Cara triste.
Porque la vida es injusta y a mí me gusta quejarme de las injusticias de la
vida: no pude ir a verla. Snif. Cara triste con lágrima.
Un amigo para
colmo me cuenta que fue genial. El, como yo... somos nostálgicos sin remedio.
A mí la música
me cura tanto como la sonrisa. Antes, ahora… y supongo que siempre.
A veces pienso
que el dinero sí da cosas parecidas a la felicidad. Pero luego veo alguien
durmiendo en la calle, y ya no me quejo ni envidio ni reniego de lo que podría
haber sido y no es.
Somos nosotros y
las circunstancias nuestras de cada día de la vida.
Lo acepto con
una sonrisa que se parece mucho a la resignación, pero no lo es.
Mi amigo me
cuenta que se curó de todo en esas dos horas de nostalgia. La dulce voz de la
rubia debilidad, hoy con 67 años, le hizo olvidar el mundo.
Y comprobar que
esos ojos celestes que en los 70 veíamos solo en tapas de discos y en las
enormes pantallas del cine del pueblo...existen y brillan… le devolvió vida a
los años gastados y le descubrió lágrimas dulces que había olvidado.
No es solo la
música, ni el color de una voz, ni los recuerdos de aquellos años de aquellas
nuestras canciones, ni el cobrar vida la cara del póster que colgaba en la
pared de nuestro cuarto de adolescentes… es todo eso conjugado lo que produce
algo muy parecido a la magia. Y lo es.
Los nostálgicos
sin remedio lo entendemos sin palabras…Magic!
Gracias Olivia
Newton-John por la música.
Carita feliz… y punto.Horacio Ricardo Palma
Escribidor contumaz...
1 comentario:
COMO NO TE VOY A ENTENDER, EN LA NOSTALGIA, Y EN LA TRISTE REALIDAD DE LOS QUE CARECEN DE TODO, IMPOSIBLE NO ENTENDER.
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