lunes, 10 de marzo de 2008

La Plaza de Mayo es de todos...


Martes 11 de marzo – Plaza de Mayo – 18.30 hs.

Camino con ese apuro frenético que impone Buenos Aires. En esta ciudad, uno siempre anda con apuro, hasta cuando no está apurado.
Olazábal y Vuelta de Obligado. Belgrano. Es una mañana fresca, llego a la esquina…y me cruzo con una cara inconfundible. Cecilia Pando. Tan pequeña, pero tan grande.
A pesar de nuestros apuros urbanos, Cecilia y yo nos detenemos para el saludo. Tal vez sean nuestras raíces provincianas las que nos obligan las palabras y los minutos de charla en medio del loquero de esta ciudad.
Recuerdo que Cecilia Pando fue una de las primeras personas que me enseñó, con el ejemplo, que no es vergüenza decir en voz alta. Antes de ella, contar la memoria completa era mala palabra. Después de ella, a todos nos resulta más fácil.
Es lunes, es temprano, Cecilia tiene una familia numerosa, chicos en edad escolar, y los apremios comunes de la clase media. Es decir, mil obligaciones más… que el promedio de todos nosotros. Pero… ¿adivinen qué estaba haciendo Cecilia el lunes temprano?... haciendo trámites para las visitas en el Penal de Marcos Paz. Y digo Marcos Paz, y todos sabemos que hablo del hoyo elegido por la justicia montonera, para arrojar a los soldados que los vencieron en la guerra de los 70.
Conste que Cecilia no tiene parientes detenidos. Pero ella se pone la causa al hombro. Y ahí va…y arremete…y se mete…y no tiene vergüenza y le sobra valor. Y ahí va…y arremete…y se mete…y no tiene vergüenza…pero cuando mira hacia atrás. Está casi sola. Pero ella va. Y en esta mañana en que me la cruzo me habla de los detenidos injustamente, y de sus esposas sufrientes, y de los hijos acongojados, y de las madres doloridas hasta los huesos. Y habla como si le doliera a ella. Y se nota que es así.
Y Cecilia está hoy acá, en una esquina de Belgrano. Pero mañana está en Plaza de Mayo y después en Marcos Paz y antes en Corrientes. Y otro día, en Rosario.
El empeño y la fuerza de esta enorme mujer chiquita, nos hace chiquitos a todos nosotros, que corporalmente, somos mucho más grandes.
Piénselo, por personas como Cecilia, lo que antes era “una locura”, ahora es una obligación moral. Entonces, si este martes en Plaza de Mayo, Cecilia mira hacia atrás y nosotros no estamos, entonces nosotros, los grandotes que hablamos mucho pero hacemos poco, tendremos que cerrar la boca para siempre, ante la pequeñez enorme de Cecilia Pando.


Horacio Ricardo Palma

1 comentario:

Anónimo dijo...

No bajen los brazos...por la verdad...esa maldita verdad...de nuestro pasado recientes...que es pasado y que nuestros gobernantes de turno se empeñan en remover a cada instante.
Solo espero que por estos gobernantes mal nacidos, tengamos que vivir los argentinos del presente sus consecuencias o algo parecido. Todavia puede ested señora presidente cambiar el presente, desterrando el pasado para siempre........asi lo hizo ITALIA,ESPAÑA Y LA ALEMANIA y hoy son grandes paises porque apostaron al futuro, y el pasado lo dejaron para los historiadores. y no crea que son mas inteligentes que usted o que todos los argentinos juntos................simplemente apostaron al futuro, y como el ave fenix...se levantaron de las cenizas.
Aprovechemos nosotros que nunca llegamos a ser cenizas. No deje pasar esta oportunidad historica Sra Presidenta... Usted tambien es argentina.