CAVANDO SUS PROPIAS FOSAS...

Ureta Saenz Peña: En los 80 se solidarazaba con las Fuerzas Armadas...hoy, como "chancho" con Montoneros

¿El escrache de la "abundancia"?

Al ex ministro de Economía Martín Lousteau, el pasado sábado a la noche, mientras visitaba un restaurante ubicado detrás de la Plaza de la Concorde, en París, un grupo de argentinos le arruinó la cena. Lousteau, su novia y otra joven llegaron al restaurante italiano acompañados por el embajador argentino en la capital francesa, Luis Ureta Sáenz Peña, y su esposa, Inés, para comer en grupo.

Se instalaron en una mesa reservada de antemano con vista a la ventana el 7 de junio. El auto diplomático de la Embajada los había dejado en la puerta.

Un mozo se acercó con el menú cuando un grupo de argentinos, sentados a una mesa cercana -algunos residentes en París y otros de ellos recién llegados desde Buenos Aires para asistir al torneo de tenis de Roland Garros- reconoció al ex funcionario del gobierno de Cristina Kirchner. Los gritos fueron con acento correntino: "Ladrón, sinvergüenza. Andate de acá, chorro", fueron los primeros insultos. Todo el restaurante se paralizó y sólo se escuchaban los gritos en español.

"Están destruyendo el país, hijos de puta. No lo dejen entrar", gritaba otro de los asistentes. "Que se vayan de acá", pedían los argentinos del piquete gastronómico.Atónito, el maitre se acercó a la mesa de los que gritaban para saber qué pasaba. Los argentinos le explicaron su versión de la historia: las retenciones, el paro agrario de tres meses, la negativa del Gobierno a dialogar con el campo y cuál había sido la función del ahora ex ministro Lousteau en el conflicto.Todos los comensales en el restaurante seguían el incidente con curiosidad y preguntándose unos a otros qué pasaba. El maitre se acercó a la mesa donde estaban el ex ministro y el embajador argentino y les pidió que se retiraran. Todavía no habían ordenado su comida. El grupo de Lousteau -incluido el embajador- se levantó y se fue. Los argentinos de la protesta se quedaron en sus mesas y explicaron a todo el que quiso saber por qué habían interrumpido a los gritos la calma y la elegancia del restaurante.

Hace uno días, también Karina Rabollini tuvo que abandonar a las corridas el avión sanitario de la Provincia de Buenos Aires, que su marido Daniel Scioli, gobernador, le había facilitado para que vaya hasta Elortondo, su ciudad natal, para realizar un documental sobre "su vida"¿?...es que un grupo de chacareros en paro, se abalanzaron sobre el avión del Estado y le pegaron calcomanías alusivas y le arrojaron huevazos.

Un párrafo aparte merece el actual embajador argentino en Francia. Luis Ureta Saez Peña, fue presidente de Peugeot Citroen Argentina, empresa que proveyó todos los vehículos oficiales a los Kirchner. Desde allí, directamente hacia la embajada en Francia. Lo extraño de este buen lobbysta, es que, siendo funcionario de una presidentA que llora en público por las "víctimas" de la guerra civil que luchó la Argentina en los 70, en 1980, Luis Ureta Saenz Peña fue uno de los 5.000 argentinos destacados que firmaron una solicitada apoyando todo lo actuado por el Gobierno Militar.

La Revista B1 nos recuerda que en aquél entonces, Horacio Verbistky (quien trabajó para la Fuerza Aérea en los 70, mientras militaba en Montoneros...ahora uno se explica porqué sobrevivió) impulsó sin éxito, un recurso ante la Corte Suprema de la Nación para impedir la publicación de dicha solicitada.

¿Qué decía la solicitada que firmó el actual embajador argentino en Francia?...leed:

Reconocimiento y Solidaridad

Expresamos nuestro reconocimiento y solidaridad a la totalidad de las Fuerzas Armadas, de Seguridad y Policiales que defendieron a la Nación en la guerra desatada por la agresión subversiva y derrotaron a las organizaciones terroristas que pretendieron imponernos un régimen marxista.

Seguramente, el actual embajador argentino en Fracia, nunca imaginó el repentino setentismo de los Kircher...aunque, evidentemente, y como buen empresario argentino...sabe cómo "encantar" a los políticos de turno.

Con solo 6 meses de gobierno, los allegados al gobierno de Cristina, se ha ido cavando su propia fosa