miércoles, 8 de octubre de 2008

Así mataban los Montoneros - testimonio de Inés Amelong en Plaza San Martín

4 de junio de 1975:

"Yo estoy aquí por ser, con mi padre, víctimas de la organización terrorista Montoneros, que actuaba con decidido empeño de sembrar el terror y causar el caos en nuestro país.

Papá trabajaba en ACINDAR ,era Ingeniero Químico, y era respetado y valorado tanto por sus superiores y colegas como por sus subalternos.

Era una persona destacada en diversos ámbitos:

Tenía 52 años, y con mi mamá de 49, formaron una familia numerosa de 10 hijos, y se ocuparon de darnos una esmerada educación , tutelados por su cariño. También era un buen deportista con méritos locales y en el extranjero.

Católico práctico en cuanto a su piedad, formación, y participación activa especialmente en la Pquia. San Pablo de Villa Constitución; también en el modo de vivir su profesión, amistades, tiempos libres y al educarnos a sus hijos en TODOS los valores cristianos.

Y por eso lo mataron, por la simple razón de ser católico, y llevar esa fe a su lugar y ámbito de trabajo, además de haberlo hecho en su familia.

En una ocación lo tuvieron secuestrado en la fábrica, junto a otros gerentes, en un sótano y rodeados de tanques de combustible, sus secuestradores los dejaban salir cuando llegaba a reemplazarle el gerente que quedaría secuestrado en su lugar; reemplazos que se repitieron varias veces. Era uno de los modos en que los terroristas que decían luchar por la Patria libre trataban a los trabajadores, de cualquier jerarquía que éstos fueran.

Junio de 1975. Gobierno democrático de la viuda del Gral. Perón. Corrían días violentos, y lo mismo que otros jefes de ACINDAR, Papá había sido amenazado, secuestrado y maltratado.

Como todos los días, iba a fábrica y me dejaba antes a mí en la Facultad. Hacía unos minutos que habíamos salido cuando nos detuvimos en un semáforo; como tantas veces, estaba explicándome unos ejercicios matemáticos que yo escribía.

De pronto, disparos, muchos ruidos, el parabrisas roto impide ver, Papá cae sobre mi falda y me dice que volverán. Yo rezo Padrenuestros y Avemarías... alguien se acerca por su ventana, más y más tiros, a Papá en la cabeza, a mí me hirieron gravemente... yo rezaba.

Como Dios nunca nos abandona: se acercaron dos vecinos que pasaban por allí, y ante el horror de lo que veían, me ofrecieron su ayuda ¿ Qué más podía ya perder ? acepté, me llevaron al Hospital donde llegué sin pulso, al borde de la muerte ... pero Dios me conservó la vida ...a través de estas buenas personas, los cirujanos, y mi familia que tanto me ayudó a evitar la muerte que tan de cerca me acechó ...

Les estaré eternamente agradecida.

Yo, su 5ª hija, con 18 años, había estado junto a él en el momento más feo de nuestras vidas.

Él se fue al cielo. Y nosotros, mi hermana mayor tenía 24 años y la menor 9: nos quedamos con su ausencia, con el corazón destrozado.

Pronto supimos que la Agrupación Político Militar Montoneros se proclamaba autora de este hecho que reivindicaba. ¡ Qué valientes, atacar a un hombre y a su hija ¡desarmados!
A un hombre que había dicho que si esto pasaba, porque pasaba todos los días:
¡ perdonaba a sus asesinos !

Desde ese momento y siempre, guiados por la enseñanza y el ejemplo de Mamá nosotros hemos perdonado y rezado por aquellas personas que nos atacaron.
¡ Muchísimos fueron los testigos que pudieron comprobarlo durante el mismo sepelio de Papá, y en todos éstos años !
También rezamos por tantos otros que en aquel terrible momento y después se solidarizaron con nosotros, que de un momento a otro, nos convertimos en muy necesitados.
No logro salir de mi asombro al notar que hoy día, personas de mi edad que vivieron hechos tan horrendos como éste, y muchos otros que se sucedían continuamente puedan pensar que los guerrilleros fueron chicos buenos, que perseguían algún fin noble...

¿ Qué fin noble puede buscarse sembrando el terror, con insaciables ansias de poder, produciendo siempre el odio, alistando en sus filas a jóvenes , muchos de ellos sí con ideales nobles para convertirlos en confundidos homicidas ?

Si ellos, o quienes hipócritamente reivindican sus cobardes “luchas”, son gente buena y de valiosos principios:

¿ Porqué hoy alientan un reabrir lastimaduras nacionales, alterando groseramente la historia de lo ocurrido en nuestra doliente Argentinas ?

¿ Porqué en todos estos se han dedicado a echar sal en las heridas que ellos mismos abrieron, aunque hayan existido errores y horrores posteriores de parte de las autoridades de facto que las combatieron ?

¿ No sería mejor, en lugar de revolcarnos en pozos ciegos llenos de podredumbre, desenterrando odios que no tienen sentido... tratar de construir nuestra querida Argentina, uniendo esfuerzos para desarrollar pujantes empresas, institutos educativos exigentes donde se cultiven personas con ponderados valores humanos; fomentar la comprensión, la paciencia, el servicio, la humildad, para que nuestras familias vivan unidas y así los hijos de esta querida Argentina sean hombres y mujeres íntegros, que la conduzcan con sabiduría, generosidad y valentía para que al actuar según sus principios lo hagan para el bien de todos los ciudadanos de buena voluntad ?

¿ No debiera ser deseable la verdadera Concordia de los argentinos ?


Las Víctimas del Terrorismo no queremos más que esta historia sea silenciada; nuestros padres, maridos, hermanos y amigos tienen su lugar en la historia pero hay algunos que so lo niegan desde hace unos 30 a 40 años.

No queremos revancha, no queremos que las heridas que arrastramos en nuestros cuerpos y en nuestras almas desde hace tanto tiempo y por eso somos los que verdaderamente saben lo difícil que es convivir con ellas, se perpetúen en nuestra sociedad y sean heredadas por las futuras generaciones.

No obstante, demasiados jueces federales nos impiden nuestros derechos a la Verdad, a la Justicia y a la Reparación.

Esperemos que estos “nuevos” aires de verdad que están soplando desde hace poco con el aval de todos los trabajadores argentinos representados en la indiscutible figura de José Ignacio Rucci, le permitan a la sociedad civil y a los dirigentes reconocer la verdadera historia que sufrimos los argentinos en que el terrorismo nos atacó tan sangrientamente.


Aquel 4 de junio de 1975, con mi carpeta yo llevaba una cartera que contenía un rosario y un pequeño-gran libro de espiritualidad. Dios quiso que una de las balas quedara milagrosamente detenida entre sus hojas.

En una de ellas dice: “Hacer crítica, destruir, no es difícil: el último peón de albañilería sabe hincar su herramienta en la piedra noble y bella de una catedral. Construir: ésta es la labor que requiere maestros.”

Nuestra Patria es en su mayoría católica.

Para aprender a vivir en la Paz que nos merecemos, podríamos tomar ejemplo de S.S. Juan Pablo II, que nos ha dejado innumerables ejemplos para una buena convivencia entre los hombres:”


A todos, muchísimas gracias.


Inés Amelong



Así mataban los Montoneros...


El ingeniero Raúl Amelong llevaba a su hija a la facultad…como casi siempre.
Era Junio. Era 4. Y corría el año 1.975.
Presidía la Argentina la viuda de Perón.
Raúl Amelong trabajaba en Acindar, tenía 10 hijos y junto a él viaja Inés, su hija de 18 años.
Un semáforo en rojo. Amelong que frena. Inés que repasa con su padre unos ejercicios de matemática…y la tragedia que se desata. Una explosión tras otra. Vidrios rotos, sangre a borbotones. Gritos desesperados. Raúl Amelong que cae sobre su hija. Inés que reza. Silencio. “van a volver…” suspira y avisa Raúl Amelong en agonía.
Siempre volvían. Había que rematar al moribundo. Así era la “valentía” cobarde del terrorismo en Argentina.
Inés entonces reza con más fuerza. También está herida de muerte, pero no es aún su hora. Se salva de milagro. Así lo dispuso Dios.
Otro poco de silencio. Y otra vez la locura. El último puñado de tiros en la cabeza de su padre moribundo. El remate. El sello terrorista. El broche final de la locura asesina.
¿El gobierno?: Democrático.
¿Las víctimas?: Civiles. Un padre y su hija.
El odio del terrorismo, y su plan sistemático para acorralar de miedo a la sociedad.
Ese 4 de junio de 1.975…los Montoneros dejaban en claro el mensaje de guerra: Contra la democracia, y contra la población civil sin distingos.
Asesinar. Caiga quien caiga y muera quién muera.

Este lunes 6, en la Plaza San Martín de la Ciudad de Buenos Aires a las seis y media de la tarde, Inés dió su testimonio de Víctima…y cuando lo escuchamos entonces comprendimos todos un poco mejor los caminos complejos de Dios.

Con su valiente testimonio, se nos reveló con claridad aquel milagro. El porqué ese 4 de junio de 1.975, Dios dispuso que no era aún, la hora de Inés Amelong…


Horacio R. Palma

13 comentarios:

Anónimo dijo...
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Leonor Uteda dijo...
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Anónimo dijo...
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Anónimo dijo...
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Anónimo dijo...
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Anónimo dijo...
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Anónimo dijo...
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Eugenio dijo...
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BubuVuitton dijo...
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Diego Pèrez dijo...
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Silvia Ojeda dijo...
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Unknown dijo...

Conocí a la familia Amelong, de Fisherton, mi barrio. Excelente, llena de valores, un ejemplo de vida. Viví esos años de sangre y odio, por eso nunca compartí la visión sesgada de la juventud idealista de los '70. Yo también era joven en esos años, soy testigo directo, no me la contaron. Eran asesinos autoritarios, semillas del ISIS actual, igual de violentos y amorales. No justifica la irracionalidad militar posterior, pero me gustaría escuchar una versión justa y equidistante de esos años. Sin eso, es impensable reconstruir un país comun, que nos contenga a todos.

Unknown dijo...

Que gusto leer los comentarios de tanta gente que sigue pensando en positivo.
Dios nos guíe hacia la verdadera paz y el bien común