sábado, 4 de agosto de 2007

LA "GESTAPO" EN EL SENADO

“Hemos logrado reinstalar el sistema constitucional democrático de la República Argentina”, dijo Cristina Fernández de Kirchner en su paso por México…el Senador lee la noticia y sonríe. Es que el Senador, como él dice “está de vuelta”.
“Tengo más de 70 años, mi mandato termina pronto, y la verdad es que he vivido tantas cosas en ésta Argentina, que ya nada me sorprende”. Comenta en el asado el Senador.
Yo he crecido en democracia, y a decir verdad, las cosas que a él no lo sorprenden, a mí me asustan.
El Senador sonríe ante la noticia, pues dice que “hay una especie de GESTAPO en el Senado. Es muy común tener que dar aviso cuando uno se retira de su despacho, que es muy común que entonces, personal de “seguridad” requise por las noches los despachos, que es muy común encontrar las puertas de los despachos precintados por la mañana, y que es muy común que haya que dar aviso a la “GESTAPO”, antes de siquiera intentar romper los precintos. Es un ambiente común”, repite con acento campechano el Senador… “y nunca en los tantos años que llevo en la política, nunca antes viví algo igual. Una noche, volvía yo tarde del Senado caminando hacia mi departamento. Dos gorilas me seguían de cerca. Los traía casi pisándome los talones. Pensé que me iban a robar. Apuré el paso para llegar a mi edificio, que tiene seguridad…y cuándo estaba poniendo la llave en la puerta, uno de los matones saludó: que tenga buenas noches…Senador. Este gobierno ha hecho normal estas cosas, increíbles en una democracia”.
Y otras cosas por el estilo cuenta el Senador en el almuerzo… y a los que no “estamos de vuelta”, insisto, nos asusta. Porque este matrimonio presidencial seguirá, casi monárquicamente enquistado en el poder. Acompañado con este séquito de autoritarios disfrazados de democráticos.
Los viejos argentinos, como el Senador que cuenta estas cosas hasta con cierta resignación, tal vez se conformen con el “estoy de vuelta”.
Pero los que nos negamos a que nos roben la República y a que nos mientan democracia, tenemos la obligación de no acostumbrarnos a estas cosas. De protestar. De participar. De hacernos “ciudadanos”.
Y de no callar lo que otros sí callan, vaya a saber por qué.

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