viernes, 24 de octubre de 2008

En Argentina, la ley de la vida...es la ley de la muerte



Nací en otra Argentina: ésa que habían hecho, de la nada, mis abuelos.

En esa Argentina, el nacimiento de un bebé era un día de fiesta que esperaba la familia reunida.

Los chicos jugábamos en la vereda con amigos. Nos reuníamos con la "barra" en la plaza, que era el patio de todos.

Íbamos a bailar hasta la madrugada, y acompañábamos a las chicas a sus casas.

En aquella Argentina no era vergüenza ser pobre, la vergüenza era ser ladrón.



En aquella Argentina, esforzarse valía la pena, porque nadie venía con un 22 corto a pegarnos un tiro por un par de zapatillas, y a llevarse con ese tiro a sangre fría, 20 años de esfuerzo y de sacrificio.

Y si a alguien se le ocurría matar, le daban prisión perpetua. Y perpetua era perpetua…y no, apenas 25 años.

En aquella Argentina, cuando alguien decía “es la ley de la vida”, quería decir: Los padres deberían morir primero.

Ahora llegaron mis hijos. Pero llegaron a otra Argentina, que es también, cómo negarlo, la que he estado haciendo yo. O lo que es peor: la que yo he estado dejando hacer.

Los chicos ya no juegan en la vereda. O los roban...o los matan.

Las patotas y los vendedores de "merca" se adueñaron de las plazas.

A los chicos los fueron cercando con las drogas, que en Argentina circulan con impunidad y profusión.

Y comenzaron a salir con miedo, porque todos los días les matan algún amigo por un par de zapatillas. O porque sí.

Y nadie va preso.

Porque NO.




En esta Argentina, la vergüenza es ser pobre…y ya no es vergüenza ser ladrón.

En algunos años más, intentarán llegar los hijos de mis hijos. Mis nietos.


E intentarán llegar a un país que se ha ensañado como nunca con los chicos.

Y tendrán que pelear ellos, en esta Argentina que hemos hecho y que hemos dejado hacer…deberán pelear hasta para poder nacer.

Porque en esta nueva Argentina… los chicos ya no tienen ni el derecho a Nacer.

Así lo han decidido unos señores que juegan a ser dioses desde un escritorio.

Este nace…aquél no. ¿Porqué?... porque lo digo yo: Mátese. Publíquese. Archívese.

Ahora, cuando alguien en Argentina diga: “es la ley de la vida”, querrá decir: “aquí, para tranquilidad de los padres o por dejadez, matamos a los chicos”.

En la Argentina de hoy, "la ley de la vida" es la ley de la muerte.

¡Y yo que pensé que no se podía estar peor!

Horacio Palma

1 comentario:

Claudio Carraud dijo...

Cuantas verdades!!. Muy bueno.
un abrazo