Voy a desandar el extenso camino a lo largo de la Avenida Néstor hasta llegar a la plaza Néstor. Voy a cruzar el puente Néstor hacia el Centro Cultural Néstor…. Allí, leeré bajo las luces que genera la Central Néstor las cartas que me llegaron con estampillas de Néstor…voy a cerrar los ojos y pensar la estatua de Néstor que está en el fondo de la plazoleta Néstor… voy a respirar hondo, orgulloso diré que yo… he tenido la suerte de haber sido testigo de esos pocos años. Orgulloso contaré mi suerte: estuve en el momento justo y en el lugar indicado para conocer a ese Néstor omnipresente en el recuerdo de la patria.
Porque la Patria no es el otro… la patria es Néstor, obvio… aunque alguno me quiera convencer de que la Patria es eso maravilloso que tapan las heces malolientes del recuerdo omnipresente de los tiranos que nos creen pelotudos.
Horacio R. Palma
Escribidor contumaz...
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