La Nueva Provincia - 31-Oct-08 - Opinión
Por qué asesinaron a Rucci
Tengo la satisfacción de haber integrado el consejo directivo de la CGT nacional en el período 1970/72, junto a José Ignacio Rucci, y pude comprobar su hombría de bien, su preocupación por los trabajadores y su lealtad incondicional a Perón. Por ello, no voy a dejar pasar las palabras de un personaje como Hebe de Bonafini, que tuvo la poca vergüenza de insultar al Papa y ahora manifiesta que Rucci fue un asesino. Asesinos fueron los guerrilleros, que mataron por la espalda, sin piedad, a personas inocentes. Qué culpa tenían la hija de Lambruschini, la hija de Viola, soldados conscriptos que estaban cumpliendo con la Patria porque así lo decía nuestra Constitución, que también tenían madres; aclaro esto porque, hoy, parece que madres como justicia hay de un solo lado. Rucci había dicho "sé que me van a matar, espero que lo hagan de frente, para verles las caras", pero lo asesinaron por la espalda, porque para hacerlo de frente había que tener firmeza. Por la preocupación por los trabajadores y para conocer la realidad en todos los lugares del país, realizábamos plenarios públicos. Así, visitamos Mendoza, San Juan, Paraná, Salta, Tucumán, Rosario, etc. En Tucumán, las bandas guerrilleras estaban muy activas y, en Rosario, la presencia de los gremios cordobeses de ultraizquierda, como SITRAC y SITRAM, hacían peligrosa la visita, pero ello a Rucci nunca lo preocupó. En el año 1971, concurrimos a la asamblea anual de la OIT en Ginebra. Hicimos escala en Madrid, donde nos reunimos con el general Perón en dos oportunidades, una en la quinta 17 de Octubre, durante dos horas, y otra, invitados por Perón, almorzamos en un restaurante de Puerta de Hierro. Pude comprobar el aprecio que el general sentía por Rucci, confirmado por recientes palabras del montonero Roberto Perdía, que acaba de decir: "Después de la muerte de Rucci, Perón nos declaró la guerra". También lo que opinaba de los Montoneros; refiriéndose a estos, dijo: "Los muchachos dicen que quieren construir la patria socialista, cuando siempre he dicho que nuestro movimiento es de tercera posición, así que si quieren hacerlo que lo hagan, pero que se saquen la camiseta peronista y se pongan la que más les guste". Estas palabras las reiteraría ya en la Argentina, cuando recibió a un grupo de diputados denominados "La Tendencia", a quienes les dijo lo mismo, agregando: "Total, nosotros, por perder unos votos, no nos vamos a hacer problema". Luego, los echó de Plaza de Mayo; ante esa situación, crearon el eslogan: "Si Evita viviera, sería montonera", pero, en realidad, si Evita hubiese vivido los habría despreciado como los despreció el pueblo. A Rucci lo asesinaron por ser leal; los asesinos que pretendían usar a Perón y copar el movimiento veían, en esa lealtad, un escollo que había que eliminar. Hoy, se piden juicios y más juicios, pero todos miran hacia un lado, mientras esos mismos, como Hebe de Bonafini, se ponen nerviosos porque Moyano y los familiares de Rucci desean saber quiénes fueron los asesinos, lo que no sería difícil, porque, ensoberbecidos de poder, algunos, como Bonasso, se han referido al tema. El mismo Bonasso que, en su libro El diario de un clandestino , dice de la amistad del montonero Verbitsky con Montesino, quien se encuentra condenado en Perú a prisión perpetua, por ser uno de los mayores corruptos de América Latina. Podría agregar mucho más de esta historia que viví tan de cerca, pero no quiero abusar de la consideración y paciencia de los lectores. Además, ya alguno dirá que soy un "facho" represor, pero me adelanto a decirles a los que así pueden pensar que enfrenté a la dictadura y tengo pruebas de ello, mientras algunos que hoy cacarean huyeron como gallinas, otros se llenaron de dinero sin saberse cómo, o bien se quedaron calladitos y salieron a gritar cuando vino la democracia, por la que mártires como José Ignacio Rucci dejaron la vida, ya que luchó contra la dictadura de derecha representada por Onganía y Levingston, como la de la izquierda de Santucho, Firmenich, Perdía, etc.
José O. Sabatini
Bahía Blanca
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