viernes, 5 de diciembre de 2014

Juan A. Barrios... así mataba el Terrorismo en Argentina



Clotildo Isaac Barrios es el padre de Juan Eduardo Barrios. Apuesto a que usted no los conoce. Clotildo Barrios, cuenta su tragedia… una entre otras miles de tragedias argentinas
Su hijo, Juan Eduardo Barrios, a los 3 años de edad fue asesinado por miembros de la agrupación terrorista Montoneros. Ocurrió un 6 de diciembre de 1977. Ese día, cerca del mediodía, Rubén Mórtola (el vasco), y su esposa, Estela Inés Oesterheld (marcela), llegaron hasta el Banco Provincia de Monte Chingolo a ejecutar a un policía: Herculiano Ojeda. Pasan con el auto frente al banco, balean a Ojeda, que queda agonizando en la vereda. Rubén Mórtola detiene el auto. Estela Oesterheld baja con una bolsa con nafta. Rocía con nafta a Ojeda, que agoniza en la vereda, y lo quema vivo. Estela Inés Oesterheld tiene 25 años y es hija del creador de El Eternauta, sube al auto, pero antes de darse a la fuga, su sangre asesina le empuja un zarpazo final. Saca la ametralladora por la ventanilla y tira una ráfaga furiosa de balas.
Juan Eduardo Barrios sale del banco con su mamá. Han ido a pagar la cuenta de luz, y caminan hacia el quiosco a comprar un helado. No llegan, porque una bala le atraviesa el intestino a Juan, y otras balas hieren a varias personas. Los médicos del hospital de Lanús fueron a buscar a la fábrica a Clotildo Barrios, por entonces, un joven operario metalúrgico… deben darle la noticia trágica: Han asesinado a su hijo de 3 años. Nunca los Barrios se sobrepusieron al dolor. Clotildo lo cuenta sin pompa esta noche en Buenos Aires, y las lágrimas le brotan a mares, y se hacen océano


“Ay!!” fue lo único dijo Juan Barrios en brazos de su mamá cuando una bala “revolucionaria” le perforó los intestinos. Juan Barrios nunca supo de revoluciones ni de terroristas… solo del amor de sus padres quefueron a pagar una cuenta al banco.
“Nunca nadie nos llamó”, susurra Clotildo Barrios entre lágrimas. “…a mí se fueron las ganas de todo. No quería levantarme a las 5 de la mañana para ir a trabajar, no le encontraba sentido a nada...” Todo esto dice Clotildo Barrios, de éste lado del océano y con la voz quebrada de dolor.
Rubén Mórtola y Estela Oesterheld cayeron en combate en 1.977. Sus cuerpos fueron entregados a sus familias, y Martín, el hijo de ambos, fue entregado a su abuela. Así y todo, sus nombres están en el Parque de la Memoria mintiéndolos desaparecidos, y homenajeando la barbarie asesina de ambos.
Clotildo Barrios, solo, sigue luchando contra esos enormes “molinos del miento”.
Cada vez que olvidamos a las Víctimas del terrorismo de Argentina… las volvemos a matar.

Horacio R. Palma
Escribidor contumaz...



Nota escrita por Clotildo Barrios para el Diario La Nación el 19 de diciembre de 2008

El dolor de las víctimas del terror
Clotildo Isaac Barrios

Para LA NACION

"EL 6 de diciembre de 1977 mi vida y la de mi familia cambiaron para siempre. Ese día me fui a trabajar, en la fábrica donde era obrero metalúrgico. Con muchas horas de esfuerzo, trataba de proveer a mi familia de una vida digna. No nos sobraba el dinero. Eramos muy jóvenes, teníamos un hijito chico y tratábamos de subsistir como podíamos.
Pero desde ese 6 de diciembre, tuvimos que luchar para sobrevivir y no caer en la locura. Ese día una pareja de terroristas montoneros asesinó a mi hijo, Juan Eduardo, de tres años.
Su vida, que fue corta, llena de recuerdos mis días hasta el presente. Todos los días recuerdo su manito agarrando la mía cuando me esperaba en la puerta de casa al regresar del trabajo. Sabía que le traía una golosina y me ilusionaba volver a casa para verlo. También recuerdo cuando estaba en el cajón mientras lo velábamos. Su cuerpito no hubiera debido estar ahí.
Vivir en aquella época era difícil. Todos en el barrio recordábamos los tiros del ataque al regimiento de Monte Chingolo, las bombas, los secuestros. Pero yo no tenía militancia política. Sólo me dedicaba a trabajar duro.
Acaban de cumplirse 32 años del asesinato de Juan Eduardo y todavía sigo esperando justicia. Todavía estoy esperando que el Estado se acuerde de que nosotros también somos ciudadanos con derechos humanos. Quise contar mi historia para que no sigamos siendo ignorados, para que no se nos sigan poniendo motes: somos personas inocentes que perdieron todo; en mi caso lo más valioso que tenía, que era mi hijo, por culpa de los terroristas.
Desde el Centro de Estudios Legales sobre el Terrorismo y sus Víctimas trabajamos por todos los que sufrieron el mismo dolor que yo. Queremos justicia, queremos saber quiénes fueron. No puedo seguir viendo la cara de mi hijito y saber que sus asesinos nunca pagaron su deuda con la sociedad.

Si alguien sufrió lo mismo que yo, o lo que los padres de los diez conscriptos asesinados en Formosa el 5 de octubre de 1975, o los hijos del sindicalista Kloosterman, o la viuda y los hijos del juez Quiroga, o los hijos del agente Yanotti, que vio cómo asesinaban a su padre en su propia casa, les pido que se sumen, que tratemos de que nuestro dolor sea la semilla de la justicia, verdad, reparación y paz que la Argentina necesita. "


El autor es miembro del Centro de Estudios Legales sobre el Terrorismo y sus Víctimas

1 comentario:

Jano dijo...

Gracias por recordar y por recordarnos la INJUSTICIA en la que vivimos.
No solo le hemos dado la espalda a las FFAA Argentinas, sino que estamos olvidando a las verdaderas víctimas.