Se observa una foto del Padre Mujica (*) vestido de gorila, detrás de una reja y a continuación el siguiente texto:
“Dos mil años de política terrena ha enseñado mucho a la Iglesia Católica que es la negación del democratismo interno, sin embargo, comprendió hace muchos siglos, las ventajas de tolerar las distintas corrientes que se forman en su seno. A un ala conservadora y retrógrada se opone siempre un ala liberal progresista. Una jerarquía pro-oligárquica, convive con sacerdotes del pueblo. Están los curas humildes y silenciosos, y están las estrellas publicitadas. A esta última especie pertenece CARLOS MUJICA, super star.
El padre Carlos (como lo conocen las feligresas de su antigua parroquia de Santa Elena), por el cura Mugica ( como le dicen en los ambientes políticos) o Carlitos( como lo llaman los vecinos de Copérnico y Gelly Obbes, (corazón del Barrio Norte), siempre ha sido un movimientista nato. Como queriendo resumir en su persona todas las corrientes internas de la Iglesia, trata de ser al mismo tiempo un conservador-progresista, un oligarca popular, un cura humilde y bien publicitado, un revolucionario y defensor del sistema. Y así le va con el resultado.
Eduardo Luis Duhalde y Ortega Peña
Lo dicho no es una acusación gratuita. Con su defensa apasionada del celibato eclesiástico y del acatamiento sin protestas a la jerarquía, es tolerado por los pre-conciliares, como "un muchacho rescatable".
Su pertenencia al Movimiento de Sacerdotes para el Tercer Mundo, lo refiere a los sectores de avanzada. Su habitat en el Barrio Norte y sus amistades le permite no romper los lazos creados en su carácter de Mugica Echagüe. Su labor religiosa en la Villa Comunicaciones lo emparenta con el pueblo. Su condición de colaborador de Bernardo Neustard en la revista Extra, le abre las puertas de la contrarrevolución, avalado por su círculo de relaciones (aunque a pedidos de alguno amigos como Hermes Quijada). Todo mezclado como en el poema de Guillén.
LA BIBLIA Y EL CALEFON, diría Discepolo. Ayer misa por Carlos Ramus, luego responso a Bianculli, guardaespaldas de la UOM, y hoy un oficio religioso para Isabelita (siempre queda la excusa que la religión no hace distingos políticos, como si él fuera el único cura de la aldea).
Como si fuera un corcho, siempre flotando aunque cambie la corriente. Montonereando en el pasado reciente, lopezrregueando sin empacho después del 20 de junio, Carlitos Mugíca, cruzado de oportunismo, ha devenido en:"¡Depurador ideológico!".
Desde páginas de" MAYORIA", órgano de los ultramontanos Jacovella, con el mismo desparpajo con que escribía en "Cristianismo y Revolución", pontifica sobre la "Alienación ideologista" de nuestra juventud. Con citas a Pascal y del burócrata Zorrila, rebate en cuatro líneas a todo pensamiento revolucionario y termina preconizando "LA RECONSTRUCCIÓN MORAL DEL HOMBRE ARGENTINO".
Y si esto fuera poco, tiene la osadía de negar el aporte de la juventud que desde hace muchos años riega a diario con su sangre el suelo de nuestra Patria dándole el siguiente consejo de pavo infatuado : "que renuncie a buscar la revolución en los libros (y ascienda al pueblo asumiendo sus problemas reales" (Mayoría, 19-III-1974).
Por todo lo expuesto quede Carlos Mujica preso en la cárcel del pueblo, aunque se quede sin asistir al casamiento de la hija de Llambí con Sergio Patrón URIBURU.”
REVISTA "MILITANCIA" Nº 31
Dirigida por Rodolfo Ortega Peña y Eduardo Luis Duhalde (ascendido a juez y camarista durante el menemismo y actual Secretario de Derechos Humanos de la Nación).
EL ASESINATO DEL CURA MUJICA
“Muchos militantes que sobrevivieron a aquello han atestiguado, además, que varios de los atentados contra sedes de agrupaciones adictas a la "M" fueron en verdad autoatentados cuyo propósito tendía a que no se alentaran esperanzas de un arreglo negociado "en" el peronismo. El mayor montonero Antonio Nelson Latorre, que se jactó en la ESMA de haber sido quien abatió al capitán Roberto Máximo Chavarri en Ezeiza (y no Horacio "Beto" Simona), afirmaba muy suelto de cuerpo que fueron montoneras las balas que desplomaron al padre Mujica en la noche del sábado 10 de mayo de 1974 a la salida de la capilla de San Francisco Solano.(1) Según él, el hecho se había justificado por la conducta que tuvo en el último tiempo quien fuera fundador del Movimiento de Sacerdotes para el Tercer Mundo en la Argentina; se la evaluaba como próxima a López Rega, lo que podía despertar ilusiones contrarias a la política de ruptura con el justicialismo. Algo puede haber habido: en contraste con el resto de la prensa, el diario Noticias minimizó la cobertura del asesinato. Ante la protesta de lectores y de algunos redactores Firmenich publicó cuatro notas apologéticas de Mujica que, de ser cierto lo de la autoría de su muerte, eleva a la esquizofrenia la hipocresía de la Conducción Nacional (CN). Sobre todo de Firmenich, que eligió a Mujica para bendecir la ceremonia de su casamiento.
¿Qué podía negociar Mujica con el "Brujo" a quien recurría por sus villeros? ¿"Galvanizaban la fuerza propia", matándolo?
Quizá los Montoneros creían impedir cualquier entendimiento dentro del peronismo.”
Texto del libro de Juan Gasparini: “Montoneros: final de cuentas”. Puntosur Editores. 1988, página 85 y siguiente.
El autor compartió prisión en la ESMA con el llamado “Pelado Diego” oficial montonero captado por los marinos
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