una panfleteada en el interior del edificio de los Tribunales Federales de La Plata, por la rapidez con que el juez Schiffrin resolvía los expedientes . Hoy es un secreto a voces que los funcionarios y empleados judiciales esperan la llegada de los auditores que enviaría el consejero Carlos Kunkel para que, blanco sobre negro, revise la cantidad de beneficios obtenidos por el doctor Lacki en sentencias dictadas por el juez Schiffrin.
FAMILIA Y PRIVILEGIOS. En la confusión que hace este polémico e inactivo juez de lo público con lo privado podemos señalar que ha utilizado los servicios de personal de la Cámara en beneficio propio.Recordemos al jardinero de Fernando de la Rúa. Siguiendo tan espantoso ejemplo, el arquitecto Ricardo Guidi planificó la transformación de la modesta vivienda que poseía la familia Schiffrin en la calle 22 al 500, de esta ciudad, en la suntuosa mansión de dos plantas que posee hoy, con parque, quincho y enormes bibliotecas.
En la Municipalidad de La Plata -Dirección de Obras Particulares-, si bien el arquitecto Guidi presentó el proyecto de remodelación y permiso de obra, nunca hizo lo propio con la finalización, por la cual, impositivamente, la contribución es inferior a la que realmente debería abonar. Párrafo aparte merece el encono que ocasiona entre los empleados, jueces y los funcionarios del fuero federal platense al observar día a día cómo deben llegar cada vez más temprano para estacionar sus vehículos en las cercanías del Tribunal a diferencia de los jueces de la Cámara, de los seis jueces de los Tribunales y de los cuatro jueces de primera instancia que tienen sus reservas de estacionamiento cómodamente ubicadas en las inmediaciones del edificio.
Pero si ello ya causa escozor, es con una crítica mayúscula que se escucha la decisión adoptada por Schiffrin, quien en su carácter de presidente de la Cámara Federal le otorgó un lugar de privilegio en la misma vereda del edificio a la joven Merceditas, su querida y aniñada hija, quien con sus cortos 33 años ha comenzado a trabajar con un ingreso ciertamente irregular que mereció la denuncia de los representantes gremiales por saltear el compromiso asumido por el Consejo de la Magistratura con el sindicato de nombrar en primer término a todos los meritorios que prestan sus servicios incondicionalmente desde hace años sin percibir remuneración ni beneficio alguno. Amagues de jubilación. Una forma de protegerse de las innumerables denuncias recibidas por el juez Schiffrin por su inactividad laboral resulta ser la promesa de acogerse a los beneficios de la jubilación. Así, cuando el consejero Carlos Kunkel ingresó hace dos años a su actual cargo de contralor de la actividad de los magistrados federales, ante la cantidad de denuncias por la anómala actividad de Schiffrin encontró rápidamente la suavidad de las palabras de éste, que a título de excusa decía a quienes querían escucharlo que a fines de aquel año se jubilaba. Resultaba entonces una pretensión de perdón por la falta de entusiasmo laboral.
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